Con una amplia trayectoria en medios de comunicación como Antena 3, TVE o Cuatro, actualmente trabaja en centros como la Universidad Loyola de Andalucía o la Universidad de Sevilla, aunque no olvida su tierra, de la que siempre recuerda su olor a mineral

Nacida en Minas de Riotinto, Ana López Sousa es una periodista nervense de 42 años que cuenta con una amplia y dilatada trayectoria profesional que inició en el mundo de la televisión nada más terminar la carrera. Entre otras cadenas, esta onubense ha trabajado en Antena 3, TVE, Cuatro, Telemadrid o Canal Sur, habiendo viviendo en Madrid, Málaga o Sevilla. Experiencias que, además, le llevó a realizar un Máster en Gestión de Medios Audiovisuales.

Una experiencia profesional a partir de la cual comenzó a sentir la necesidad de formarse en temas de gestión y liderazgo, dado que en Madrid estaba dirigiendo equipos creativos para diferentes programas de televisión. Fue así cómo se fue introduciendo en un campo tan amplio como el coaching y el entrenamiento de habilidades directivas, tanto a nivel individual como de grupos.

Esa formación adquirida le ha permitido, en la actualidad, ser docente de diferentes materias en el ámbito de la comunicación integral y estratégica de las empresas, impartiendo asignaturas como el marketing, el liderazgo o el trabajo en equipo, como “muestra de que mi marco de actuación siempre ha sido la comunicación, pero en un sentido muy amplio”, nos comenta Ana López.

Por todo ello, esta nervense, casada y con una niña, cuenta con un destacado perfil, que hemos querido conocer en profundidad, a través de esta entrevista concedida a Tinto Noticias -el periódico digital de la Cuenca Minera de Riotinto-.

Ana, ¿qué te encuentras realizando en la actualidad?

-En estos momentos, trabajo tanto en proyectos de comunicación y marketing, como en la formación en universidades y centros públicos y privados. Es una forma de unir mis dos grandes pasiones: la comunicación y el liderazgo a través del coaching. Contar con buenos líderes incide directamente en el resultado que obtienen las empresas. Una empresa o una organización donde se cuida a la persona en todas sus dimensiones está trabajando a favor su productividad. El trabajo con las personas universitarias nos permite transmitir todo ello a nos van a liderar en un futuro próximo. Es importante que tengan un entrenamiento más en el ser que en el hacer, que tengan más interés en la persona y ponga en valor el trabajar en equipo.

-¿En qué centros educativos estás trabajando?

– Estoy en centros públicos y privados. Soy profesora en la Universidad Loyola de Andalucía, donde además coordino los procesos de coaching de los alumnos y las alumnas de posgrado. En dicha universidad, Loyola Leadership School es pionera con una experiencia muy interesante denominada ‘Líderes para el mundo’, que está reconocida como Título Propio. El objetivo de esta propuesta es que los alumnos y las alumnas tomen conciencia de su enorme capacidad de influencia como futuros líderes y cuáles son los pasos a seguir para alcanzar las metas que se propongan. Además, cuentan con un acompañamiento de coaching individual que les permite un fuerte desarrollo a nivel personal y profesional. Un proyecto donde se pretende que de la mano de tus valores personales, seas capaz de diseñar la mejor versión de ti como profesional y como líder o lideresa del futuro. Al mismo tiempo, también participo en diferentes másteres de la Universidad de Sevilla. Fuera de la universidad, también me apasiona mi trabajo en las empresas porque percibes como el cambio de las personas durante la formación o los procesos de coaching ejecutivo, incide directamente en el cambio estratégico, en la mejora del clima laboral, en la mayor motivación de sus empleados y empleadas, etc.

-¿Por qué te decantaste por estudiar periodismo?

-Era la carrera más idónea para mi gran pasión que era y es comunicar. Me gustaba todo, desde opinar en la columna de un periódico, hacer televisión, la radio, las artes escénicas…, y cuando mezclas todo eso, la carrera más adecuada era la de periodismo o comunicación.

-¿Cuál es tu balance de todos estos años?

-Cuando miro atrás, mi balance es muy satisfactorio por todo lo que he ido buscando intuitivamente en mi vida. Y no lo pongo en una dimensión irracional, ya que la intuición forma parte de nuestra capacidad mental para tomar decisiones. En todos estos años he tomado aquellos caminos que, intuitivamente, deseaba de corazón. A veces, he trabajado en objetivos cuya realidad deseada o a alcanzar todavía no existía como tal. Quizás porque sea una persona visionara he buscado determinados proyectos. Y todo ello, apoyada en los valores que me han inculcado mis padres de libertad y coherencia, y, por supuesto de no tener miedo a los cambios si eso cambios te aportan equilibrio y felicidad. Siempre me he sentido libre para tomar decisiones y seguir los dictados de mi brújula interna.
Mirando atrás, veo que todos los caminos que he seguido de, algún modo, estaban unidos y me han llevado hasta donde estoy hoy en día. Me siento muy afortunada y agradecida por todo lo que me ha pasado en mi vida. Esto incluye los momentos difíciles de crisis o reflexión profunda, de dudas o decepciones que he vivido como todo ser humano. El cómputo global es muy positivo, en el presente y el futuro.

-De cara a ese futuro, ¿tienes previsto algún proyecto de interés?

-Para mío el futuro es trabajar para crear posibilidades en la línea de meta que te propongas. No tenemos el control de lo que va a suceder, pero sí sobre ese futuro que se va creando junto a tus ideas, tus ilusiones, tus expectativas y, por supuesto, tu esfuerzo diario. Siempre me he sentido una persona muy afortunada, porque la vida me ha ido facilitando la apertura de aquellos caminos que yo necesitaba para seguir creciendo y realizándome. Ahora tengo abierto el ámbito de la investigación porque quiero seguir descubriendo más elementos de nuestra capacidad comunicativa y de liderazgo. Así como investigar algunos de los elementos necesarios para alcanzar eso que llamamos “bienestar” o “felicidad”.

-¿Dónde vives?

-Vivo en Sevilla, aunque voy mucho a Nerva porque allí tengo a mi familia, a mis padres, a mis tíos… Mi pueblo es un lugar de encuentro familiar, de momentos emocionales muy potentes, que me nutren mucho. El recorrido desde que entro por el Malacate hasta que llego a la casa de mis padres, me va hablando de quién soy.

-¿Qué es lo que más echas de menos de la Cuenca Minera?

-Echo de menos muchas cosas, pero podría resumirla en algo tan físico como el olor a mineral, que sería una metáfora de todo lo que echo de menos cuando no estoy allí. Ese olor representa a Rosa y a Ángel, mis padres, a los que estoy profundamente agradecida por su forma de amarnos, a mí y a mis hermanos, y a su continuo apoyo. También echo de menos la luz de mi tierra, su color, su belleza inerte pero activa al mismo tiempo. Es un paisaje que te hace reflexionar mucho, una geografía humana hecha de experiencias y sensaciones muy fuertes. De hecho, mis etapas más creativas han sido en mi pueblo, un pueblo que me habla, que crea mis personajes, cuando he escrito obras de teatro, poemas, cuando narro historias…, despierta mi creatividad desde los sentimientos encontrados, por un lado el dolor y la lucha de las personas que han pasado por ella a lo largo de la historia, y por otro lado, la sensación de ilusión y esperanza que me despierta. Todo el mundo que llega por nuestra tierra se sorprende, te mueve internamente algo distinto.

Creo que el eslogan de Nerva, tierra de artistas, es de lo más acertado, es una prueba de que las creencias no sólo nos limitan sino también nos potencian. Y ese eslogan es una creencia potenciadora en toda regla. Prueba de ello es que no dejan de salir artista de mi tierra, generación tras generación. Cada vez que suena el nombre de un nuevo nervense o una nueva nervense que triunfa en la pintura, la música o en el arte, en general, comprendo la fuerza que ha tenido nuestra tierra sobre nosotros al hacernos creer que somos tierra de artistas. Y, en definitiva, somos lo que creemos. Además, es una tierra que desafía nuestra creatividad. Un río rojo o un cerro de colores, podría imaginarlo cualquier artista en cualquier otro lugar. Pero aquí no tienes que imaginarlo porque ya existe. Todo nuestro entorno nos habla en clave artística por lo que si quieres ser creativo en mi tierra tienes que dar un paso más.

-¿Cómo te ha influido el ser de la Cuenca?

-A mí me ha influido mucho. Soy minera por cómo hago las cosas y por cómo me siento ante el mundo, por el mundo y para el mundo. Y tengo que reconocer que junto a Nerva, también me ha influido mucho El Campillo, que es el pueblo de mi madre. La Cuenca Minera es un sitio muy potente, donde hay gente de toda España, que te cuenta cómo llegaron a la provincia, cómo lucharon por labrarse un futuro. Es la grandeza de su historia, de su arte dentro de un territorio aparentemente pequeño. Esto no lo encuentras en cualquier parte. Y todo eso lo echo mucho de menos. Por eso tengo en casa una foto que me regaló mi padre de la mina y un cuadro pintado por mi hermano Ángel de las afueras de Nerva. Además el cuadro de mi hermano fue Mención especial en uno de los concursos de pintura de mi pueblo. Tener esas dos ventanas abiertas a mi tierra en casa es algo fundamental para mí, esté donde esté.

-¿Un mensaje final a los mineros para terminar?

-Soy poco de dar consejos. En el coaching, somos más de preguntar que de dar consejos. Pero si tuviera que dar alguno sería una pregunta: ¿Con todo el talento que tienes, como nervense o como onubense, hasta donde te atreves a soñar?