Licenciado en Bellas Artes, este artista atiende a personas de toda España e incluso de otros países europeos en su establecimiento de la calle Miguel Redondo, donde diseña imágenes personalizadas
Nacido en Nerva hace 35 años, Ángel López Sousa es el tatuador más antiguo de Huelva, puesto que su negocio, situado en la calle Miguel Redondo de la capital onubense, lleva abierto ya desde hace once años. Un lugar que se ha convertido en un punto de encuentro de personas llegadas desde diferentes puntos de España e, incluso, de Europa, que vienen a la provincia onubense atraídos por el arte de este minero, especializado en retratos e imágenes llenas de realismo. No en vano, todo lo que hace Ángel es único, puesto que, tal y como nos cuenta en esta entrevista, “realizo dibujos e imágenes personalizadas. No somos fotocopiadoras, sino que hago un diseño único”.
Una habilidad que le ha permitido triunfar en su profesión, porque cuenta con mucho trabajo, un trabajo en el que disfruta al máximo. Tanto es así que tiene hasta cinco meses de listas de espera, por lo que tiene que cerrar la agenda con mucho tiempo de antelación. Es más, en estos días, ha cerrado ya la agenda del mes de agosto, por lo que tiene todo completo hasta entonces.
Un éxito que, realmente, no es de ahora. “Lo cierto es que siempre he tenido mucho trabajo, porque el tatuaje en Huelva no era un tema que se cultivaba mucho, sobre todo de una forma profesionalizada. Y, en mi caso, además, estoy especializado en el realismo y en el retrato, algo muy concreto que no es fácil de conseguir”, nos comenta.
De hecho, Ángel ha conseguido labrarse un enorme prestigio no sólo en Huelva y provincia, sino también fuera de ella e, incluso, en el extranjero. Es más, según nos concreta López Sousa, “el 60% de mi clientela es de fuera de Huelva. La gente viene expresamente a hacerse tatuajes en mi establecimiento. Vienen desde Madrid, Badajoz o Alemania. Sí, porque les sale más barato coger un avión y quedarse en un hotel en Huelva que tatuarse en su país. Y yo he trabajado mucho por Alemania, así que me conocen y les gusta el trabajo que hago”.
Este hecho se debe a que este nervense ha viajado mucho por todo el mundo, llevando su forma de entender el tatuaje a países tan diversos como Alemania o Estados Unidos, donde ha participado en encuentros y festivales. Esto le ha permitido ser muy conocido en el extranjero. Eso sí, ante la cantidad de trabajo que tiene en Huelva, desde 2014, dejó de viajar, al menos tanto como antes, cuando se pasaba un tercio del año fuera, colaborando con otros tatuadores y eventos. Según recuerda, “mi último viaje de estas características fue a Nueva York, pero quedé un poco cansado de todo aquello. Soy muy rápido tatuando y esto provocó un poco de recelo, así que no me sentí muy bien. Todo ello se unió a la gran cantidad de trabajo que tengo aquí, de ahí que he dejado de viajar tanto”.
Una cuestión que no le ha impedido tener muchos clientes de fuera de Huelva. Sin ir más lejos, una de sus últimas clientas ha venido a Huelva desde Los Pirineos para tatuarse el brazo, después de que viera el trabajo que Ángel le hizo a una amiga. Y es que ha conseguido bastante fama con el boca a boca, puesto que mucha gente viene después de ver su trabajo de tatuaje en algún compañero o amigo. Por ejemplo, ahora está trabajando mucho con los miembros de una base militar de Sevilla.
Logros que deben hacer sentir bien a este minero, porque todo lo que ha conseguido lo ha hecho por méritos propios, poco a poco, desde cero. Sus inicios en este ámbito se produjeron en el año 2001. Pero no fue nada fácil, porque, entonces, reconoce que “este mundo era muy hermético, muy cerrado. Y, de hecho, intenté entrar, pero no era algo tan factible”.
Entonces se marchó a estudiar Bellas Artes a la Universidad de Sevilla. Fue en el ámbito universitario donde conoció a un chico de este sector, al tiempo que le sirvió mucho que siempre le había gustado el rock, algo que está muy relacionado con el tatuaje. “Así empecé a trabajar en un estudio durante el verano”, nos comenta.
Tras esta primera experiencia, decidió abrir su propio estudio en Huelva. Para ello, cogió el local de la calle Miguel Redondo, donde se encuentra desde noviembre de 2006, abriendo el establecimiento en febrero de 2007.
Es decir, llegó al tatuaje a través del arte, puesto que lo hizo a través de la carrera de Bellas Artes. Es más. Antes siempre pintaba, aunque ahora lo tiene un poco abandonado debido a la falta de tiempo por la enorme cantidad de trabajo que tiene. Incluso, también tenía un grupo de rock, pero también tuvo que dejarlo.
Y es que el mundo del tatuaje le ocupa prácticamente todo el día y parte de la noche, puesto que cuando cierra el local es cerca de las 22.00 horas y cuando llega a casa tiene que diseñar los dibujos que vaya a realizar la jornada siguiente, teniendo en cuenta que, como hemos apuntado, sus diseños son originales y únicos. Por tanto, tiene muy poco tiempo libre. Eso sí, Ángel se muestra muy contento y satisfecho de poder dedicarse a este sector, que le encanta.
Un minero que, a pesar de que vive en Huelva, viene a la Cuenca Minera cada vez que tiene ocasión, puesto que se confiesa un auténtico amante de su pueblo, de Nerva, “una tierra de artistas, donde se bebe y se intuye el arte desde niño, un pueblo que ha sido pionero en todo y esto se ha trasladado a su gente. Es más, yo me fui de mi pueblo con tan sólo 17 años y a todas partes dónde iba me decían que era muy adelantado, que era muy alternativo. Y estoy seguro que eso ha sido posible gracias a que nací y me crie en Nerva. Si hubiera nacido en otro lugar, como en Huelva, no hubiera sido como soy. Sería otra persona”.
Por este motivo, cada vez que tiene ocasión, regresa a su localidad, aunque no lo hace tanto como le gustaría. Entre otros actos, recuerda de un modo muy especial la invitación que recibió hace dos años del Ayuntamiento de Nerva para que participara en la Noche Blanca, haciendo una demostración de su trabajo como tatuador, “y, realmente, me sentí muy satisfecho, porque me dieron un lugar privilegiado, como fue el Hall del Ayuntamiento, donde causó mucha expectación mi exhibición, atrayendo a mucha gente. Estuvo muy bien”, nos comenta. Es más, este año le volvieron a llamar, pero por motivos de agenda no pudo asistir, por lo que le dio mucha pena.
No en vano, siempre que tiene ocasión habla de Nerva y dice que es nervense. Según afirma, “llevo por bandera que soy de Nerva. Mucha gente de allí también ha venido a tatuarse. Soy muy de la tierra, muy de la Cuenca Minera”.
En definitiva, para terminar, no quiere despedirse sin recordar a sus padres, que son los que siempre le han apoyado. De hecho, su madre fue la primera que le regaló una máquina de tatuar. Por este motivo, “me gustaría mostrar mi agradecimiento a mis padres, que son los confiaron en mí, incluso cuando el tema del tatuaje estaba mal visto. Sin ellos, no lo hubiera conseguido. Ni tampoco nada de lo que hago tendría sentido”.