Es la cuarta película de este director de cine afincado en Barcelona, que no olvida sus raíces y que, como confiesa en esta entrevista, quiere rodar en Huelva y en los inquietantes paisajes de la Cuenca Minera

Aunque Carlos Martín Ferrera se marchó de Nerva con tan sólo ocho años, tiene intactos sus recuerdos de la infancia en la Cuenca Minera, donde nació. Recuerdos que le llevan directamente al cine de la localidad, donde pudo ver mucho cine.

Según nos cuenta a Tinto Noticias -el periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-, “durante mi infancia en Nerva me pasaba todo el día viendo cine en el cine de verano, porque mi abuelo era policía local y me facilitaba la entrada. Además, durante una época, mis tíos trabajaron en el cine, así que también tuve un fácil acceso. Fue una época muy bonita para mí. Tenía 6-7 años y me empapé de las películas de entonces, incluidas todas las del destape. Luego, recuerdo el Teatro Victoria, así como el mismo Cine de Verano, donde vi películas míticas como Tiburón, Rocky…, entre otras muchas. Nunca olvidaré el olor a pipas y a gusanitos, así como la moqueta del teatro. Y, desde entonces, no he parado de ver cines en las diferentes salas, en VHS, en BETA o el Sistema 2000”.

Una época que le marcó tanto que eligió dedicarse al cine. Eso, a pesar de que, en un principio, estudió Delineación para luego hacer Arquitectura Técnica. Según nos revela, “quería ser arquitecto cuando me enteré de que había una Escuela de Cine en Barcelona. No lo sabía, pero en cuanto me enteré me inscribí. Cambié mi camino para hacer cine. Aunque siempre he pensado que la arquitectura y el cine tienen mucha relación, muchas cosas similares, especialmente a la hora de diseñar y hacer un proyecto de viabilidad y marketing”.

Una profesión que está desarrollando con éxito. Su último trabajo es la película ‘El año de la plaga’, que acaba de presentarse fuera de concurso en el Festival de Sitges, donde ha cosechado una gran acogida por parte de la crítica y el público. Se trata de una adaptación de la novela de Marc Pastor, protagonizada por el conocido actor Iván Messegué. “Estoy muy contento con el paso de la película por Sitges, porque ha gustado. No es una película de terror puro, sino que es una comedia urbana con tintes de humor y ciencia ficción, que ha sido muy bien acogida. Y es que es una peli divertida, fresca y entretenida. Tiene muchos alicientes que la hacen atractiva”, nos cuenta.

Es más, no es la primera vez que C. Martín Ferrera –como suele firmar- está en Sitges, porque ya estuvo anteriormente con su primer largometraje, titulado ‘Zulo’ (2006), con el que ganó una mención del jurado. A partir de aquí, también cuenta en su trayectoria con otros proyectos tan destacados, como Punishment y La jauría (2019). Sobre su trayectoria, reconoce que “todos mis trabajos son diferentes. En mi primera película, hice una apuesta muy grande y arriesgada, para luego dirigir una historia más convencional, un thriller psicológico. Después hice una tv movie por encargo y, en estos momentos, estoy ultimando otra película, que se encuentra en fase de montaje”.

‘El año de la plaga’, su cuarta película, se estrenará el próximo año en las salas comerciales, aunque, previamente, está presentándose en diferentes festivales nacionales e internacionales. Tal y como nos comenta este cineasta nervense, nacido en Minas de Riotinto, la película se estrenó en el Festival de Guadalajara (México), para luego tener su premier europea en Bruselas, dos festivales en los que tuvo muy buena acogida. Ahora, su premier nacional ha sido en Sitges. A partir de aquí, la película ha sido seleccionada para el Festival de Cine Fantástico de San Sebastián y también estará en Italia, en Trieste, a final de mes.

Recuerdos de la Cuenca Minera

Ahora, afincado en Barcelona, Martín Ferrera suele venir poco a Huelva, pero lo hace cuando tiene ocasión para ver a su familia, ya que casi todos sus familiares están en Nerva, salvo unos tíos que son de Minas de Riotinto. Y es que, nos cuenta, que, después de tanto tiempo fuera, ha ido perdiendo el vínculo con el pueblo, aunque aún le queda más de un amigo y conocido, como sucede, por ejemplo, con Juan Cobos Wilkins.

Es lógico, teniendo en cuenta que se marchó de Nerva siendo un niño, cuando sus padres se fueron por motivos laborales, por lo que tiene su vida en Barcelona. Eso sí, reconoce que “tengo recuerdos muy bonitos de mi infancia en la Cuenca Minera. Era una época en la que nos pasábamos el día jugando en la calle, mientras nuestros padres trabajaban. En mi caso, mis padres tenían un restaurante. Fueron unos años muy bonitos, en los que los niños nos íbamos a la mina a investigar. Cada día era una aventura diferente con los amigos”.

Siendo así, para terminar, Carlos nos dice que “tengo muchas ganas de rodar en Huelva. Tengo alguna historia para rodar en la Cuenca Minera. No tengo nada concreto, pero estoy en ello. Tengo muchos proyectos, pero ojalá pueda hacerlo y aprovechar la singularidad de las localizaciones de la comarca”.