La Asociación Científica de Expertos en Seguridad y Salud Laboral de Andalucía (Acessla) ha publicado un estudio sobre las causas de la muerte del campillero José María Díaz Domínguez, que falleció el 6 de agosto de 1975 tras sufrir, un día antes, un accidente laboral en Corta Atalaya, donde trabajaba para la compañía que entonces explotaba las minas de Riotinto.

El estudio, realizado por la nieta de Díaz Domínguez, la campillera María de los Ángeles Valiño, tiene como nombre ‘La sangre que levantó un hospital’ y ha sido publicado con el título de ‘Impacto social de la siniestralidad laboral: el caso de un hospital minero (1975)’, pues las circunstancias en las que se produjo la muerte de este trabajador originaron que el hospital comarcal de Minas de Riotinto, que se construyó pocos años después, a mediados de los ochenta, llevara el nombre de José María Díaz Domínguez.

El artículo, que es el resultado del proyecto del Máster en Prevención de Riesgos Laborales que Valiño realizó recientemente en la Universidad de Huelva, estudia las causas de la muerte de su abuelo mediante el método con el que se investigan los accidentes laborales, denominado ‘Árbol de causas’, lo que llevó a Valiño a recopilar mucha información tanto en el archivo histórico de la Fundación Río Tinto como en los documentos que guardaba su abuela, Blanca Durán Romero, así como a través de entrevistas a testigos presenciales del accidente.

Tras defender el estudio en la Universidad de Huelva, realizado con la ayuda de su tutor del máster, Agustín Galán, los profesores entendieron que se trataba de un proyecto muy original, por lo que invitaron a Valiño a exponerlo también en la Universidad de Sevilla con motivo de unas jornadas organizadas por Acessla, entidad que, seguidamente, decidió publicar el trabajo en su propia revista.

El estudio resuelve que se produjeron una serie de irregularidades tanto en el accidente, que tuvo lugar en una de las pendientes del piso o terraza número 13 de Corta Atalaya, como en la atención médica que la víctima recibió tras el mismo. Por un lado, Díaz Domínguez nunca debió ir en el interior del tractor accidentado, que cayó por la citada pendiente, y por otra parte, el trabajador objeto de este estudio, que había sufrido la amputación completa de su brazo izquierdo, no fue intervenido, en el hospital de la empresa, hasta cuatro horas después de llegar a las instalaciones sanitarias, pues el médico que tenía que operarle se encontraba de vacaciones en la playa y tardó ese tiempo en llegar.

Tras ser intervenido, a la mañana siguiente, el paciente tenía fiebres muy altas y presentaba un cuadro de respiración alarmante, por lo que decidieron trasladarlo al Hospital de Sevilla, a donde el otro accidentado, el conductor del tractor, había sido trasladado directamente tras el accidente. Pero José María Díaz Domínguez nunca llegó a la capital hispalense. Falleció en la ambulancia cuando ésta pasaba por la aldea de La Aulaga, cerca de Castillo de las Guardas.

Tras ello, su mujer, Blanca, que había quedado viuda con una hija de 12 años, hizo todo lo que estuvo en su mano para tratar de evitar que casos como el de su difunto marido se repitieran en el futuro. Su primera actuación fue enviar una carta-denuncia al ministro de Trabajo para que tomara medidas ante esta “ilegalidad”.