La Locomotora 110 que está instalada en el parque de Los Cipreses en El Campillo pertenece a la Clase K y fue adquirida por la compañía en 1907 junto a otras 25 locomotoras de esta misma clase, por tanto, este año de 2018 se cumplen el 111 aniversario de su construcción.

Con la nueva explotación a cielo abierto iniciada a principios del siglo XX, “Corta Atalaya”, la Rio Tinto Company Ltd solicitó a la firma North British un pedido de 26 locomotoras de la clase K, a un precio de 1.875 libras esterlinas cada una. Se las conocían como “Gordas” o “de 40 toneladas” ya Locomotora 110 Clase K de 1907 que tenían la misma estética que las locomotoras de la clase I pero eran más altas (1).

Entre 1907 y 1908 se entregaron 18 locomotoras que fueron numeradas del 101 al 118. En 1910 se recibieron seis más y en 1912 las dos últimas, algo más modernas.

Las características principales son las siguientes: Diámetros ruedas tractoras: 991 mm, Capacidad carbón: 1.000 Kg, Capacidad agua: 3.612 L, Peso adherente: 40.000 Kg

Se compraron expresamente para trabajar en Corta Atalaya, donde lo hicieron por Caja de fuego y mandos espacio de años y construyéndose allí una cochera en el año 1910 para que no reguladores de la 110 bajasen a dormir a la cochera de Reverbero.

Por los años veinte el Sr.Kenworthy pensó en utilizarlas en la vía general, retirando dos locomotoras de la clase C; esto produjo una gran economía en la empresa y fue felicitado por tal decisión.

Una sola máquina de la clase K podía remolcar hasta 50 vagones del tipo A, que eran unas tolvas de 10 toneladas de carga máxima.

Aún con la llegada de las Garratts (en 1928 se adquirieron dos, la 145 y la 146, las cuales podían remolcar hasta 50 vagones de tipo M –que tenían 30 toneladas de capacidad-) las máquinas de la clase K hacían servicio de trenes, llamados de Materiales, con resto de vagones desde Los Frailes hasta Riotinto Estación.

A la locomotora nº 118 se le amplió el ténder o depósito para asegurar la reserva de carbón en la máquina, pero no dio resultado ya que esta perdía adherencia en las vías.

Las máquinas de la clase K hicieron servicio en doble tracción hasta que en 1953 vinieron las tipos Mogul con ténder remolcado (serie 200; en la rotonda de Riotinto podemos ver la locomotora nº 201. Se las conocían como Gildas ya que “era un auténtico canto del cisne (…) oir sus acompasadas pulsaciones”), quedando relegadas a tareas de maniobras, como subir el mineral de Zarandas a Fundición, al Muelle San Dionisio, al Concentrador y trenes obreros hasta los últimos tiempos como las números 134,135 y 137.

La construcción del ferrocarril desde las minas de Riotinto hasta el puerto de Huelva se realizó, siguiendo el curso del Río Tinto ¡en tan solo 25 meses! que se levantaron los 84 km de vías, se construyeron 8 puentes, 5 túneles y 12 estaciones con la anchura inglesa de 1,067 m (vía estrecha). El proyecto del ingeniero George Barclay Bruce se inició en junio de 1873 por cinco puntos simultáneos y en julio de 1875 estaba finalizado.

La máxima dificultad se presentó en el km 51 que obligaba por el río a describir un meandro de más de un kilómetro de longitud y para ahorrarse esta vuelta se construyó un puente para pasar a la otra orilla del río y un túnel de 140 metros, llamados de Salomón.

El Puente de Salomón original fue arrasado por una gran riada en diciembre de 1888 y el encargado de reconstruirlo y que hoy día podemos ver con sus 68 metros, fue el ingeniero Thomas Gibson, el mismo que dirigiría la construcción del muelle de Huelva.

En el año 1935 entró a trabajar en la RTC George Trevor Lewis y años más tarde mandó a pintar en el flanco de las locomotoras los grandes y característicos números blancos para distinguirlas de lejos. Todas las locomotoras de vapor estuvieron siempre pintadas de negro y la traviesa de topera con un ribete rojo, incluso algunas lucían las placas del fabricante pulimentadas en latón. La Compañía aunque numeró desde el principio todas sus locomotoras, el Sr. Lewis propuso la clasificación también dentro de una serie de grandes grupos diferenciados por letras, desde la A hasta la O.

Por otra parte, las Tolvas, aunque eran vagones de mercancías, se catalogaron en vagones Tipo A, utilizados en la primera época de la RTC, con 10 toneladas de capacidad y de los que se llegaron a contar hasta 2.000 unidades. Y los vagones tolva Tipo M, adquiridos a principios de los años 30, con un peso de más de 10 toneladas y una capacidad de 30 toneladas, los cuales se construyeron más de 300 ejemplares.

También había otros vagones como los tipos B, llamados Bruce; los tipos C, Cuartillas; o los tipos E, Moros.

Comúnmente son conocidos por nosotros los Continos, unas vagonetas de media tonelada de capacidad empleadas en la mina y que eran empujadas a mano en los tajos de zafreo.

En pleno apogeo, la RTC llegó a contar con 147 locomotoras a vapor, 9 locomotoras diésel hidráulicas, 6 automotores, 21 locomotoras eléctricas, 1.300 Contino de media tn para zafrear en la Corta vagones, 2.000 vagonetas y 36 coches de viajeros, todo ello para 264 km (2) de ramales de vías que servían de unión entre los talleres, los almacenes, los tajos, las distintas poblaciones y los poblados mineros, además de los 84 km del ferrocarril Riotinto-Huelva.

En 1910 la Cuenca Minera de Riotinto alcanzó su máximo poblacional con 45.646 habitantes, de los cuales 16.087 vivían en Nerva (3); en esa época Nerva tenía la misma población que tiene actualmente toda la Cuenca Minera en su conjunto. En 1914 la Compañía tenía 14.208 trabajadores.

La Locomotora 110 de clase K, patrimonio industrial minero que tenemos que valorar, cuidar y mantener como recuerdo del esplendor económico que tuvo nuestra Cuenca Minera de Riotinto.

Fuentes consultadas:
(1) García Mateo, José Luis y Prieto Tur, Lluís – “El Ferrocarril minero de Riotinto”- Ediciones Lluís Prieto Tur – 2012
(2) González Vilches, Miguel – “Historia de la arquitectura inglesa en Huelva” – Universidad de Sevilla y Diputación Provincial de Huelva – 2000
(3) http://www.revistalacomuna.com