Situada a las afueras del municipio, fue construida en el siglo XV y estuvo dedicada en un principio a Nuestra Señora de Ureña
De estilo mudéjar, la Ermita de San Blas de Zalamea la Real es el segundo templo de mayor antigüedad del municipio zalameño, tras la Ermita de San Vicente. Su ubicación se encuentra a las afueras del pueblo, en un valle repleto de encinas de gran belleza.
Construida a finales del siglo XV, curiosamente, en sus comienzos, estuvo dedicada a Santa María de Ureña, tal como se recoge en las Ordenanzas Municipales de Zalamea la Real, del año 1534. Posiblemente, la advocación a la santa perduró hasta principios del siglo XVIII, según apunta al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). Sería a mediados del siglo XIX cuando ya aparece como Ermita de San Blas, manteniéndose hasta la actualidad.
En cuanto a su estructura, la ermita es un edificio de una sola nave, dividida en tres tramos mediante arcos transversales rebajados, que sostienen una simple cubierta de madera y un presbiterio, cubierto con bóveda de media naranja. En el lado izquierdo se adosa una pequeña sacristía, junto a otras dependencias añadidas recientemente. La fachada principal consta de un vano adintelado que se remata con una pequeña espadaña. En su interior, la capilla mayor está presidida por un retablo en cuya hornacina central se venera la imagen de San Blas.
Un edificio que fue reformado en el siglo XVIII después de sufrir graves desperfectos con el terremoto de Lisboa de 1755, teniendo que ser trasladadas sus imágenes a la iglesia parroquial. Fue reconstruido a comienzos de la década de los setenta, terminándose las obras en 1775. Además, todo el conjunto ha sido restaurado en los últimos años por el impulso de los propios vecinos zalameños.
Como curiosidad se puede apuntar que en su entorno aparecen unos sillares de piedra que pudo pertenecer a un antiguo edificio romano, sobre el que pudo haberse edificado la actual ermita, cuya primera referencia documental data del siglo XV, aunque la apariencia del edificio corresponde estilísticamente al siglo XVI, según el IAPH.
Fotos: IAPH