Las pruebas complementarias indican que la joven asesinada en El Campillo falleció prácticamente en el acto, como mucho, ocho horas después de sufrir la agresión

Los estudios forenses complementarios realizados al cuerpo de Laura Luelmo, la profesora zamorana asesinada en El Campillo a mediados del pasado mes de diciembre, revelan que la joven falleció prácticamente en el acto, como mucho, ocho horas después de sufrir la agresión, que, según la investigación de la Guardia Civil, se produjo el mismo día en que Laura desapareció, el 12 de diciembre, en la casa de su asesino confeso, Bernardo Montoya.

El resultado de la autopsia definitiva es por tanto radicalmente contrario al de la autopsia preliminar, que estableció que la joven falleció dos o tres días después de desaparecer, el 14 o 15 de diciembre, de lo que podía concluirse que la Guardia Civil tuvo bastante tiempo para encontrar a Laura con vida, pues su familia denunció la desaparición ante la Comisaría de la Policía Nacional de Zamora en la mañana del día 13.

La autopsia definitiva da por tanto la razón a la Guardia Civil, que consideró que la joven falleció el mismo día que desapareció, por lo que entendía que los estudios preliminares no se ajustaban a la realidad, como finalmente así ha sido, pese a que, en medio de la polémica suscitada al respecto, desde la Sociedad Española de Medicina Legal y Forense afirmaron que los análisis complementarios no suelen corregir “de modo sustancial” las conclusiones de la autopsia preliminar.

Las conclusiones definitivas se basan, según han explicado fuentes cercanas a la investigación en declaraciones al diario El País, en que los tejidos afectados por las lesiones “apenas han evolucionado”, por lo que “no hubo apenas ningún intento de su organismo para reparar las graves heridas hemorrágicas que sufría”.

Tal y como adelantó Tinto Noticias -el periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-, Laura Luelmo desapareció en El Campillo el pasado 12 de diciembre. Un día después, el jueves día 13, su familia denunció su desaparición ante la Comisaría de la Policía Nacional de Zamora, tras lo que su cuerpo fue hallado sin vida cuatro días después, el lunes 17 de diciembre.

Al día siguiente, el martes 18, la Guardia Civil detenía como sospechoso a Bernardo Montoya, un exconvicto que acababa de cumplir condena por asesinato y que había salido de la cárcel en octubre del año pasado, cuando se instaló en una casa de su padre en El Campillo, donde nadie lo conocía ni sabía de sus antecedentes penales.

La vivienda se encontraba justo en frente de donde se instaló Laura Luelmo el pasado 10 de diciembre tras incorporarse, el día 4 de ese mismo mes, como profesora del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Vázquez Díaz del municipio vecino de Nerva.

Montoya confesó ser el autor del crimen el mismo día en que fue detenido, tras lo que, tres días después, en la madrugada del sábado 22 de diciembre, la titular del juzgado de primera instancia e instrucción número 1 de Valverde del Camino decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza.

Tras pasar seis días en la cárcel de Huelva, el pasado 28 de diciembre, fue trasladado, por motivos de seguridad, a la cárcel de Morón de la Frontera, donde el pasado 3 de enero renunció a salir al patio.