Tras 30 años fuera de su localidad natal, este licenciado en Arte Dramático ha regresado a la Cuenca Minera para poner en marcha un taller que ha llenado de ilusión a este experimentado actor
La vida muchas veces nos da sorpresas, tanto que cosas que parecían imposibles se convierten en realidad. Es lo que le ha ocurrido a Jesús Chaparro Álvarez, un riotinteño de 48 años a quien, tras tres décadas fuera de su localidad natal, el teatro le ha dado la oportunidad de volver a sus raíces, a su casa. Y lo ha hecho como director del Taller de Teatro que, desde el pasado año 2017, puso en marcha el Ayuntamiento de Minas de Riotinto.
Una oportunidad para acercarnos a este actor de Riotinto, que estudió Arte Dramático en Córdoba entre 1990 y 1994. Una carrera que, según reconoce, la eligió porque “a mí lo que me gustaba era el cine, pero, por las circunstancias económicas, no pude hacer la carrera de cinematografía, así que, como lo que quería era ser actor, pensé que lo mejor era formarme como actor de teatro. Porque siempre he pensado que el buen actor se hace antes en el teatro y, luego, en el cine”.
Tras licenciarse en Arte Dramático inició una trayectoria que le ha llevado a desarrollar una amplia carrera como actor. Según nos cuenta, de todas las obras que ha realizado, “una de las que recuerdo con más cariño es una de Plauto, titulada ‘Miles gloriosus’ o ‘El soldado fanfarrón’, que hice en la carrera y donde interpretaba el papel del viejo pícaro Cenelio, un personaje muy simpático y libertino por el que, sorprendentemente, mis compañeros de estudios decidieron darme un premio por mi interpretación”.
Ya como profesional, según recuerda, “he hecho muchas cosas, pero destacaría dos obras. De un lado, ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’, de Lorca. Y, por otra parte, he hecho en diversas ocasiones el texto de Adolfo Marsillach ‘Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?’, que en enero de 2015 también la hicimos en Minas de Riotinto”.
Tras este bagaje en el teatro, Jesús estuvo viviendo una década en Palos de la Frontera, donde fundó el grupo de teatro de la localidad palerma. En concreto, Chaparro impartía las clases y se llegaron a crear cuatro grupos, dos infantiles, uno juvenil y otro adulto. Con ellos, este riotinteño puso en marcha muchas obras en Palos.
Pero, tras este tiempo, en el año 2005, por circunstancias personales, Jesús Chaparro dejó el ámbito teatral para dedicarse a otros temas. Prácticamente “tenía olvidado este sector, cuando, en 2015, la alcaldesa de Minas de Riotinto, Rosa Caballero, me llamó. Ella me recordaba de la época en la que hice alguna obra en Riotinto, cuando acabé la carrera en el año 1995. Y su llamada era para que me viniera a la localidad a levantar la afición al teatro. En un principio, me propuesto hacer la versión del texto de Marsillach, así que buscamos a un pianista y lo representamos. Fue a partir de esta obra cuando surgió la idea de crear una Escuela Taller de Teatro, que comenzó a rodar el año pasado, iniciativa que continuamos este 2018/2019 con el objetivo de ir incrementando el número de alumnos”.
Esta propuesta está siendo un revulsivo que está permitiendo recuperar el teatro en el municipio, donde hace 16 años hubo una escuela de teatro, que se disolvió.
Jesús es consciente de que los inicios siempre son difíciles, pero está muy ilusionado con este trabajo. Tal y como nos explica, “estamos apostando por los niños. Por el momento, tenemos un grupo de niños, que pueden inscribirse desde los 6-7 años, y luego hay otro grupo juvenil, de entre 11-13 años. Es cierto que el plazo de inscripción ya ha finalizado, pero si alguien se anima están las puertas abiertas todavía. Animamos desde aquí también a los adultos a que se apunten”. Talleres en que irán haciendo ejercicios de interpretación y luego prepararán algún texto.
A nivel personal, para Jesús Chaparro el regreso a su localidad natal ha sido toda una sorpresa, “una sorpresa muy grata, porque volver a casa después de 30 años fuera, más de media vida, es algo muy positivo. En este regreso me estoy acoplando poco a poco, porque la mayoría de las personas de mi generación están fuera, en diferentes lugares, por lo que se hace un poco más complicada la vinculación, pero, poco a poco, a través de mis alumnos y sus padres, lo estoy consiguiendo”, nos cuenta.
Siendo así, para terminar, Jesús deja un mensaje, porque considera que “las ayudas públicas deberían volcar todo su esfuerzo en crear afición, en apostar por el futuro, dado que las compañías profesionales cuentan con muchos actores y prácticamente no lo necesitan. Pero sí se necesitan espectadores, por lo que creo que sería muy acertado introducir la asignatura de teatro en los colegios”.