Tras el éxito de ‘Tierra de sangre y cobre’, prepara nuevos proyectos en los que da rienda suelta a su amor por la literatura

Después del éxito de su primera novela, ‘Tierra de cobre y sangre’, en la que relata una parte importante de la historia de las minas de Huelva entre 1873 y 1936, el escritor riotinteño José Manuel García Durán, conocido por todos como Chema, prepara ya el lanzamiento de una nueva obra, titulada ‘El cementerio de las tumbas vacías’, que se presentará el próximo 11 de octubre en Aracena. Un trabajo que ultima con mucha ilusión este escritor nacido en Minas Riotinto en febrero de 1975, en el antiguo hospital de Santa Bárbara. Posteriormente, se trasladó a vivir a Aracena, donde finalizó sus estudios de Secundaria en el IES San Blas, formación tras la cual se marchó a Sevilla para licenciarse en Ciencias Biológicas. A nivel profesional, Chema trabajó como guía turístico en la Gruta de las Maravillas para poder pagar su estancia en Sevilla y, después de un tiempo, regresó a Aracena, donde continúa trabajando como guía.

A nivel literario, la trayectoria de García Durán comenzó durante la adolescencia, cuando se atrevió a escribir sus primeras letras. Según él mismo describe, “descendiente de una familia humilde de Aracena, desde mi infancia descubrí la magia de la lectura y pasaba muchas tardes en la biblioteca municipal de Aracena. Durante la adolescencia, me atreví a escribir mis primeras letras, sencillos poemas dedicados a los amores imposibles con los que todos nos cruzamos alguna vez en la vida. Ya en Sevilla, mientras compaginaba mis estudios de Ciencias Biológicas con el trabajo de guía turístico en la Gruta de las Maravillas, seguí escribiendo, casi siempre poesía y algún que otro relato que, finalmente, terminaban en el fondo de algún cajón de mi escritorio”.

Pero fue tras su regreso a Aracena cuando comenzó a investigar la historia de las minas y del lugar que lo vio nacer. Fue así cómo, tras varios años de trabajo e investigación, consiguió publicar su primera novela, ‘Tierra de sangre y cobre’, animado por familiares y amigos. Incluso, hace unos meses, José Manuel se convirtió en noticia tras alzarse con el III Concurso de Relato Corto organizado por la Asociación ‘El Doblao’ de Minas de Riotinto con su relato titulado ‘Locomotora 51’ sobre los hechos del Año de los Tiros, de 1888, con motivo del 130 aniversario de estos trágicos hechos.

Ahora, cuando está a punto de sacar su nueva novela, José Manuel García Durán nos adelanta en esta entrevista sus nuevos proyectos e inquietudes, además de mostrarse contento y satisfecho por la buena acogida que ha tenido ‘Tierra de sangre y cobre’.

-Chema, ¿cuándo y por qué surge la idea de realizar ‘Tierra de sangre y cobre’?

-Todo empezó en 2010, a raíz de leer la novela de Andrés Vidal, ‘La herencia de la tierra’, en la que se narraba la historia de la revolución industrial que tuvo lugar en Barcelona, a finales del siglo XIX. Entonces me di cuenta de que muy cerca de mí había tenido lugar una verdadera revolución que quedaría marcada en la historia reciente de la provincia de Huelva a base de sangre, sudor y lágrimas: Minas de Riotinto. El primer libro que leí sobre la historia de las minas fue ‘Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria’, de David Avery. A raíz de este libro, empecé a investigar acerca de la historia de la comarca vecina y a ver la Cuenca Minera a la luz de su historia. Conforme avanzaba en mis investigaciones acerca de todo lo que había sucedido en las Minas, me asombró comprobar que había muchas personas que desconocían muchos de los acontecimientos que habían ocurrido a escasos kilómetros y que, de una forma u otra, habían marcado la forma de ser de tantas generaciones de onubenses. Así pues, decidí escribir una historia novelada de todo cuanto había ocurrido en la Cuenca, con la humilde intención de que, de este modo, estuviera al alcance de todo el mundo una historia que, a buen seguro, no dejará a nadie indiferente…

-¿Qué destacarías de la historia de esta obra?

-‘Tierra de Cobre y sangre’ consigue hilvanar muchos de los acontecimientos que marcaron la historia más reciente de la provincia de Huelva y allí, detrás de cada historia, está su gente y su Lucha, sí, con mayúsculas, porque la lucha por la supervivencia, por la mejora en las condiciones laborales y por la vida misma es el tema central de mi novela. Recibí muy buenas críticas. Muchas hacen hincapié en la extensa documentación en la que se basa mi trabajo, otras hacen referencia a la fidelidad de mis letras respecto a lo que ocurrió en realidad. Personalmente, una de las opiniones que más me gustó fue la que hablaba de la objetividad de mi historia, el hecho de no hacer un juicio y dejar éste en las manos del lector. Para mí es una satisfacción enorme haber conseguido transmitir de una manera sencilla, pero objetiva y fiable, una historia compleja y desconocida. En cualquier caso, siempre digo que la Cuenca Minera tiene muchos silencios guardados y mil historias que contar.

-¿Cómo cuáles? ¿Cuáles son esos silencios?

-Uno de los temas que describo en mi historia es el Año de los Tiros. Una fecha grabada a fuego y sangre en la memoria colectiva de la gente de la Cuenca Minera. Este 2018, cuando se cumplen 130 años de aquel hecho, hay quien, tergiversando la verdad, trata de que el 4 de febrero sea reconocido como el Día Mundial del Ecologismo. Desde mi punto de vista, poco, por no decir nada, tuvo que ver aquella manifestación con el ecologismo. Aquel fatídico 4 de febrero de 1888 no fue otra cosa que el resultado del choque de intereses de dos formas de vida: el poder caciquil, por un lado, y el poder industrial, por otro, que cada vez cobraba más importancia a nivel provincial y nacional. Todos conocemos las consecuencias finales: cientos de muertes de los más desfavorecidos… Igualmente, por pocos era conocida la represión con la que el ejército sublevado actuó en los pueblos de la Cuenca Minera. Como te digo, quedan muchos silencios que gritar…

-¿Por qué te adentraste en Minas de Riotinto en esta época?

-Las minas de Riotinto tienen una historia milenaria. El primer borrador me ocupó más de mil páginas y, animado por compañeros y amigos, se lo envié a Chiado, una editorial portuguesa (aunque con sede en Madrid y Barcelona), que aceptó el reto de publicar mi historia. Decidimos recortar (difícil decisión, era como amputar a un hijo…) y centrarnos en la parte de la historia de las minas más trascendental. El resultado no fue otro que ‘Tierra de Cobre y Sangre’, donde se describen los episodios más trascendentes de la historia reciente: la llegada de los ingleses, la construcción del ferrocarril que conectaba las minas con el puerto de Huelva, el problema de los humos y la inestable convivencia entre dos formas de vida que se vieron obligadas a convivir en la misma época y comarca, el fatídico 4 de febrero de 1888, los conflictos sociales y laborales de las primeras dos décadas del siglo XX, la Dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la Segunda República, el estallido de la Guerra Civil Española… La comarca minera fue un fiel reflejo de toda la convulsión en la que se vio envuelta el país y ‘Tierra de Cobre y Sangre’ desgrana muchos de los acontecimientos que tuvieron lugar en aquel rincón del mundo que fueron las minas.

-¿Qué personas tienen relevancia en este trabajo?

-Tras David Avery, fueron un sinfín de investigaciones las que me cautivaron desde el principio: Ferrero Blanco, Flores Caballero, Lucas Aldana, Rúa Figueroa, Espinosa Maestre, Peña Guerrero y una enorme lista de publicaciones que detallo en la bibliografía de mi novela. Aunque, sin duda alguna, una de las mayores satisfacciones que me ha proporcionado esta novela es el hecho de haber podido conocer personalmente a gente de la talla de Pedro Real Valdés, Alfredo Moreno, Gilberto Hernández o Aquilino Delgado, entre otros, verdaderos conocedores de todo cuanto ocurrió en la comarca minera.

-¿Qué acogida ha tenido hasta ahora?

-Está teniendo una acogida excepcional, como nunca me había imaginado. Me satisface enormemente haber recibido elogios por parte de los historiadores locales, que son los que mejor conocen la historia que traté de contar. En pocos meses entró en imprenta la segunda edición. Estoy convencido de que son miles de personas las que se asomaron a mis páginas. Y, hasta ahora, la crítica está siendo generosa con mi trabajo. Es un placer el hecho de que, casi dos años después de que mi novela viera la luz, siga recibiendo generosos comentarios y despertando interés. Ya se puede adquirir mi novela en las instalaciones del Museo Minero que, sin duda alguna, era el sitio donde tenía que haber estado desde el principio, pero, por distintas circunstancias, no ha sido posible hasta que Saúl Narbona se puso al frente del museo. Desde aquí, le agradezco su apoyo y su confianza. Confío en que la novela despierte el interés en los visitantes del museo. Según queda recogido en el contrato con la editorial, en el caso de que se vendan tres mil ejemplares, desde la misma editorial se comprometieron a su traducción al inglés. Me encantaría que ello fuera posible. Las Minas de Riotinto son conocidas por los ingleses, por lo que representa en su pasado “colonial”, y en ‘Tierra de Cobre y Sangre’ tendrían la oportunidad de conocer la otra verdad de esa historia.

-También fuiste ganador del III Concurso de Relato Corto de la Asociación ‘El Doblao’ de Minas de Riotinto. ¿Cómo te sentiste con este reconocimiento?

-Para mí, fue una verdadera satisfacción. Después de publicar mi novela han salido a la luz nuevos datos que, evidentemente, no pude incorporar a mi historia. Y ‘Locomotora 51’, el relato por el que me concedieron el premio, aborda cuestiones tan delicadas como el posible destino de los cientos de cadáveres que resultaron de aquella fatídica tarde del 4 de febrero de 1888. Que el jurado estuviera conformado por personas que conocían tan bien la historia de su tierra y fueran unánimes a la hora de premiarlo, me llena de orgullo y supone una satisfacción enorme para mí.

-¿Cuáles son tus proyectos de cara al futuro?

-Tengo varios. El más inmediato es ‘El cementerio de las tumbas vacías’, una historia radicalmente distinta a mi primer trabajo. En este nuevo proyecto abordo el robo del cuadro de ‘Mona Lisa’ en el Museo del Louvre, en 1911. Igual que ocurre con la historia de Riotinto es un tema desconocido, pero con menos dolor y menos sangre… Estoy trabajando también en un proyecto relacionado con el levantamiento militar en la ciudad de Sevilla, aunque queda mucho por trabajar en él. Igualmente, como ya te comenté, cuando empecé a investigar acerca de la historia de las minas de Riotinto, el primer borrador que escribí era muy extenso, así que me gustaría retomarlo algún día y sacar a la luz algunas historias más relacionadas con las minas. Sin duda alguna, las minas tienen muchas historias que contar.

-¿Qué supone para ti Minas de Riotinto, la Cuenca Minera?

-Como vecino de la Sierra, en más de una ocasión tuve que acudir al Hospital de Riotinto. Siempre me fascinó el paisaje que ofrecían las minas y, en más de una ocasión, recorrí los senderos que conducían a Corta Atalaya donde, como todo el que la tiene a sus pies, no pude evitar sentir la grandiosidad de todo cuanto allí había ocurrido. En las minas nací dos veces, la primera como persona y la segunda, como escritor. Cuando empecé a escribir esta novela, pensé que era yo el que estaba narrando una historia, pero enseguida comprendí que, sin apenas darme cuenta, había sido la historia de las minas la que se había adueñado de mí y ya nunca me dejaría…

-¿Algún mensaje final para tus paisanos?

-Ante todo, darles las gracias por la forma en la que han recibido mi trabajo y por hacerme sentir uno más entre ellos. Y pedirles que no permitan que desvirtúen su historia por intereses particulares, pues su historia es exclusivamente de ellos. Y un mensaje de esperanza: la Cuenca vuelve a latir. Ojalá que todos se beneficien de ello y mantengan presente de dónde vienen.