Desde la grada

Nerva contra Riotinto. Juveniles. Más pasión que fútbol, lógicamente. Al descanso 1-0. Los jugadores en el vestuario y yo en la grada lateral superior, esperando la reanudación. Se me acerca un señor y me pregunta cómo va el partido. Tras informarle de ello, me pregunta si conozco a un jugador del Nerva que se llama Santana. “Sí, yo soy su padre”, contesto. “¿Y qué eres, de El Campillo?”, investiga de nuevo. Cuando respondo afirmativamente, el aluvión de casualidades se desata.

El señor había trabajado muchos años con mi padre, en la Compañía, especialmente en “Cocheras”. Yo siempre he oído hablar a mi padre de los “Talleres Mina”. Creo que es la misma zona. Me traslada con su relato a otra época, a otras entrañas mentales, que este hombre me transmitía desde la amistad de los turnos compartidos, desde la vida tatuada.

“Tu padre me acompañó en el entierro de mi padre”, me subrayó varias veces, “y eso es algo que no se olvida”. Junto a sentimientos como este, me repasó anécdotas felices, chascarrillos varios, y encuentros y desencuentros laborales. Yo escuchaba dejando fluir el río emotivo, y pensando en esa época, en ese pasado colectivo que quizás no vuelva a revivir en nuestras manos. Yo, que casualmente había dado clases a sus nietas, le comentaba que hoy los jóvenes de la Cuenca sí que hacen vida “compartida” sin importarle demasiado si eres de tal o cual pueblo. Puede que sí, o puede que no. Pero los dos concluimos que el presente no rezuma ese espíritu suprafronterizo, cotidiano y laboral que existía antes.

En efecto, creo que el presente de la Cuenca es disgregador y altamente politizado. El “san pa mí” gobierna no solo desde las alcaldías, sino en la mentalidad cotidiana de los habitantes. ¿Cómo afrontar el futuro con unas garantías mínimas desde esta perspectiva? Difícilmente, pienso. Los proyectos colectivos, los que verdaderamente proporcionarían trabajo estable y duradero, quedan invalidados si no unimos nuestras fuerzas para la petición. Quedamos avocados a repartirnos las migajas de las subvenciones y partidas que nos llegan por ley. Entran en juego las listas encabezadas por conocidos, familiares y amiguetes, para acceder a dichas migajas. Esto se ve en los ayuntamientos, en las colocaciones en la mina, etc., etc. Lo cual mosquea aún más, y nos aleja fraudulentamente de esa ansiada mentalidad común.

Invoco a quienes tienen la sartén por el mando. Dialoguen, tomen las medidas necesarias para que nuestra Cuenca sea un territorio apetecible para la inversión, sin impuestos excluyentes, y pensando más allá de la municipalidad propia. Pidan por esas bocas a quienes haya que pedir. Más allá de identidades políticas y partidistas. Por encima de los partidos. Como servidores de vuestros votantes, no como esclavos de vuestras deudas.

Se reanuda el partido, pero el amigo de mi padre y yo seguimos conversando durante toda la segunda parte. Nunca aparecen desacuerdos políticos ni territoriales en la conversación. Yo soy de El Campillo, él de Nerva, mi padre de Riotinto. Yo no sé qué vota él, ni él lo que yo voto. No importa. Hablamos de lo que nos une, no de lo que nos separa. A veces, paramos para celebrar o lamentar los lances del partido. Pero retomamos el diálogo. Pienso en cuánto se le debe a nuestra Cuenca históricamente. Cuánto han hecho nuestros padres por nosotros: derechos laborales, conquistas sociales, bienestar en educación y salud, los maquinistas de una locomotora económica generosa.

Aminoro el paso para esperarlo a que baje las gradas, ya finalizado el partido. Me da la mano y me pide que le dé un abrazo a mi padre de su parte. Me despidió con los ojos un poco llorosos, igual que los ojos de mi padre cuando le transmití sus recuerdos.

José Enrique Santana, licenciado en Filología Hispanica

¿Qué estamos haciendo con nuestra juventud?

Una encuesta nos dice que de 10 maestros, nueve se sienten desprotegidos y ninguneados por el alumnado. Maestros y padres han perdido el principio de autoridad. Siempre he mantenido que en el seno familiar se EDUCA y en los colegios se ENSEÑA. Los legisladores, con sus leyes, están sobreprotegiendo al niño quitando autoridad a los progenitores y maestros. De no corregir la dirección en la que se legisla en este tema, estamos construyendo una sociedad que acabará destruyéndose. ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes?.Yo estoy con Emilio Calatayud, juez de menores:

“Soy Emilio Calatayud. Estimados parlamentarios autonómicos, diputados y senadores, legisladores todos: soy juez de Menores desde hace 29 años, lo que me convierte en el magistrado más antiguo de España en esta especialidad. Pues bien, llevo 29 años condenando a adolescentes a aprender a leer y escribir. Acabo de empezar el nuevo curso judicial y he celebrado los primeros juicios, y como en el Día de la Marmota, he vuelto a encontrarme con chicos de 16 ó 17 años que prácticamente no saben hablar ni leer. Y si saben, no entienden lo que leen ni lo que escriben, porque tampoco saben escribir. Es una pena. Nuestros niños son cada vez más brutos: esa es la triste realidad. En este sentido, quiero formular un ruego: estimados parlamentarios, diputados y senadores, legisladores todos, vengan a mi juzgado (o a los de cualquier otro compañero) para que vean que no exagero. Nosotros, en Granada, solemos celebrar las vistas todos los martes a partir de las 10 de la mañana. Si se deciden a aceptar la invitación, llamen al juzgado con suficiente antelación para que les reservemos un sitio y, por favor, vengan con la mente abierta. Dejen a un lado lo que dicen sus respectivos programas sobre la educación en España. Sean seres humanos y no sólo seres políticos. Escuchen y luego pregunten si lo desean. Vean la realidad que mis compañeros y yo llevamos viendo desde hace décadas. Luego, piensen y legislen. Lleguen a acuerdos duraderos en esta materia.

Si un adolescente acaba la educación obligatoria siendo un analfabeto completo o funcional -que viene a ser lo mismo- tendrá muchas posibilidades de ser explotado laboralmente, engañado o de acabar siendo carne de cañón. uando empecé en Menores, hace ya 29 años, un chaval me pidió que le condenara a aprender a leer y a escribir porque eso le serviría para ser libre, verdaderamente libre. Suscribo lo que me dijo aquel niño y reitero la invitación, señorías. Atentamente, Emilio Calatayud.

A los lectores os pido que compartáis y difundáis esta carta abierta para ver si logramos que algún parlamentario, diputado o senador nos haga caso. Gracias!

Informar en tiempos revueltos

El nacimiento de un nuevo medio de comunicación siempre supone un motivo de alegría y de esperanza. Al menos así debería de ser, pienso yo, por las infinitas posibilidades que trae consigo de la mano.

En este caso, además, supone una doble alegría porque con este proyecto recién comenzado se dará voz a una de las zonas más olvidadas de nuestra provincia, la Cuenca Minera de Riotinto, que lejos del glamour vacuo de otras zonas onubenses, se erige como un baluarte cultural, turístico e histórico, cuna de pintorescas personalidades pasadas y futuras…

Una «mina», que si bien no de oro, brilla, por sus propios méritos, con una luz cegadora.

Al menos así lo veo yo, hijo de esta tierra, y me mantengo firme en la esperanza de que, gracias a este medio, a esta plataforma digital, Tinto Noticias, todos descubráis la actualidad, el pasado, las fiestas e idiosincrasia, la gente y sus problemas, las injusticias, el sufrimiento y la opinión de todos los que crecimos en esta tierra. Entre otras muchas cosas.

Y para dar mi opinión estoy yo aquí, y estaré de vez en cuando. Para eso me han invitado amablemente, para buscar temas interesantes sobre los que volcar mi punto de vista con la única idea de abrir debate, de remover dentro de vosotros los engranajes de la lectura crítica: dudando de lo que digo, evaluándome y formando vuestra opinión.

Porque nada de lo que aquí yo diga será una verdad absoluta.

No vengo a informar. Para eso está Tinto Noticias.

No está de más tener esos conceptos claros.

Y es que vivimos en un tiempo en el que informar, pero informar bien, cada vez es menos rentable. No más difícil, no, supongo que la dificultad es la misma o, incluso, debería ser menor, debido a la globalización de los medios de comunicación y la mayor accesibilidad tanto a los datos como a las fuentes.

Pero es menos rentable, y eso es así porque hoy la gente no hace click en noticias veraces, sino en noticias sensacionalistas. No busca la verdad, sino la intriga, el chisme, el conflicto…

El negocio de la información, cada día se parece más a un circo.

Noticias sin contrastar que a los dos minutos se desmienten, noticias a priori falsas que pasadas las horas se confirman, imágenes viralizadas a las que se les da credibilidad en medios aparentemente fiables y con cierto prestigio, un aluvión de memes, de documentos falsos o fakes, de cadenas de mensajes creando alarma, malintencionadas…

La era de la posverdad. O de la patraña de toda la vida, pero en términos modernos, camuflado bajo un lenguaje elegante y eufemístico.

Empezó siendo algo marginal, una cosa de determinadas webs poco profesionales y algunos mails basura que quedaban en la carpeta de spam… Pero hoy, con el boom de YouTube o WhatsApp, con la inmediatez del mensaje o el vídeo, con la fiebre de lo viral y con lo rentable del click y el botón de compartir para determinados sitios del ciberespacio, hoy ya se suben al carro de la posverdad hasta rotativos serios en sus versiones digitales, hoy ya nadie es capaz de distinguir qué es verdad y qué no lo es. Nadie. Pero tampoco interesa.

Informar en tiempos revueltos.

En tiempos de amarillismo descontrolado.

De creer lo que cada uno quiere creer, sin importar lo que pasó de verdad.

Ardua tarea.

Mi más sincera enhorabuena a los compañeros de Tinto Noticias por hacerlo posible. Y suerte, de verdad.
O mejor: suerte y verdad.

Seguiremos opinando.

¡¡¡Ha nacido un nuevo medio de comunicación!!! ¡¡¡Ha nacido un nuevo medio de comunicación!!!

Ya no se grita en la calle la publicación de un periódico, no hace falta que un niño vocifere las noticias, la gente piensa que está sobradamente instruida. Pero hoy día, la información es un bien escaso, ya se habla como si fuera de un recurso natural, como el agua, el aire o el mineral.

En estos tiempos de mentiras y posverdad, la gran noticia es que hay quien pelea por saber y contar la verdad, quién desea que la información no esté adulterada, quien, en suma, busca el parnaso de las crónicas y las reúne en un nuevo periódico, TINTO NOTICIAS.

Y se hace de forma libre, sin presiones, sólo por informar, de forma desinteresada, dedicando muchas horas a dar a conocer lo que acontece en esta mágica tierra, sin más recompensa que el trabajo bien hecho.

Por eso, hay que hacer un alegato en pro del periodismo. Hoy, que tantas noticias falsas se envían para influenciar en las emociones de las personas; hoy, que la información se ha convertido en un arma bélica utilizada para hacer daño como ninguna otra en la historia; hoy, que es tan fácil difundir infamias sin ningún pudor, es más necesario que exista el PERIODISTA, con mayúsculas, la persona que busca la verdad, que contrasta las noticias, que filtra lo que no es aceptable por estar sin verificar, el que desea purificar las noticias que ya surgen adulteradas casi antes de nacer.

Un medio, TINTO NOTICIAS, de su tiempo, publicado en digital, en una red internet que todavía es universal y libre, aunque algunos ya quieren hacerla de clases (usuarios rápidos y lentos, de pago y gratuito, de ricos y pobres). Un periódico que desea mejorar su entorno, que busca perfeccionar una tierra que necesita atesorar sus propias noticias, contar con un cobijo para las musas, donde los muchos escritores y poetas que brotan de esta cuenca minera puedan pregonar lo que aquí pasa.

Por eso, la noticia es que tenemos noticias y que hay quién las cuente, felicitémonos todos, larga vida a “TINTO NOTICIAS, El periódico de la Cuenca Minera”.

Francisco José Martínez López, catedrático de la Universidad de Huelva

Cambiar el enfoque para luchar contra la Violencia de Género

El aumento en los casos de violencia de género es evidente, cada vez son más las noticias que aparecen en los distintos medios de comunicación y con mayor frecuencia, por lo que se ha convertido en un tema de presencia habitual. Esto ha generado un gran debate en torno a las causas que los provocan, que a la vez ha sido transformado en motivo de disputa entre hombres y mujeres. ¿Qué responsabilidad se les da a las mujeres y qué importancia tienen sus actitudes? ¿Se está avanzando positivamente en este asunto? o por el contrario ¿Se siguen manteniendo opiniones propias de una sociedad patriarcal?

A diario observamos cómo padres y madres en general repiten a sus hijas una y otra vez las típicas frases de “no vuelvas sola a casa”, “no vayas por calles oscuras” o “no salgas de noche por si te pasa algo”. En vez de advertir y aconsejar a las mujeres, lo que se debe hacer es educar a los hombres para que no cometan agresiones, violaciones ni tengan comportamientos molestos con las mujeres.

Lo mismo sucede con las campañas publicitarias, que se centran en respaldar al colectivo femenino y decidles donde tienen que llamar en caso de urgencia, en lugar de dirigirse directamente a los agresores y concienciarlos de alguna forma de que son ellos los que no tienen que actuar de esa manera. ¿No sería más eficaz enfocar las campañas hacia los hombres para que no agredan a las mujeres, que para mostrarles a éstas como deben actuar si son maltratadas?

El problema está en que no se quiere mirar al objeto causante, sino que se victimiza aún más a las personas que lo sufren. Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistar en Radio Castilla-La Mancha a una experta en violencia de género, Pilar López Díez, quien señalaba que “en los casos de agresión sexual hay que poner el foco en el sujeto activo, que es el presunto abusador o violador”. Por lo que resulta especialmente importante dirigirnos al sector propenso a cometer este tipo de hechos.

Otro de los aspectos que me parece importante destacar es el lenguaje utilizado por los periodistas para informar de estos casos. A menudo, en los medios de comunicación nos encontramos noticias que intentan de alguna manera justificar lo ocurrido, e incluso aportan detalles desagradables e innecesarios acerca de las víctimas. He llegado a leer artículos de violencia de género en los que se habla sobre si la ropa que llevaba la mujer asesinada era provocativa o no, y si la falda era demasiado corta. Considero que no es preciso desvelar esa información para narrar lo sucedido, ya que son datos irrelevantes que lo único que hacen es incrementar el morbo, y por supuesto que nadie debería de hacer ningún comentario sobre cómo van vestidas las mujeres afectadas.

Lo que está claro es que para solventar el problema hay que llegar al fondo del asunto, y muchos especialistas apuntan a la educación como una de las bases principales. Además, consideran necesario implantar en los planes de estudio asignaturas o talleres dedicados a la lucha contra la violencia de género. Es fundamental educar a niños y niñas en la igualdad de género. Asimismo, insisto en que hay que respetar a las mujeres y lo femenino, de la misma forma en que se respeta a los hombres y lo masculino.

Isabel Gómez Rodríguez, periodista

Amaneceres

Siempre es buena noticia que se ponga en marcha un medio de comunicación; pero si, además, ese medio se encarga de retratar e interpretar tu entorno más cercano, la alegría es doble.

Cuando me brindaron la oportunidad de colaborar con este medio que hoy amanece, ni me lo pensé. Para alguien que se ha criado con el “Unidos laboramos” de su escudo por bandera, no cabía otra respuesta. Desde esta plataforma digital, mi deseo es aportar mis humildes opiniones, con una perspectiva libre, que no libérrima, y con la oportunidad arbitraria que requieran la realidad y el presente, en su anchura temporal y espacial que un mundo interconectado permite. Pues hoy más que nunca tiene vigencia el “efecto mariposa”, el que nos recuerda que el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. O, si se quiere, y algo más pesimista, como decía el tango “Cambalache”, el que nos esconde que, en el fondo, todos estamos “en el mismo lodo, todos manoseaos”.

La diferencia, la singularidad, lo que nos hará mejores ciudadanos y mejores personas es precisamente la correcta interpretación de esa realidad caótica y tiranamente democrática que nos esclaviza, que nos iguala a todos aplastándonos. El periodismo ayuda a ello. Nos guía, nos pone luces en el camino, ensancha el embudo reduccionista. Y para ello, hay que ir a las buenas fuentes, a los genios que sembraron dudas, que removieron conciencias, que deshojaron la cebolla y nos enseñaron sus capas más profundas. Quevedo, Montaigne, Larra, María Zambrano, Umbral, Pérez-Reverte… Los nortes, las referencias, los eternos amaneceres de la palabra comprometida.

El periodismo sin compromiso es mal periodismo. Pero, y aquí está el quid de la cuestión, ese compromiso debe provenir de la libertad de pensamiento. No debe ser un compromiso interesado, orquestado desde algún poder político, social o económico. El único compromiso es para con los lectores y las lectoras. Y se entrega, se escribe no como quien da una limosna al pobre, sino como quien ayuda a sus iguales. Mirándolos de frente, a los ojos. Unos ojos que miran juntos al amanecer, describiendo sus colores, interpretando las siluetas en el horizonte.

Ese será mi propósito cuando escriba para ustedes. Ni más ni menos. Sin obligaciones personales, pero con responsabilidades colectivas. Pues mi pueblo, mi comarca merecen todo el respeto que pueda poner en juego. Porque la historia, nuestra historia, merece que el presente y el futuro le devuelvan al menos un ápice de su brillo y de su altruismo. Quid pro quo. Que nuestro pasado se convierta en una ventana al futuro, en un nuevo amanecer de unos pueblos que tiraron de la locomotora onubense, andaluza y española durante muchísimos años.

Pero ya habrá tiempo para tales exigencias. Por ahora, déjenme que celebre el amanecer de este periódico digital. Y, si quieren, súmanse a esta celebración. Brindemos con vino tinto, reguemos nuestra felicidad con las aguas caleidoscópicas de nuestro río más emblemático. El que recorre el subsuelo y la superficie de nuestras castigadas venas. El río que amanece cada día en la tierra que nos vio nacer.

José Enrique Santana, licenciado en Filología Hispánica