Nombrado recientemente Hijo Adoptivo de la localidad, este docente que forma parte de la historia de la Cuenca Minera preside la Asociación Cultural ‘La Tribu Educa’, entidad reconocida con el Mérito a la Educación y el Premio Nacional Bartolomé Cossío

Aunque se llama Francisco Antonio Gomera (Beas de Segura, Jaén, 13 de mayo de 1945), todo el mundo lo conoce como ‘Pacogomera’, nombre con el que él se siente identificado, tal y como nos explica a Tinto Noticias: “Aunque se han dirigido a mí de muchas maneras, más o menos formales, en los distintos desempeños de mi vida, la fórmula con la que me identifico más es la de Pacogomera. Es con la que me vuelvo instintivamente si alguien me habla o interpela. Deduzco, pues, que ese debe ser mi nombre, el que me define”.

Un ‘minero’ de adopción y corazón después de haber residido en Minas de Riotinto durante treinta años, tras los cuales, en 1994 se marchó con su familia a Córdoba, donde reside en la actualidad.

Su historia se inicia en su localidad natal, en la provincia de Jaén, donde pudo estudiar, a pesar de las dificultades de la época, gracias a una beca para ingresar en la SAFA de Úbeda, a través de la cual, tras nueve años de internado, terminó Magisterio. Una carrera que le dio la posibilidad de venir a Huelva, puesto que, tal y como recuerda, “con veinte años recién cumplidos, me fui a la SAFA de Riotinto, donde impartí docencia en Educación Primaria y en Enseñanza Profesional (hace unos años en un encuentro con antiguos alumnos comprobé sorprendido que nuestra diferencia de edad era de tan solo ¡cuatro años!)”.

A nivel personal, tras acabar la mili –recuerda la despedida que le hizo La Tuna, con Martín Moreno al frente, en la Plaza de El Minero- y aprobar las oposiciones, se casó con Julia, también maestra de profesión, con la que ha tenido cuatro hijos, que siguen manteniendo vínculos con su pueblo, con Minas de Riotinto.

De aquel tiempo recuerda cómo “los años finales de la dictadura franquista, impulsados indirectamente por la Ley General de Educación (Ley Villar Palasí) y directamente por los movimientos socio-laborales de características diversas que afectaban a todos los sectores productivos de España, generaron dinámicas innovadoras en distintos ámbitos y colectivos. En la Cuenca Minera, extinguidas la relaciones contractuales con la compañía minera, desafortunadamente finiquitada la experiencia que durante tres años se llevó a cabo en Formación Profesional, en el colegio público denominado entonces ‘Francisco Franco’, llevamos a cabo durante bastantes años, con preclaros compañeros –bastantes desgraciadamente desaparecidos-, un proyecto educativo de gran envergadura, ya que fue objeto de estudio en las Escuelas de Magisterio de entonces, con visitas periódicas de su alumnado a nuestras aulas, de programas específicos de televisión y de medios nacionales de comunicación y motivo de ponencias en diferentes foros y escuelas de verano en todo el territorio nacional”.

De forma paralela a su actividad docente, Paco terminó en ese tiempo los estudios de Graduado Social y la Licenciatura de Filosofía y Letras, en la especialidad de Geografía e Historia.

Además, consciente de que situación política y social del país en aquellos momentos invitaba al compromiso y a la implicación personal, “consentí a participar en las primeras elecciones democráticas de nuestro país, pese a estar involucrado en diferentes proyectos innovadores relacionados con la educación y la actividad profesional de los profesores, a las exigencias de los estudios universitarios y a pertenecer a una familia numerosa. Esta decisión no comportaba ningún mérito personal, puesto que eran muchos quienes, de una manera u otra, estaban comprometidos en contribuir y colaborar en la mejora de la vida de los recién estrenados ciudadanos de la Cuenca Minera”, nos explica.

Otro momento clave en su vida se produjo en el año 1983, cuando accedió a la Inspección Educativa de Huelva. Desde entonces, y hasta el 1994, viviendo en Riotinto, mantuvo una intensa actividad educativa en los centros y programas de Educación Compensatoria de la provincia y en la denominada Escuela Rural (ADERSAs y ADERANes). Luego, en el año 2000, ya en Córdoba, detentó la Jefatura de Inspección de Educación hasta su jubilación en el 2010.

Un año después, en 2011, comenzó a encargarse como presidente de la Asociación Cultural ‘La Tribu Educa’, conformada por jubilados docentes de todos los niveles educativos, cargo que mantiene hoy en día.

Vivencias a las que Gomera añade, dejando a un lado los detalles que tuvieron todas estas etapas, lo narrado por F. Antonio Sánchez Uceda en su libro El Camino de Santiago Francés. Etapas, historias y otras zarandajas, que puede leerse en la librería de Riotinto.

Una experiencia que le ha valido para ser reconocido con la Medalla de Hijo Adoptivo de Minas de Riotinto, todo un honor del que nos habla en esta entrevista.

-¿Cómo se sintió al ser elegido Hijo Adoptivo de Minas de Riotinto?

-Para ser sincero, he decir que, hasta este momento, no tengo un conocimiento formal y explícito de este honor. Sé, porque lo he leído en Tinto Noticias y algún amigo que me la ha comentado, que se aprobó en el pleno del pasado 3 de mayo, conjuntamente con el entrañable y reconocido profesional Jesús ‘El practicante’, pero ignoro si aún resta algún otro procedimiento. En el supuesto que esta propuesta/nombramiento llegara a buen puerto, te comento que después de la sorpresa inicial –yo no sabía nada al respecto ni que había un grupo de personas interesadas en ello-me sentí absolutamente abrumado y con la emoción contenida de un parto. Te explico. Uno no elige ni a sus padres, ni a sus hermanos, ni el país o lugar de nacimiento. De modo que el nacimiento es azaroso y alguien podría decir que ha tenido suerte de nacer en un determinado lugar o de pertenecer a una familia ejemplar. O, al contrario. Sin embargo, hay ciudadanos, entre los que me encuentro, que, sin renunciar a la ocasionalidad de nuestra nacencia, somos partidarios del dicho “No se es de donde se nace, sino de donde se hace”. Es mi caso. Mis sentimientos más profundos –diría que los de toda mi familia-, mi vida personal, profesional y ciudadana, se han moldeado en Riotinto.

Así lo he dicho en muchos lugares del territorio nacional y lo sigo diciendo siempre que tengo ocasión, sin esperar ninguna recompensa por ello. Soy quien soy gracias a Riotinto, y por extensión a la Cuenca Minera. Ciertamente me ha moldeado la fuerza telúrica de sus gentes, la pasión lejana, sufrida y esperanzada de su historia, lo asombroso de su paisaje y la singularidad de su vida ciudadana. Por todo ello, y por más cosas que escapan al contenido de esta entrevista, estoy enormemente agradecido por lo mucho que me ha proporcionado esta hermosa tierra. Si además de ello resulta que el pueblo de Riotinto me acoge y quiere que sea su hijo adoptivo, la emoción me embarga hasta lo más profundo de mi ser y solo me surgen palabras de agradecimiento para quienes tuvieron esta generosa iniciativa y por las autoridades municipales que la formalizaron.

-Siempre ha sido una persona amante de la cultura y las tradiciones de la Cuenca Minera. ¿Cuál es su balance de su experiencia en este tiempo?

-Siempre lo fue, pero ahora, quizás, sea más evidente: el futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos se fundamenta en la ciencia, la cultura, la educación y en el respeto a los derechos civiles en el marco de una igualdad de oportunidades. Dicho esto, la relación de cultura y tradición es compleja. ¿Todas las tradiciones deben considerarse como eventos culturales con proyección de futuro en el mundo contemporáneo? ¿La cultura implica conocimiento? ¿Y una ética? ¿Cómo discriminar lo cultural de lo que no lo es? ¿Los intelectuales, los científicos, los políticos y los grandes actores sociales contribuyen a la consolidación y extensión de hitos culturales básicos y humanistas?

Son muchos los elementos que se deberían considerar para responder con cierto detalle y contundencia a este controvertido tema del que sí se puede afirmar que, por primera vez en la historia de la humanidad, la evolución cultural ha superado a la biológica. Sin embargo, por mi experiencia, y en un plano menos trascendente, cultura es aquello que crea el pueblo –de forma individual o colectiva, las personas en su conjunto lo reconocen como propio y asisten y participan como espectadores de distintas modos y actitudes. En consecuencia, el sentimiento de pertenencia y la participación, sea activa o pasiva, son elementos que podrían definirse, entre otros, como esenciales para lo que podríamos definir como cultura popular.

Cuando concurren al mismo tiempo estas características, aunque sea en distinto grado, podemos afirmar que existen raíces y formatos culturales propios. En este sentido, Riotinto y la Cuenca Minera mantienen vivas tradiciones culturales de gran calado y aceptación. No en todos los lugares es así, desgraciadamente.

-¿Por qué eligió la carrera de maestro?

-A lo mejor, fue la carrera/profesión de maestro quien me eligió a mí, porque, como los pueri oblati, con once años y una beca me incorporé a Preparatoria y luego a Primero, Segundo… hasta Octavo de Magisterio en el internado de la SAFA (Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia), de Úbeda (Jaén). En la época de la dictadura, la mayoría de los hijos de familias trabajadoras y de pueblo no podían elegir. Y menos estudiar una carrera. Yo tuve suerte –a diferencia de otros compañeros de la infancia- y pude aprovechar esa oportunidad gracias, en buena medida, a los excelentes profesores que tuve.

-Ha sido educador de varias generaciones de riotinteños. ¿Cómo se siente por este hecho?

-Cuando me encuentro con alguno de aquellos chicos, -y algunas chicas, pero menos-, y jóvenes de entonces, y miro sus caras sonrientes mientras me cuentan cosas de sus vidas…, pienso que la profesión de educador es maravillosa. Ciertamente he tenido muchos alumnos de Riotinto y de la Cuenca Minera, pero cuando intuyo o escucho que he podido ser algo útil en sus vidas, pienso que mi existencia y mi actividad profesional pueden haber tenido algún sentido. Seguramente no acerté con todos ni en todas las ocasiones y circunstancias. Si tuviera la oportunidad de saberlo, me encantaría excusarme, incluso pedir perdón, en su caso, y manifestar que, aunque errara, no lo hice con intención. Probablemente, mi inexperiencia o desconocimiento me llevaron a ello. Ignoro si entre ese conjunto de alumnos y alumnas he tenido algún discípulo porque, aunque me gustaría, solo los maestros los tienen.

-En otro ámbito, también fuiste concejal del PC.

-Sí, fui en tercer lugar como independiente en una lista compuesta de honestos y excelentes compañeros liderados por el malogrado Manolo Peregrina Gómez. Hablar de ‘Peregrina’ es hacerlo de un Hijo Predilecto de Riotinto. Me remito al documento justificativo de su dinámica municipal donde se recogen muchas de las acciones, iniciativas y actividades que se llevaron a cabo de forma altruista por el conjunto de toda la Corporación Municipal. En cuanto a mí respecta, durante cuatro años, tuve el honor de detentar la Concejalía de Cultura y Educación. Mi paso por el Ayuntamiento de Riotinto me permitió relacionarme y conocer desde otra perspectiva a colectivos y personas de prismática figura y de variado carácter cultural y educativo. Aprendí muchísimo, de tal manera que considero este periodo como una segunda universidad. Seguramente la mejor.

-¿Qué está haciendo en la actualidad?

-Lo más importante: vivir mi tercera vida. Como estoy en su adolescencia, además de disfrutar de la familia, de caminar, de impartir algunas charlas o conferencias, de dedicarle un tiempo a la escritura, -tengo un libro bastante avanzado, donde precisamente Riotinto ocupa un papel relevante-, soy el presidente de la Asociación Cultural ‘La Tribu Educa’ (latribueduca.es), conformada por más de un centenar de socios. El propósito fundamental de esta asociación, además de favorecer el bienestar de los asociados y contribuir con acciones diversas a la dinámica cultural de la comunidad, consiste en colaborar en la formación integral de los escolares desde nuestra situación de jubilados docentes. Como no hay innovación sin entusiasmo, y como los objetivos fundamentales de la asociación trascienden a lo que se espera habitualmente de los seniors, quizás, por ello, la Junta de Andalucía nos ha concedido el Mérito a la Educación y la SEPHE el Premio Nacional Bartolomé Cossío.

-Volviendo a la Cuenca Minera, ¿qué supone para usted Minas de Riotinto?

-Diría que es el lugar donde me reconozco.

-Para terminar, un mensaje a los riotinteños.

-¿Un mensaje? Me resulta un poco pretencioso decirle al milenario Riotinto algo sobresaliente. Sin embargo, me gustaría reflexionar, aprovechando la ocasión que me propone y sin ninguna intención directiva o magisterial, sobre una cuestión que considero fundamental y que tiene que ver con la incertidumbre que a veces impera en la Cuenca Minera. Viktor Frankl, el afamado neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la logoterapia, define la desesperanza como el sufrimiento sin sentido. Para revertir esta situación y convertir la esperanza activa en el instrumento más poderoso conocido, el factor determinante es el sentido, el propósito. De tal manera que el grado de desesperanza que puede sentir un sujeto -o una colectividad- dependerá directamente del significado que se le otorguen a las dificultades o penalidades. Sin embargo, conviene resaltar que la actitud para definir un propósito es un acto de libertad individual -o colectiva- que no tiene límites ni está condicionada por ninguna situación por extraña o insoportable que pudiera parecer. Por todo ello, armado de la fuerza educativa y cultural de sus ciudadanos, consciente de sus posibilidades y carencias, pero con el firme propósito no solo de sobrevivir, sino de mejorvivir, Riotinto podría (debería) encarar desde la acción un futuro que garantice a sus descendientes salud, en el sentido amplio del término, libertad, conocimiento y ética ciudadana. Que no es poco. Desde mis límites, Riotinto ha de saber que cuenta conmigo.