Son muchos los mineros onubenses que decidieron marcharse a Cataluña durante los años sesenta y setenta en busca de un trabajo y un futuro mejor. Por este motivo, son muy numerosos los onubenses que viven en la comunidad catalana, onubenses que han formado una familia y desarrollan allí sus vidas desde hace años. Eso sí, sin olvidar en ningún momento sus raíces en la Cuenca Minera.
Es el caso de Nicolás Vargas Domínguez, un riotinteño nacido hace 72 años en la calle Comandante Haro, número 5, de Minas de Riotinto. Sus padres, Cipriano y Carmen, tuvieron cuatro hijos, María del Carmen, Isidora, Cipriano y el propio Nicolás.
La niñez y la adolescencia de Nicolás se desarrollaron en su Riotinto natal, hasta que, con 18 años recién cumplidos, en el año 1960, decidió marcharse a Cataluña con el deseo de encontrar un empleo. Su destino fue la ciudad de San Feliú de Llobregat, en la provincia de Barcelona, hasta donde se fueron otros muchos onubenses con el mismo objetivo que nuestro protagonista.
“Me vine a San Feliú de Llobregat, una ciudad preciosa, aunque, he de reconocer, que como Minas de Riotinto no hay nada. Eso sí, a pesar de lo que puedan decir, Cataluña es una tierra maravillosa, que me acogió con los brazos abiertos. Nunca en mi vida he tenido ningún problema por no ser de aquí. Es más, uno de mis jefes siempre decía que los mejores trabajadores eran los andaluces”, nos confiesa Nicolás.
A lo largo de su vida, este riotinteño ha trabajado en diferentes sectores, desde una grifería, como clasificador de piel o, por último, en la construcción. Para Vargas, “los catalanes son gente fabulosa, siempre lo he dicho. Me ha ido muy bien en todos los sitios en los que he trabajado, porque me han acogido siempre muy bien, contando con jefes que han mirado por los andaluces”.
Tanto es así que este onubense formó una familia en la que ha sido su tierra de acogida, puesto que se casó con una catalana, con la que ha tenido tres hijos, dos niños y una niña. Además, tiene cinco nietos, dos nenas y tres nenes.
Una familia que no ha olvidado sus raíces mineras, puesto que sus hijos suelen venir cada vez que pueden a Huelva, una tierra que les encanta. Por ejemplo, el pasado verano, uno de sus hijos tuvo la oportunidad de visitar la provincia de Huelva junto con toda su familia, donde visitaron la Cuenca, Aracena y El Rocío y todos quedaron encantados, así que están seguros de que repetirán este año.
Por su parte, Nicolás Vargas también suele venir cada vez que puede a su tierra. De hecho, el año pasado estuvo en Atalaya durante 18 días en los que tuvo la oportunidad de reencontrarse con familiares y amigos, entre los que se encuentran, por ejemplo, Jesús Chaparro o Rafael Cortés, entre otros.
Siendo así, desde San Feliú de Llobregat manda un caluroso abrazo “a todos mis paisanos de Huelva y para todos los ‘mojinos’ de Riotinto”. Gracias Nicolás.