Esta semana nos marchamos a Madrid para conocer a este profesor de la Universidad Alfonso X El Sabio, que compagina la enseñanza en el Grado de Actividad Física y Deporte con su faceta como entrenador en la Escuela de la RFEF

Manuel Barba Ruiz (Nerva, 1980) es un nervense que, tras acabar sus estudios de Bachillerato en el IES Vázquez Díaz, decidió estudiar la Diplomatura de Magisterio por Educación Física en la Universidad de Huelva, dado que el deporte siempre había sido su pasión. De hecho, estuvo compaginando la carrera universitaria con el balonmano, pues jugó en todas las categorías del Club Nerva Balonmano, una etapa que recuerda con mucho cariño.

Una vez que acabó los tres años de Magisterio, Manuel decidió tomarse un año sabático para prepararse unas pruebas con el objetivo de entrar en la Universidad de Granada, donde poder continuar con su formación deportiva. Sin embargo, tal y como recuerda, “por muy poco no conseguí la nota de corte para poder entrar. A pesar de ello, mis padres me tenían guardada la gran sorpresa de que pude venirme a estudiar a Madrid en octubre de 2002, a la Universidad Alfonso X El Sabio, para hacer la Licenciatura de Actividad Física y Deporte”. Además, por recomendación de un profesor, durante el curso de tercero y cuarto de la carrera, empezó a entrenar a fútbol a los niños del Club de Fútbol Rayo Majadahonda, el nuevo equipo de 2º División, donde estuvo en el fútbol base durante dos temporadas (2003/04 – 2004/05).

Al año siguiente, ya con la Licenciatura de Actividad Física y Deporte finalizada, pasó a ser entrenador de un equipo juvenil del histórico club Pegaso Tres Cantos, donde también colaboraba en el primer equipo, de la mano de Antonio Díaz Carla villa, que, actualmente, forma parte del cuerpo técnico de preparadores de Quique Sánchez Flores.

En este punto se produjo un momento clave en su trayectoria, puesto que, al final de la temporada, consiguió hacer una entrevista con Alberto Giráldez, en esos momentos responsable del futbol base de cantera del Real Madrid CF. “Fui muy contento, porque era un oportunidad de incorporarme al Infantil del Real Madrid. Sin embargo, después de dos meses sin noticias, pensé que se lo habrían ofrecido a otro. La sorpresa fue que el 21 de agosto de 2006, estando en Nerva en plenas Fiestas de San Bartolomé, recibí una llamada en la que me comunicaban que el día 3 de septiembre me incorporaba como entrenador ayudante y preparador físico del Infantil A del Real Madrid C.F.”.

Tras recibir esta noticia, “como te puedes imaginar, me costó unos meses asimilar todo lo que estaba viviendo y nunca olvidaré esas dos temporadas que pasé en Valdebebas, conociendo a muchísima gente, como Jesús Enrique Gutiérrez o Tristán Celador. De esta etapa, me quedo con muchas cosas, pero, entre ellas, el gusto y el honor de haber trabajado de base con jugadores profesionales a día de hoy, como Dani Carvajal, Fernando Pacheco, Saúl Ñiguez, David Soria, Diego Llorente o Jesé Rodríguez. Tras dos años en el Infantil A, salí del Real Madrid C.F”, nos comenta emocionado, puesto que asegura que “fueron dos años fantásticos, increíbles, en los que aprendí mucho. Una experiencia tremenda que no se puede explicar con palabras y que me ha servido mucho en la vida”.

La temporada siguiente, de nuevo, le trajo a Huelva, puesto que, a raíz de una conversación con el también nervense Antonio Segovia, coordinador de la cantera del Recreativo de Huelva, le ofrecieron venirse a Huelva como preparador físico del filial del Decano, el Recreativo de Huelva B, que regresaba entonces a Tercera División. En total, estuvo tres años en el Recre, una experiencia que califica como “muy positiva, aunque es cierto que también hubo momentos convulsos y cambios en el club. De este tiempo, me quedo con el placer de haber trabajado con profesionales de la talla de Miguel Ángel Campos, Manolo Espina, Carlos Ríos o Juanma Pavón, además de jugadores como Fidel, Juan Villar o Chus Hevia”.

Tras el descenso del Recre, Manuel regresó a Madrid, puesto que, “con 27 años, no me podía permitir lo que me ofrecía el club, así que, en julio de 2010, regresé a la capital madrileña, donde tenía a mi novia y donde conseguí formar parte de la nueva Escuela de Fútbol de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), de la mano de su director Eduardo Valcárcel, donde actualmente permanezco”. Justo entró en 2010, cuando España se proclamó campeona del mundo.

En total, Barba lleva ocho años como entrenador y como coordinador de la categoría Benjamín en la Escuela de la Federación, un centro abierto al público para todo el que lo desee, que está compitiendo en un nivel bastante alto en la Comunidad de Madrid, pudiendo competir hasta Cadetes al ser un ente federativo. Esta escuela formativa de fútbol base cuenta con casi 1000 niños, un lugar que, según nos cuenta, “personalmente, la considero mi casa, y aquí cumplo mi octava temporada, donde tengo la suerte de trabajar en un marco único e incomparable como es la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, con una metodología idónea para formar personas a través del fútbol”.

Docente en la Universidad Alfonso X El Sabio

Una interesante actividad profesional que ha compaginado, además, con una cuidada formación académica y docente, puesto que, desde el año 2011, es profesor en la Universidad Alfonso X El Sabio en el Grado de Actividad Física y Deporte. Junto a todo ello, además, desde octubre de 2016, cuenta con el Grado de Doctor, mientras que, un año después, en julio de 2017, culminó el nivel III (Entrenador Nacional) de entrenador de fútbol. Y, por último, imparte clases en los cursos de entrenador de fútbol de la Real Federación de Futbol de Madrid (RFFM).

Todo ello hace que Manuel Barba haga un balance muy positivo de su estancia en Madrid, donde, a nivel personal, se ha casado y tiene un hija de 4 años, a la que, siempre que tiene oportunidad, trae a la Cuenca Minera para que siga manteniendo el vínculo con su tierra y su familia, aunque sus padres también se desplazan a Madrid una vez al mes para estar con ellos.

En cualquier caso, Barba sigue cultivando un enorme vínculo con Nerva, ya que viene siempre en agosto y en Navidad, para seguir manteniendo el contacto con su gente y sus amigos. Eso sí, reconoce que le gustaría venir más, pero sus obligaciones laborales y el estar a cinco horas de distancia en carretera lo hacen complicado. “Cada vez tengo menos posibilidades de volverme a Nerva. El estar en la universidad y entrenar y con partidos los fines de semana lo hacen difícil, porque también soy coordinador de la Escuela de Tecnificación y suelo tener todos los domingos ocupados de enero a junio, así que es difícil”.


A pesar de la falta de tiempo, Manuel Barba tiene claro que no se olvida de su tierra natal, donde tiene a toda su familia, a la que recuerda mucho. Por este motivo, para terminar, lanza un mensaje a todos los mineros, “a los que me gustaría transmitirles que no se pierda el espíritu y la forma de ser de la gente de la Cuenca Minera. Es un placer conocer otras historias de personas que se marcharon fuera de la comarca. No es fácil separarse de tus raíces, pero la situación laboral manda, así que les animo a salir fuera, siempre teniendo muy claro de dónde procedemos”.