Nacida en la calle Italia de El Campillo, donde vivió durante toda su infancia y juventud, Elisa Guijarro Castañeda es una campillera que, desde hace nueve años, vive en la costa de Tarragona. Un destino en el que se ha asentado después de haber residido en diferentes países europeos. Y es que Elisa se marchó de Huelva siendo muy joven. Se fue a Alemania con su familia, país al que primero se marchó su madre con su hermana mayor, mientras que su padre se quedó un año más trabajando en la mina.

Estando en Alemania, esta campillera conoció al que es su marido, que es asturiano, con el que se marchó a vivir a Francia, donde ha residido durante 42 años. Y es que, según nos cuenta, “aunque mi madre estaba en Alemania, cuando me casé, nos fuimos a Francia, porque la familia de mi marido estaba allí”.

De su matrimonio nacieron dos hijos, ninguno de los cuales vive en España, puesto que el mayor reside en Francia, mientras que el segundo, estando de vacaciones en nuestro país, conoció a una chica suiza con la que se casó y con la que vive en Suiza. Además, tiene tres nietos, uno de 20 años que vive en Francia, así como una niña de 6 años y un niño de 3 en Suiza.

Mis hijos sí conocen la Cuenca Minera. Han ido muchas veces, porque, cuando vivían mis padres, yo iba todos los años. La verdad que a ellos les gusta mucho Huelva, pero, desde que mi madre murió hace cinco años, no van. Ahora vienen a vernos a Tarragona, así que quizás vaya este año para Huelva”, nos comenta Elisa.

En la actualidad, con 68 años, Elisa mantiene una casa en la calle Sevilla de El Campillo, a la que suele venir de vez en cuando, porque tiene un hermano en Zalamea. Sin embargo, reconoce que no viene demasiado, porque ya no tiene a sus padres y es su hermano el que la visita en ocasiones en Tarragona. De hecho, su otra hermana vive en Barcelona.

A pesar de estar lejos de su tierra, el balance de esta campillera de todos estos años es positivo, porque se siente muy contenta de la vida que ha tenido. Realmente, reconoce que “no echo mucho de menos la Cuenca Minera, porque cuando me marché de mi pueblo sólo tenía 13 – 14 años. Luego, me casé muy joven y me fui a Francia, pero sigo teniendo casa en El Campillo”.

Esto no quiere decir que Elisa no recuerde sus años de infancia y juventud en la Cuenca, una etapa de la que no se olvida de “mis amigas, como Fali, así como de mi prima Virginia de El Campillo. Fueron años muy bonitos, en los que también estuve muy contenta allí”. Eso sí, nos cuenta que le gusta más el estilo de vida de una ciudad que la de un pueblo, además de ser una enamorada del mar, de ahí que se encuentre muy bien viviendo en la costa mediterránea.

De sus años en El Campillo, Guijarro recuerda cuando iba a dar paseos, a hacer la compra, a lavar la ropa, cuando salía a jugar en la calle, cuando hacía la limpieza los sábados por la mañana con su madre o, incluso, cuando iba a buscar el agua a los pozos con los cántaros en la cabeza. Recuerdos que mantiene muy vivos, teniéndolos muy presentes.

Por ello, para despedirse, manda emocionada “un saludo a todos los vecinos de El Campillo y, en especial, a mis amigos de la calle Italia y a Fali, sin olvidar a mi hermano Rafael y a mi cuñada Mari Carmen, que viven en Zalamea. A todos les mando muchos recuerdos”.