Las Cruces de Mayo son, sin duda, el momento más esperado por los vecinos de Berrocal. Protagonizada por las Cruz de Arriba y la Cruz de Abajo, es una fiesta con ritos paganos y religiosos, caracterizada por la rivalidad entre ambas, estando documentada su existencia desde los siglos XV y XVI, y habiendo sido, incluso, objeto de estudios de investigación. De hecho, por su interés etnológico, están declaradas como Bien de Interés Turístico Cultural de Andalucía desde 1998.
Plena de ritos, de tradiciones centenarias y de sanos piques, la Fiesta de la Santa Cruz se erige como el principal atractivo turístico y cultural de esta localidad. Un pique sano que contribuye al engrandecimiento de las fiestas y que se refleja en canciones y coplas populares del municipio.
En concreto, las Fiestas de la Santa Cruz se celebran a primeros de mayo, si bien, desde semanas antes, todos los berrocaleños se afanan en acicalar sus casas y en preparar las viandas con las que obsequiar a los amigos vecinos e invitados, como las chacinas de la matanza y otras delicias típicas de la gastronomía de Berrocal.
Por su parte, las dos Hermandades, en un respetuoso pique y por separado, buscan las mejores bestias y preparan los ‘jatos’ o monturas y aparejos enjaezados con bordes y filigranas de origen árabe con que vestirlas. Se comienza también a decorar la Cruz. Jóvenes y mayores participan y ponen todo su empeño en los preparativos. Se trata, en definitiva, de hacerlo mejor y más bonito que la rival. El afán de superación se hace patente año tras año y desemboca en un mayor atractivo y emoción para todos.
Este año, las Cruces de Mayo de Berrocal se desarrollan los días 27, 28, 29 y 30 de abril y 1 de mayo, unas jornadas que se viven con gran intensidad.
La programación comienza el viernes, el día de San Felipe, cuando la tradición marca ir a cortar el romero para ofrecerlo a la Cruz al día siguiente. El sábado, el Día del Romero, se preparan dos bestias ataviadas con aparejos de terciopelo bordado en oro, con las jáquimas y el rabo engalanados para el ancestral rito. Mientras se carga los haces de romero en las bestias, tiene lugar la salida de los ‘mozos de la Bandera’, que serán los protagonistas de los rituales paganos a celebrar en el día, entre vítores y clamores de las mujeres. En el acto que prosigue, el mozo subido a una mula clava la bandera en el haz de romero que porta el animal y, al llegar a su ermita, la desclava y ofrece el romero a la Santa Cruz.
Ambas hermandades realizan los mismos actos de forma sucesiva, llevando luego las cruces a la iglesia, donde permanecen hasta el día siguiente, el domingo.
El domingo es el día solemne de la Cruz, donde, tras la celebración de la Eucaristía en honor de la Santa Cruz, ambas hermandades salen en procesión por el pueblo acompañadas por los hermanos y hermanas y las bandas de música. Un momento muy esperado durante todo el año.
Con todo ello, los berrocaleños disfrutan ya de unas fiestas que han traspasado fronteras.