El autor sorprende con una revisión histórica de unos hechos que ocurrieron en la comarca entre 1936 y 1958, como un trágico accidente de camión cuyas consecuencias «lo envuelven todo», asegura
Muchos conocen a Antonio López García, un campurriano que el pasado mes de noviembre cumplió 54 años, edad que le convierte en un minero que forma parte de la generación de los que nacieron en la habitación de su casa con la ayuda de una matrona, en su caso, Juana ‘la del tío Elías’. Por este motivo, asegura con orgullo que nació en el mismo Campofrío, tal y como refleja su DNI.
«En aquella fecha no existía el Hospital Comarcal de Riotinto y todos los partos en los municipios de la Cuenca Minera y la Sierra se llevaban a cabo en el domicilio», nos comenta, si bien, «afortunadamente, gracias a las movilizaciones que se produjeron, conseguimos que se construyera el hospital, que últimamente está siendo muy cuestionado. Primero por el acuerdo insolidario que tomó el Ayuntamiento de Riotinto de cobrar por aparcar en su entorno y, segundo, por los recortes que se han llevado a cabo y que han supuesto el deterioro de la asistencia médica que tan magníficamente había prestado», añade.
Antonio López es un campurriano amante de su tierra. Tanto que, de su grupo de amigos de la infancia, es el único que sigue residiendo y trabajando en Campofrío los 365 días del año. «Soy feliz cada tarde paseando a mi perrita. Qué quieres que te diga más», asegura.
Dedicado profesionalmente al mundo de la banca y los seguros como agente colaborador, Antonio López siempre se sintió atraído por la literatura y la investigación. Al hilo de estas inquietudes, formó parte del grupo Iniciativa Cultural, entidad responsable, entre otras iniciativas, de la edición del libro ‘Campofrío, la plaza de toros más antigua de España’, una obra en la que se encargó de confeccionar el cuarto capítulo, titulado ‘Plazas de Toros Históricas’.
Una afición sobre la que afirma que «es algo que se lleva dentro y que nunca consideras llegado el momento apropiado para comenzar a hacerlo. Supongo que por miedo. Sin duda alguna, me animé a raíz de la publicación del libro de la plaza de toros. Supongo que habrá mucha gente que piense que he comenzado bastante tarde. Pues igual tienen razón. Quizás se pueda solucionar escribiendo más rápido (es una broma, por supuesto). Creo que te decides a hacerlo el día que aceptas que tu libro puede tener fallos y que los fallos forman parte de la vida misma. Incluso las rosas más bellas tienen espinas, pero si sabes tratarlas no te hacen daño».
De hecho, en el año 2016, comenzó la aventura de escribir su primer libro en solitario. Un trabajo que dio como resultado la obra ‘Nuestro pan cotidiano, dánoslo hoy’, donde el autor se trasladó al siglo XVIII con sus paisanos. Una creación que tuvo una importante repercusión, recibiendo el apoyo de escritores serranos de la talla de Mario Rodríguez o Manuel Moya, entre otros.
Tras esta primera incursión en el mundo editorial en solitario, el pasado mes de diciembre, López García ha vuelto a sorprender con la presentación de un nuevo libro, titulado ‘Algunos lo lograron’, una obra que es el resultado de un año y medio de trabajo, del que Antonio destaca “su sencillez. Está escrito por y para el pueblo. Utilizo dos lenguajes distintos. Por un lado, nos habla Salvador a través del recuerdo como testigo de lo ocurrido en la localidad durante el largo periodo transcurrido entre 1936 y 1958. Y, por otro lado, nos habla José como componente de la Columna de los 8.000, que teñiría de sangre la localidad extremeña de Llerena. Las consecuencias de un trágico accidente de camión ocurrido en la tarde del 30 de mayo de 1956 lo envuelven todo”.
Es decir, en el libro se habla de “dos tragedias de Campofrío, sufridas en 1936 y 1956, respectivamente, por dos protagonistas reales, que se reencuentran en el pasado a través del testimonio escrito de José y de los recuperados recuerdos de Salvador. El primero pretendía transmitir la verdad al futuro y el segundo buscaba rescatar del olvido al pasado”.
Una historia que aparece publicada con la siguiente dedicatoria, “A mi compadre Ceferino y a cuantos la jodida muerte no concedió ni tan siquiera el derecho a defenderse”, y una historia que ha querido sacar a la luz porque considera que “en paz, democracia y libertad es posible conseguir que el mundo sea mejor. En nuestras manos está hacerlo realidad”.
Además, el libro fue presentado el día que se conmemoraba el 40 Aniversario de la Constitución Española, una fecha elegida especialmente por el escritor. Porque, según dijo el día de la presentación, “se trata de una Constitución que nació del consenso, es decir, de un gran acuerdo entre todos los que participaban en su elaboración. Para ello se hizo obligatoria la aprobación de una Ley de Amnistía. ¿Cómo podían reconciliarse si no se borrase ese pasado para siempre? Dicha amnistía iba dirigida a aquellas personas que habían sufrido cualquier tipo de represión por oponerse al levantamiento armado contra la República, en defensa de las libertades públicas”.
El acto fue presentado por el presidente de la Asociación de Memoria Histórica de la Provincia de Huelva, Fernando Pineda, quien además es el autor del prólogo del libro, y tuvo lugar en la Casa de la Cultura ante una numerosa presencia de público.
Fue una presentación muy particular, porque Antonio decidió no hablar él, sino que lo hicieran sus personajes, así que resultó un acto muy emotivo. De este modo, entre los comentarios realizados por el autor durante su intervención, los asistentes pudieron disfrutar de fragmentos como éste: “Tras el accidente de camión ocurrido en la tarde del 30 de mayo de 1956, que provocó la muerte de 12 vecinos de la localidad, Salvador García perdió la memoria. Los recuerdos que se esfuerza en rescatar del olvido abarcan un periodo de 20 años, comenzando una lluviosa tarde de primavera del año 1936. Uno de los fallecidos en el trágico accidente era Antonia, su esposa. Le acompañaremos en sus dos primeros años de duelo y de recuperación, convirtiéndonos sin pretenderlo en su persona de confianza: “Llevo varios días rebuscando entre mis cosas, intentando encontrar todo lo que me pueda ayudar. Compruebo que mi cabeza, a pesar de parecer vacía y hueca, no lo está del todo”.
Se trata de un libro, en definitiva, que ha sido muy bien recibido y que es muy probable que de paso a nuevas creaciones, puesto que Antonio López siempre está inmerso en nuevos proyectos.
Por el momento, para despedirse, este escritor e investigador campurriano se queda con este mensaje: “el pasado está ahí para que aprendamos de él, solo hay que saber hacerlo mirando al presente y creando futuro para nuestros hijos”.