El escritor de Riotinto alcanza este logro con su poema ‘De Aszu a Ereb’

El escritor de Minas de Riotinto Alfonso Pedro ha sido finalista del VI Premio Nacional de Poesía ‘Poeta de Cabra’, un privilegio que el poeta riotinteño ha conseguido con su poema titulado ‘De Aszu a Ereb’, nombres de Asia y Europa en arameo.

Así lo ha decidido el jurado del prestigioso certamen, formado por Inma J. Ferrero, Ana Garrido Padilla y José María Herranz Contreras, quienes han valorado la calidad del texto del escritor de Riotinto, en el que habla de Asia y Europa y “de cómo tratamos en la actualidad a ese continente que nos dio el nombre”, asegura el propio Alfonso Pedro.

El poeta riotinteño, autor de ‘Cuando sangra el cobre’, su ópera prima, y del poemario ‘Verso adentro’, no ha podido ocultar su satisfacción por este logro, al tiempo que se ha mostrado “abrumado” por las numerosas felicitaciones que ha recibido.

Tal y como ya informó Tinto Noticias -el periódico de la Cuenca Minera de Riotinto a través de esta publicación de nuestra sección ‘Con nombre propio’, Alfonso Pedro tiene ya otra novela y un nuevo poemario que aguardan a ser publicados en breve, al tiempo que prepara la segunda edición de ‘Cuando sangra el cobre’.

Además, el escritor riotinteño ha participado en más de una docena de antologías, tanto poéticas como narrativas, entre las que puede destacarse el ‘I encuentro nacional de poetas En un lugar de La Mancha’, ‘Poetas andaluces, árabes y portugueses con Miguel Hernández’, ‘Poetas de Huelva por la Paz’, ‘Huelva es verso’ o ‘Porciones del alma’, esta última de carácter narrativo.

Este el poema ‘De Aszu a Ereb’, con el que ha resultado finalista del VI Premio Nacional de Poesía ‘Poeta de Cabra’:

Te trajeron los pueblos del mar
desde la lejana Asia,
del viejo balcón de Aszu,
cuna del sol,
donde Siria se asomaba a occidente
para observar el crepúsculo.
Atravesaste el mar de la media tierra;
regaste campos y mentes
que te crecieron al amparo de plumas,
de ciencias y pinceles
para ponerte con honor en la historia.
Mas, sin darte cuenta, te desnudaron
y te vistieron primero de biblia,
luego de tul;
después con insensibles corbatas
y, finalmente,
con vaqueras telas.
Olvidaron tu origen,
tu pueblo y tus estrellas;
pronunciaron tu nombre
hasta convertirlo en cantinela
y lo mancharon
y lo ultrajaron
y lo ofendieron
y lo vejaron.
Te esgrimieron en conquistas,
en mil batallas, en mil contiendas.
Y en tu nombre se adueñaron
de otras gentes, de otros ocasos
y de otras tierras.
Hoy, presente doliente,
a aquel origen clamas defensa,
pero encuentras que el mar,
antaño azul turquesa,
ha tornado en negro fosal,
en cementerio descomunal,
en monstruosa vergüenza
que, cual muro de Trump,
tu angustia no atiende,
ignora, no desvela.
¡Qué pena de cuna!
¡Qué vergüenza de ocaso!
Silencio, Ereb,
volvemos a Aszu;
se ha puesto el sol.