La recuperación de la zona aún no se ha completado y muchas de las promesas han quedado fuera
Más de 27.800 hectáreas de 13 municipios de las provincias de Huelva y Sevilla arrasadas, 1.100 personas desalojadas y dos fallecidos fue el balance del incendio de Minas de Riotinto, el segundo de mayor magnitud registrado en España, que, a día de hoy, 20 años después, continúa impune.
En torno a las 15:30 del 27 de julio de 2004 comenzaba a arder en Riotinto uno de los cuatro focos de un fuego que tardaría una semana en ser extinguido, y que dejó a su pasó una desolación y un caos del que aún tratan de recuperarse tanto la propia naturaleza como algunos de los pueblos más afectados, entre ellos Berrocal, considerado junto con El Madroño (Sevilla), la «zona cero» del incendios.
Para los municipios citados supuso todo un varapalo, ya que perdieron un 80 % de superficie forestal en el caso de Berrocal y un 70 % en el de El Madroño. Ambos vieron cómo se venía abajo un medio de vida basado principalmente en la economía forestal del corcho y la ganadería.
Una recuperación aún en marcha
A los diez años del incendio, en 2014, las administraciones daban por concluida la ejecución de un plan de restauración que supuso una inversión superior a los 77 millones de euros. No obstante, la recuperación está aún en marcha.
El portavoz de Fuegos Nunca Más, Juan Romero, asegura que «el matorral sí se ha recuperado, no así los árboles longevos, que tardan muchísimo tiempo en crecer; mientras que el resto de arbolado está respondiendo a la regeneración pero con otros problemas añadidos».
Además, recuerda, se creó una oficina técnica de coordinación y se firmaron 384 convenios con propietarios privados, a los que se acogieron unas 1.608 parcelas con una superficie aproximada de 14.525 hectáreas que fueron restauradas.
Pueblos como Berrocal, señala, están sufriendo una pérdida de población que llena de incertidumbre su futuro, motivada, entre otras cuestiones, por el descenso de actividad económica, sobre todo de la producción de corcho, uno de los principales medios de vida de la zona que decae a causa del declive del alcornocal.
El representante de Fuegos Nunca Más señala que hubo medidas que finalmente no se llevaron a cabo: «se prometieron unas permutas para descongestionar la presión que tenían los monocultivos de eucalipto, pero no se hizo nada. Es más, se volvieron a sembrar en algunas zonas».
En su opinión, 20 años después del incendio esa zona más afectada tiene aún retos pendientes como «la restauración y recuperación de la totalidad de sus paisajes, apostar por los recursos forestales autóctonos; invertir e investigar y remediar los problemas y las enfermedades y plagas que tienen los bosques e impulsar nuevas políticas forestales».
Aún sin responsable
Del incendio se acusó durante años a Emilio Perdigón, que estuvo en prisión y fue juzgado, aunque fue absuelto por la Audiencia Provincial de Huelva el 27 de enero de 2010 por falta de pruebas: «Llevo más de cinco años esperando esta noticia. Al fin ha llegado y se demuestra lo que yo siempre he mantenido, que me han utilizado de cabeza de turco», dijo al conocer su absolución.
De ello han pasado 14 años y, a día de hoy, sobre las causas aún no se sabe «absolutamente nada. Vamos a pasar página, continuará siendo un incendio impune, como muchos otros que posteriormente se han registrado en la comarca», apunta Romero.
Una comarca, la de la Cuenca Minera que ha visto cómo en lo que va de siglo el 80 % de su superficie forestal ha sido quemada con «una sensación de impunidad absoluta, quemar el monte sale gratis», precisa el ecologista, quien recuerda que en «el 96 % de los incendios está la mano del hombre detrás y todos son evitables».
Recordar para no olvidar
El Ayuntamiento de Berrocal no ha querido dejar pasar esta onomástica y ha previsto este sábado un acto conmemorativo para, después de 20 años, destacar las acciones de determinados colectivos e instituciones, así como «incidir en la defensa de los bosques ante la amenaza cada vez más acuciante de los incendios forestales», ha apuntado el alcalde, Ángel Romero.
«Es vital para el pueblo que las futuras generaciones no olviden y tengan siempre presente lo que significó y significa para Berrocal la tarde del 27 de julio de 2004 y todo lo que aconteció después», ha sentenciado.