Por Luis Anes, maestro en un centro educativo de Huelva

Entrega de los boletines de notas…
Ésta es una carta que envío a las familias de mi alumnado recordando que no todo son los boletines de notas. Hay mucho más allá de unas calificaciones en la vida de niños y niñas en el colegio. El aprendizaje va más allá de fríos números.
«Sé que es un día de muchos nervios para los niños y las familias. Recordad siempre el esfuerzo y entrega de vuestros hijos como medida de valoración. Dándolo todo, el resultado será el final del libro, pero nos quedaremos siempre con el recorrido. A partir de ahí, nos dará siempre más un ‘sigamos esforzándonos y mejorando’ o un ‘para el próximo trimestre aún lo haremos mejor’… Hablemos en plural, sabemos que en esas calificaciones vamos todos los que formamos parte del equipo; alumnado, familias y docentes. ¿Nos hemos esforzado durante todo el trimestre? ¿Lo hemos dado todo? Ya sólo queda ver dónde nos hemos quedado, con la sensación particular de que siempre será injusto catalogar numéricamente ese esfuerzo. Obtener buenas o malas calificaciones no define nuestra inteligencia, y mucho menos tiene que quitar a vuestros hijos e hijas la confianza en sí mismos.
Recuerda que si se ha hecho todo lo posible no puede haber reproche alguno. Si no ha sido así, requiere una reflexión conjunta. Es un resumen de indicadores, en base a unos estándares, que no siempre pueden presentar una descripción precisa del trimestre que termina. El mismo reconocimiento puede tener un 10 que un 5 con el mayor de los esfuerzos. ¡No todo son números! Sólo son notas, no nos confiemos en exceso si son altas ni nos desanimemos si son bajas. Además, cada niño y niña puede tener un ritmo de aprendizaje diferente, no se trata de una carrera por llegar antes o después, se trata de llegar a nuestras metas. Ayudemos a que mantengan vivos sus sueños y la confianza para mostrar sus talentos. Quizás tengamos a un genio matemático que le cueste crear historias en Lengua, un genio de la pintura a quien le cuestan las actividades físicas, un premio Nobel de Literatura a quien le cuestan los idiomas…
A su entrega, siempre una reflexión positiva. Si el niño o la niña se han esforzado, si su comportamiento ha sido intachable… Reconozcamos su valor y veamos dónde nos deja eso en unos números que no pueden recoger la esencia plena del aprendizaje.
Quedémonos con el esfuerzo, pero también con el progreso que a veces esquivan unos estándares de aprendizaje. Quedémonos con la maduración de un nuevo curso, con la búsqueda del talento que cada alumno posee, con un mayor entendimiento del mundo que les rodea, con los momentos felices, con las sonrisas… Quedémonos con la vida contenida en la palabra colegio».