El aumento en los casos de violencia de género es evidente, cada vez son más las noticias que aparecen en los distintos medios de comunicación y con mayor frecuencia, por lo que se ha convertido en un tema de presencia habitual. Esto ha generado un gran debate en torno a las causas que los provocan, que a la vez ha sido transformado en motivo de disputa entre hombres y mujeres. ¿Qué responsabilidad se les da a las mujeres y qué importancia tienen sus actitudes? ¿Se está avanzando positivamente en este asunto? o por el contrario ¿Se siguen manteniendo opiniones propias de una sociedad patriarcal?
A diario observamos cómo padres y madres en general repiten a sus hijas una y otra vez las típicas frases de “no vuelvas sola a casa”, “no vayas por calles oscuras” o “no salgas de noche por si te pasa algo”. En vez de advertir y aconsejar a las mujeres, lo que se debe hacer es educar a los hombres para que no cometan agresiones, violaciones ni tengan comportamientos molestos con las mujeres.
Lo mismo sucede con las campañas publicitarias, que se centran en respaldar al colectivo femenino y decidles donde tienen que llamar en caso de urgencia, en lugar de dirigirse directamente a los agresores y concienciarlos de alguna forma de que son ellos los que no tienen que actuar de esa manera. ¿No sería más eficaz enfocar las campañas hacia los hombres para que no agredan a las mujeres, que para mostrarles a éstas como deben actuar si son maltratadas?
El problema está en que no se quiere mirar al objeto causante, sino que se victimiza aún más a las personas que lo sufren. Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistar en Radio Castilla-La Mancha a una experta en violencia de género, Pilar López Díez, quien señalaba que “en los casos de agresión sexual hay que poner el foco en el sujeto activo, que es el presunto abusador o violador”. Por lo que resulta especialmente importante dirigirnos al sector propenso a cometer este tipo de hechos.
Otro de los aspectos que me parece importante destacar es el lenguaje utilizado por los periodistas para informar de estos casos. A menudo, en los medios de comunicación nos encontramos noticias que intentan de alguna manera justificar lo ocurrido, e incluso aportan detalles desagradables e innecesarios acerca de las víctimas. He llegado a leer artículos de violencia de género en los que se habla sobre si la ropa que llevaba la mujer asesinada era provocativa o no, y si la falda era demasiado corta. Considero que no es preciso desvelar esa información para narrar lo sucedido, ya que son datos irrelevantes que lo único que hacen es incrementar el morbo, y por supuesto que nadie debería de hacer ningún comentario sobre cómo van vestidas las mujeres afectadas.
Lo que está claro es que para solventar el problema hay que llegar al fondo del asunto, y muchos especialistas apuntan a la educación como una de las bases principales. Además, consideran necesario implantar en los planes de estudio asignaturas o talleres dedicados a la lucha contra la violencia de género. Es fundamental educar a niños y niñas en la igualdad de género. Asimismo, insisto en que hay que respetar a las mujeres y lo femenino, de la misma forma en que se respeta a los hombres y lo masculino.
Isabel Gómez Rodríguez, periodista