Esta tierra no quiere más “panes para hoy y hambres para mañana”, ya sabe lo que es eso.
Esta tierra está cansada de ver cómo los políticos se convierten en patéticas marionetas que luchan más por los intereses de poderosas industrias que por la salud de sus ciudadanos (otra vez). Y no quiere una limosna que vuelva a hipotecar su futuro.
Y no es que esta tierra no grite, es que no quieren escucharla. Y si no quieren escucharla, al menos que no nos salven de este modo.
No traigan más mierdas, mejor que nos dejen con nuestras entrañas vaciadas.