La periodista afincada en Sevilla presenta este jueves en Huelva su libro ‘Cómo empoderarse en el nuevo paradigma’ (18.30, Centro de la Comunicación Jesús Hermida)

“Deberíamos ejercer el poder más porque vivimos en un mundo digital, pero las herramientas de poder siguen siendo analógicas”. Es una de las frases que llaman la atención a la hora de escuchar la definición que hace la periodista Mónica Niño de algunos de los conceptos recogidos en “Cómo empoderarse en el nuevo paradigma”, libro que se presenta este jueves a la 18.30 en el Centro de Comunicación Jesús Hermida de Huelva.

A lo largo de sus páginas, desarrolla un amplio estudio sobre, entre otras cosas, cómo tenemos que enfrentarnos a lo que ha sobrevenido tras la pandemia, lo que ya existía antes, y la forma de vivir desde la individualidad en una sociedad tan digital: “Somos poderosos con muchas dimensiones, pero hay que lidiar en un sistema de una sola dimensión”, dice, además de analizar desde varias vertientes la palabra “Empoderamiento”, porque “empoderarse es hablar de feminismo, de España vaciada, de edadismo y de emprendimiento; todo está en la agenda pública, se vive en la sociedad y lo protagonizan las personas, pero se gestiona en analógico, desde la dimensión tradicional, y como una amenaza. El empoderamiento es una oportunidad, seremos en muchas facetas si dominamos las herramientas y tenemos residencia”.

Ser cada vez mejores

Con una cuidada y amplia bibliografía, Mónica Niño se defiende a analizar cómo el liderazgo y la marca personal se perciben como amenaza en el mercado laboral, y, si se practica, “se hace con miedo y reparo, te pueden despedir por tener talento. ¿Entonces en qué quedamos? ¿Debemos autogestionarnos siendo cada vez mejores, formándonos continuamente y adaptándonos a los escenarios cambiantes con miles de reciclajes profesionales? O cuando lo hayamos hecho, ¿no tenemos cabida en los trabajos o en las empresas? Es la mentalidad pretecnológica frente a la potencialidad digital”.

“Es la mentalidad pionera, a los primeros que llegaron a un sitio o tuvieron una idea les tacharon de locos o de insensatos. Son los descubrimientos que serían ahora es la actividad comercial cotidiana, por ejemplo”, indica la autora.

Otro concepto de la sociedad actual que merecen la pena ser actualizados es el relativo a la longevidad, a cómo se ha alargado en el tiempo y la oportunidad para unos, que incluso es una “amenaza” en determinadas ocasiones. “La longevidad trae paradigmas de talento y excelencia senior despreciados por el sistema. La esperanza de vida en España es de 83 años, y las personas de más de 45 años son invisibilizadas por los trabajos o reclutamientos, pero tendrán unos 25 años más de carrera profesional. Esto, en los desempeños intelectuales es tirar a la basura los mejores años de nuestro historial laboral”.

Por la misma regla de tres, las empresas que llegaran a esos 45 años de recorrido, deberían autofulminarse para dejar paso a nuevas compañías. Es el nazismo del mercado de trabajo”, con el agravante de que “la ausencia de una visión híbrida entre el mercado funcionarial (trabajo público) y el trabajo precarizado y el ‘todo camareros’ es la Estepa laboral de nuestro país. Hay que posicionarse en el relato afirmativo para no estar fuera. Se exige excelencia en un mercado profesional inmaduro o no consolidado”.

La pandemia como efecto acelerante

En la actualidad, “cambiamos de trabajo, de pareja y de casa en una sociedad líquida falta de estructuras validantes”. La pandemia nos ha hecho acelerarnos en la digitalización, pero, además, la guerra energética y el conflicto de Ucrania nos ha acercado el terror de las guerras del siglo XX, “pero con un paradigma virtual, fluido y cambiante a gran velocidad”. Pero no todo es positivo en tanta velocidad de cambios.

A día de hoy, “la gente gestiona la información del WhatsApp como si fueran noticias veraces porque no tiene alfabetización mediática; no sabe distinguir entre periodismo y páginas webs”, lamenta Mónica niño, que señala que “todo vale porque lo virtual puede editarse y cambiarse, y al igual que la imprenta supuso una revolución democratizando la cultura; después vino la Revolución Industrial, pero ahora, que ya sabemos leer y escribir (alfabetización clásica), debemos aprender el alfabeto mediático, las competencias mediáticas y digitales”.

Así, en la sociedad actual se da una curiosa circunstancia, que consiste en que están en la sociedad actual “el ser analógico, porque desconoce lo digital, las personas mayores, por ejemplo; y la persona digital porque no sabe la firmeza de lo analógico, la juventud en este caso. Es el estudio de mi tesis, esa oportunidad de empoderamiento para la ciudadanía”.

Lo digital a nivel mundial

Conceptos como competencias digitales y mediáticas, activismo social, empoderamiento senior, aprendizaje continuo liderazgo en red están reflejados en la Hoja de Ruta Hoja para la Cooperación Digital de Naciones Unidas o en el Plan Nacional de Competencias Digitales (PNCD), por ejemplo.

En 2025, el 80 % de la población debe tener competencias digitales, aunque el 43% de los españoles sigue careciendo de las capacidades digitales básicas, lo que nos sitúa ligeramente por debajo de la media europea.

En esta Hoja de Ruta de Empoderamiento, Mónica Niño describe las recursos y claves para empoderarse. Son cinco áreas y veintiuna competencias y con sus profesiones laborales, analizadas de arriba abajo en un libro que abre los ojos sobre cosas que se dan en ocasiones por sentado, pero que tienen muchos matices que, en demasiadas ocasiones, pasan desapercibidas o bien las damos por sentado.

La autora

Mónica Niño Romero es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, Doctoranda en Comunicación, ejerce de directiva de comunicación en administraciones públicas, y es experta universitaria posgrado en Información Ecológica por la Universidad Politécnica de Madrid y en Community Manager, Redes Sociales y Marketing Digital, por la UNED, entre otros títulos.

Es miembro del Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía, de la Asociación de la Prensa de Sevilla y de la Asociación para el Progreso de la Comunicación, y cuenta en su haber con el Premio Meridiana 2013 y el Premio Agripina 2016.