La Asociación Matilde llevará a cabo un proyecto de educación intergeneracional en el Mercado del Valle

Alumnos de Primero y Segundo de Secundaria del IES Cuenca Minera y de la sede riotinteña del Aula de la Experiencia de la Universidad de Huelva participarán este viernes, 21 de junio, en un proyecto de educación intergeneracional para el cuidado del medio ambiente, un evento que tendrá lugar en el Mercado de Abastos de Minas de Riotinto.

Denominado ‘Tradiciones libres de plásticos’, el proyecto será ejecutado por la Asociación Matilde para la Protección e Interpretación del Patrimonio Glocal, una entidad afincada en el barrio riotinteño del Alto de la Mesa que actualmente lleva a cabo un ambicioso proyecto para dinamizar el Mercado de Abastos de Minas de Riotinto.

Es precisamente en el marco de este proyecto en el que se desarrollarán estas jornadas, denominadas ‘Dispuest@s: dando vida al Mercado de El Valle’, que son promovidas por la Asociación Encuentros del Sur y están dirigidas a toda la población en general, al tiempo que cuentan con el patrocinio y la colaboración de la Fundación Atalaya y el Ayuntamiento de Minas de Riotinto, respectivamente.

Se trata de “una actividad de sensibilización ambiental intergeneracional”, ha destacado el presidente de la Asociación Matilde, Francisco Javier González, al tiempo que ha subrayado que las jornadas servirán también para “llevar a gente al mercado y concienciar a la población sobre la importancia del consumo y producción responsables”.

Este último es, precisamente, el objetivo del proyecto que la Asociación Matilde lleva a cabo desde el pasado mes de mayo en el Mercado de Abastos de Riotinto, un espacio que, pese a estar catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) desde el año 2012, “hoy no sólo ha languidecido, sino que muestra alarmantes signos de debilidad”, tal y como destacó el propio González antes de iniciarse el proyecto.

El objetivo de esta iniciativa es poner freno a esa realidad y salvar la también llamada plaza municipal de Riotinto de las “consecuencias de las dinámicas de consumo globales”, que afectan a la mayoría de los mercados tradicionales, tal y como sostiene el presidente de la Asociación Matilde, que está convencido de que mantener este espacio es “necesario para la vida social del pueblo, para su memoria colectiva y para la puesta en valor del patrimonio inmaterial asociado al mercado de abastos de El Valle”.

Para ello, a través de este proyecto, la citada asociación cuenta con un puesto en el mercado en el que pone a disposición de los ciudadanos las verduras y hortalizas de los huertos locales del entorno minero de Riotinto, otro elemento del patrimonio etnológico y etnohistórico de la Cuenca Minera que esta entidad ha sabido mantener y cuidar y cuyos productos están ahora a disposición de la población en la plaza municipal, donde los vecinos y vecinas pueden encontrar esas verduras y hortalizas de temporada, frescas y producidas mediante procedimientos tradicionales y/o ecológicos.

Además, para promover el consumo en todos los puestos del mercado, todas las personas que compren en cualquiera de ellos tienen un descuento del 10 por ciento en el establecimiento de la asociación, que también utiliza esta iniciativa como actividad de formación para los alumnos y alumnas del otro proyecto que desarrolla en estos momentos la Asociación Matilde, denominado ‘De la mata a El Alto de la Mesa’, que cuenta con la financiación de la Obra Social La Caixa.

El Mercado de Abastos de El Valle, que forma parte de un conjunto arquitectónico construido por la Rio Tinto Company Limited (RTCL) en torno a 1930 de la mano del arquitecto británico Alan Brace, mantiene actualmente su actividad con sólo seis puestos, lo que para el también presidente de la Asociación Matilde es un mérito que debe agradecerse a unos “mercaderes que son herederos y mantienen, a duras penas, la tradición de dar continuidad al oficio que tuvieron sus antepasados”.

“Hoy sólo quedan dos puestos de carne, dos de fruta, verduras y hortalizas y dos de pescado, dos puestos de cada género que son los vestigios de la resistencia”, remarca González, para quien “cada uno de esos pequeños puestos representan hoy el esfuerzo y la continuidad de un tipo de comercio familiar y de proximidad” que se ha visto perjudicado por “los gigantes de la industria agroalimentaria” y su “mercancía plástica plastificada”, añade.

Frente a ello, el objetivo de este nuevo proyecto es conseguir que este mercado no corra la suerte que corrieron los otros dos edificios que completan el antes citado conjunto arquitectónico: la pescadería y la posada de El Valle, “dos edificios que llevan prácticamente décadas cerrados”, concluye este antropólogo riotinteño cuya trayectoria ya fue desgranada por Tinto Noticias a través de este artículo de nuestra sección ‘Con nombre propio’.