Zulema Fariña lamenta que se tenga en cuenta la lucha de sus padres en vez de su “esfuerzo y sacrificio”

La trabajadora del vertedero de Nerva despedida tras su primer día de trabajo por ser hija de antivertederos, la nervense Zulema Fariña, ha mostrado su indignación por la decisión adoptada por la empresa gestora de la instalación, una medida que le hace sentir sobre sí “el peso de una desgracia constante en forma de un estigma inmerecido, de una injusticia infinita que condiciona mi vida”.

Así lo ha manifestado la propia afectada a través de un comunicado en el que hace público su caso y en el que deja claro que tal injusticia no es otra que el hecho de que “se tenga en cuenta la lucha que mantuvieron mis padres y gran parte del pueblo de Nerva contra la imposición del vertedero en vez de mi esfuerzo y sacrificio”, apostilla.

Tras su despido, del que TINTO NOTICIAS -El periódico de la Cuenca Minera de Riotinto- se hico eco a través de esta publicación, Zulema Fariña narraba lo sucedido y mostraba sus valoraciones al respecto a través del siguiente comunicado dirigido “a la opinión pública nervense”:​

Mi nombre es Zulema Fariña Pedro, siempre he vivido en Nerva, tengo pareja, un hermano, unos padres a los que quiero y un hijo, David, al que adoro por encima de todas las cosas.

No sé si no se me dieron bien los estudios o quizás no tomé las decisiones adecuadas en algunos momentos de mi vida. Lo cierto es que, a consecuencias, tengo muy complicado acceder a un mercado laboral cada vez más competitivo y cainita. A resultas, mi situación económica no es muy allá, intentando hacer frente a unos gastos que cada vez son más altos con el sueldo de mi marido, con la ayuda de familiares y con lo que voy pudiendo rebuscar atendiendo a personas mayores y acudiendo a trabajar donde quiera que me llamen.

Por todo ello, cuando el pasado martes 28 de junio recibí la llamada de la empresa SIES, perteneciente a la Fundación Valentín de Madariaga, para trabajar con ellos, en mi casa se celebró como si nos hubiese tocado la lotería. Poco importaba que el trabajo fuese para cubrir vacaciones durante el verano y por apenas 25 horas semanales. Se trataba de una oportunidad única para demostrar mi valía y las inmensas ganas que tengo de prosperar en la vida y, cómo no, de aumentar los ingresos en mi casa, de comprar aquellas cosas que le hacen falta a mi hijo y de ver el frigorífico un poco menos vacío.

Me comunicaron que el trabajo sería en el vertedero. Poco me importaba que fuese allí o en cualquier otro sitio, pues, como digo, mi situación económica no me permite valorar ofertas, sino aceptar lo que buenamente vaya saliendo.

Todo debía de hacerse rápidamente: la formación, el tallaje, los epis, pues había que empezar el viernes. Recuerdo con cierta nostalgia la ilusión con la que recibí aquel paquete de SEUR que me traía mi nuevo uniforme. Aún puedo verme abriéndolo como si se tratase de un regalo especial de cumpleaños. Nada más tenerlo entre mis manos, me lo probé.

Y por fin llegó el día, viernes 1 de julio. Apenas pegué ojo la noche anterior y toda la mañana la pasé nerviosa intentando dejarlo todo preparado. A eso de las dos y media de la tarde, cogí mi coche y me dirigí a mi trabajo. Al llegar me indicaron cómo debía estacionar mi coche e inmediatamente comencé mis tareas, acompañada de una compañera que me fue indicando en todo momento la sucesión de limpiezas que debíamos ir realizando.

La verdad es que me sentí muy bien, intentando memorizar todo el procedimiento y, por qué no reconocerlo, fantaseando sobre la posibilidad de que mi contrato se extendiese más de esos meses por los que había firmado. En fin, una sucesión de castillos en el aire que jamás pensé que fuesen derribados tan pronto y tan injustamente.

Al finalizar, camino de mi casa, comprobé que recibía un wasap de Daniel, mi nuevo jefe. Tampoco le di demasiada importancia. Había estado varias veces, a lo largo de la tarde, interesándose por cómo iba el trabajo y pensé que su mensaje iba en la misma línea.

Sin embargo, nada más llegar a casa y abrir el mensaje comprobé que se dirigía a mí para despedirme. “Hola Zulema, no puedes seguir en el servicio, me ha llamado el cliente indicando varios motivos y me ha dicho que no quiere que sigas en el servicio. Lo siento de verdad, de corazón, pero han sido instrucciones directas del cliente”.

Como pueden imaginarse, se me vino el mundo encima y, cuando armé un poco de valor, le llamé por teléfono. Sus respuestas me dejaron aún mas hundida, pues no se valoraba mi trabajo, sino “que a pesar de que mi compañera había comunicado que hacia sus tareas bien, Carmen, del departamento de prevención, ha comunicado que me quitaran porque mi familia es anti vertedero”.

Desde entonces llevamos varios días sin dormir, mis padres porque entienden que su compromiso con la lucha anti vertedero ha perjudicado, una vez más, a su familia, y yo porque siento sobre mí el peso de una desgracia constante en forma de un estigma inmerecido, de una injusticia infinita que condiciona mi vida y que consiente que se tenga en cuenta la lucha que mantuvieron mis padres y gran parte del pueblo de Nerva contra la imposición del vertedero en vez de mi esfuerzo y sacrificio.

Ante esta situación, en primer lugar, me gustaría dar las gracias por tantas muestras recibidas de cariño y solidaridad. En segundo lugar, quisiera agradecer a mis padres el ejemplo de compromiso y sacrificio que demostraron por esta tierra y el regalo que nos hicieron a sus hijos, demostrándonos que existe el esfuerzo desinteresado y la lucha altruista e incansable. Y, en tercer lugar, que intento estar bien, que las injusticias, tal y como mamé en mi casa, lejos de hundirme, me hacen más fuerte, tan fuerte como para sacar fuerzas de donde no las hay y gritarle al mundo entero este nuevo episodio de esa historia interminable de injusticias que venimos soportando en Nerva desde hace más de 25 años.

Zulema Fariña Pedro

De otra parte, tal y como también informó este periódico, el caso de esta trabajadora despedida ha colmado el vaso de la paciencia de los colectivos que reclaman el cierre de la instalación, que consideran que este despido se enmarca en una campaña de «continas represalias, provocaciones y boicot» por parte de los dirigentes de la empresa gestora del vertedero a quienes se posicionan a favor del cierre.

Por todo ello, la Comisión Por el Cierre del Vertedero Ya ha convocado a todos los vecinos y vecinas de Nerva a concentrarse «pacíficamente» esta mismo miércoles 6 de julio, a las 21.00 horas, junto a la fuente del Triángulo, en el Paseo de la localidad.