La Cuenca Minera de Riotinto es un ejemplo de cómo la cultura inglesa mestizó a la ciudadanía dejando una huella indeleble

La historia de la minería en la provincia de Huelva es muy anterior a la provincia. Desde hace unos 5.000 años, ya en la edad de bronce las minas de Riotinto ya se explotaban y la tradición ha continuado durante todo este tiempo hasta la actualidad.

Tartesios, fenicios, cartagineses y romanos, buscando el cobre, la plata y el hierro. Las minas de Riotinto son de las más antiguas del mundo y contienen el mayor volumen de piritas de cobre conocido.

De la producción romana de mineral aún quedan restos y conocimientos traspasados de generación en generación y cuyas curiosidades aún se pueden conocer en el Museo Minero de Riotinto.

Los restos de escorias encontrados nos dan a conocer un gran desarrollo de la minería en época romana, en la que ya se asientan posteriores civilizaciones, como los almohades, que obtienen de las minas tintes medicinales, estando poco desarrollada la minería extractiva.


La industrialización que se desarrolla desde comienzos del siglo XIX supuso la auténtica puesta en valor de esta actividad, a pesar de que no había dejado de ejercerse la minería e, incluso, se había desarrollado bajo la acción ilustrada de los Borbones. De esta forma comenzaron a expedirse de forma sistemática títulos de propiedad y concesiones, al tiempo que comenzaban a multiplicarse las prospecciones por la comarca minera.


A partir de mediados del siglo XIX comienza la aparición de los industriales extranjeros en la provincia al calor del negocio minero, y que tanta repercusión tendrán en la vida y la economía de Huelva en la época contemporánea. Serán primero los franceses, destacando la actividad emprendida por Ernesto Deligny en el descubrimiento de nuevos filones, y que culminará con la aparición de las grandes sociedades mineras, como la de Duclerc o Mercièr, y, en especial, la “Compagnie des Mines de Cuivre“ de Tharsis.

A los franceses seguirán posteriormente los ingleses a partir de los años 60 del siglo pasado, afincándose las compañías mineras británicas como arrendatarias de algunas de las anteriores explotaciones francesas, como fue el caso de la “The Tharsis Sulphur and Cooper Company Limited”, decretándose finalmente en 1873 la venta directa de las imponentes minas de Riotinto a Huhg Matheson y Cía. para dar lugar a la aparición de la poderosa “Riotinto Company Limited”.

Finalmente, completaría este panorama la presencia de importantes industriales alemanes, destacando la constitución de la Sundheim&Doetsch, tan ligada además al trazado ferroviario de la provincia que de forma tan consustancial a la explotación minera fue creciendo para facilitar el transporte y comercialización del mineral, sobre todo a través de la ría de Huelva por su famoso muelle-embarcadero.

Para la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, Nieves Verdugo, la minería ha sido clave para “la propia construcción de la provincia” ya que al albur de las compañías extranjeras que vinieron a explotar los yacimientos, se produce un enorme desarrollo y la zona pasa a ser “de ganadera a industrial”. Esa explosión también fue clave para la capital centro neurálgico de “las actividades administrativas de la mina”.

Hay varios hitos en la historia de la minería que han dejado huella. El más significativo por la huella de sangre indeleble en la historia es ‘El año de los tiros’ 1888 cuando dos manifestaciones convergieron en Riotinto que fueron disueltas a base de tiros. La cifra reconocida por la compañía fue de 45 muertes, mientras que la tradición popular la eleva a más de 200.

Pero no fue la única, comenta Nieves Verdugo, en 1913 y 1917 ya hubo huelgas importantes, pero sobre “la más importante fue la de 1.920, que si marcó un hito en la lucha sindical que estaba en auge en aquella época”. Aquella huelga secundada por 11.000 trabajadores (un tercio de los que tenía la compañía) y que duró hasta enero de 1921 fue verdaderamente significativa. La crisis que generó en la zona “hizo que se repartieran 3.000 niños en el resto de la provincia y muchos puntos de España porque sus familias simplemente no podían mantenerlos. Además, se produjo una enorme emigración desde la Cuenca Minera hasta el cinturón industrial de Ohio, en Estados Unidos, muchos se quedarían allí para siempre”.

La minería de Huelva, tiene pues también mucho que decir en la historia del movimiento obrero en España, que era un epicentro de las reivindicaciones por la dignidad de los trabajadores.

El paso de las compañías mineras por la provincia de Huelva ha forjado también “la idiosincrasia de las personas” que hoy por hoy en esas zonas “se sienten mineras” y han forjado “una manera de ser”.

Aunque habría que distinguir varios tipos, ya que “muchos mineros locales no se mezclaban con la población inglesa, por lo que en materia como la gastronomía no han dejado demasiada huella, pero en otros casos, como los capataces, si miraban hacia esa cultura”.

La herencia cultural

A pesar de que la política de los británicos era “casi colonial y no compartían costumbres con los habitantes locales” si han dejado un importante legado en algunos ámbitos.

Es el caso de los casinos. En cierta manera, muchos se crearon para tratar de poner coto al ambiente de vicio reinante en los campamentos mineros. En el casino de Tharsis, por ejemplo, estaba prohibido jugar por dinero, y solo se permitía apostar el importe de las consumiciones. En ocasiones, como en Riotinto, estos cí­rculos recreativos fueron construidos por la propia compañía, que pretendí­a con ello ejercer cierto control sobre la cantidad de alcohol consumida por sus trabajadores, entre otros objetivos.

En ellos, los asociados disponían de buenas bibliotecas, salones de baile y salas de juego y tertulia, sin olvidar los espacios para comer, beber y discutir. En definitiva, todo lo necesario para desarrollar sus aptitudes sociales.