El Ayuntamiento reconoce la tragedia como parte de su identidad en la lectura de un manifiesto

El Ayuntamiento de Minas de Riotinto ha llevado a cabo una entrega floral para recordar el 4 de febrero de 1888 y a los caídos en aquél fatídico día que hoy forman parte de la historia latente del municipio. El manifiesto que se ha leído en su honor ha sido el siguiente:

Ocurrió tal día como hoy hace 134 años en el antiguo pueblo de Riotinto. El 4 de febrero de 1888 un batallón del regimiento de Pavía abría fuego contra una multitud de vecinos procedentes de diferentes puntos de la comarca concentrados ante las puertas del Ayuntamiento de Minas de Riotinto.

Con música y alegría se dirigían a defender los derechos laborales en la explotación minera y de camino las malas cosechas que provocaban los humos de las teleras. A día de hoy, aún no se conoce con certeza el número de víctimas que ocasionó aquella terrible masacre. Se trata de uno de los hechos más terribles y luctuosos ocurridos en la historia contemporánea en Minas de Riotinto. Estos sucesos crearon una cicatriz en el pueblo que ha permanecido y permanecerá grabada en el recuerdo colectivo de toda la cuenca minera. Mantener vivo este recuerdo es una obligación por nuestra parte. Conocer nuestra historia es conocer mejor nuestras raíces y esencial para conocernos a nosotros mismos.

Sirva de honor y agradecimiento este acto, a todos aquellos que con su vida lucharon por los derechos justos y necesarios en una sociedad manejada a su antojo por la todopoderosa compañía minera, que ejercía un control absoluto de todo aquello cuanto se ponía a su alcance, incluida la administración local.

Sirvan todos nuestros 4 de febrero para recordar a aquellos que dieron su vida en una manifestación obrera, en un tiempo convulso dónde la libertad era un sentimiento utópico.

La plaza de la constitución se convirtió en el lecho de muerte de miles de mineros y agricultores anónimos de toda la comarca, hubo puertas que nunca más volvieron a abrir, fachadas pintadas de cal que se convirtieron en rojo sangre.

La historia tiene que recordarse, nosotros tenemos el deber de recordar a nuestros vecinos, a aquellos que perdieron la vida ese 4 de Febrero. Mujeres, hombres, niños, que al grito de ¡Fuego! Fueron terriblemente asesinados.

Vuestro legado quedará escrito siempre en los libros. El ímpetu de nuestros vecinos y la reivindicación en masa de todo un pueblo prevalecerá en nuestra historia para siempre, para que cada cuatro de febrero y cada día junto a este monumento inaugurado por nuestro anterior alcalde Don Luis Cassá, los recordemos.

Sin más, que sus nombres no se borren de la historia. Que se sepa qué era lo que reivindicaban. Mejoras salariales, trabajo digno, y no más humos. Que nuestra historia perdure siempre. Nuestras Raíces, nuestra identidad.