Más de 60 organizaciones han participado en la protesta contra el proyecto de Fertiberia

Ha sido un no rotundo al proyecto de Fertiberia. La manifestación bajo el lema ‘No al proyecto de Fertiberia. Por una marisma limpia’ ha congregado a unas 2.000 personas entre la Plaza de la Merced y la Plaza de las Monjas para reivindicar que el proyecto de la empresa que ha contaminado durante décadas las marismas de Mendaña no se ejecute y se lleve a cabo otro con mayores garantías.

Con decenas de pancartas en una convocatoria en la que han participado más de 60 organizaciones, al finalizar se ha leído por diferentes representantes jóvenes del tejido asociativo de Huelva.

Manifiesto

Huelva tiene un territorio excepcional caracterizado por el estuario del Tinto y Odiel, las marismas y las elevaciones de los Cabezos en ambas márgenes de los ríos. Un privilegiado paisaje cambiante con inmensas llanuras mareales que proporcionan una rica biodiversidad patrimonio de la humanidad. Las marismas han permitido a lo largo del tiempo usos del suelo sin comprometer la vida, como las salinas o los molinos mareales. En otros entornos similares en el Guadiana o en el Piedras las marismas permiten actividades sostenibles como la piscicultura. En el recuerdo queda la antigua fábrica de conservas Tejero al pie del estero. Huelva guarda en su memoria los usos lúdicos de la Ría, en los balnearios de playas artificiales, la Gilda, la Punta del Sebo….

Quienes hoy leemos este manifiesto sólo conocemos estos usos de oídas. Sucumbieron con la implantación del “Polo de Desarrollo” de los 60. De todos los Polos franquistas a Huelva le tocó la peor parte: la industria química básica que repele la instalación de otras industrias limpias, como el sector agroalimentario ¿quién compraría una mermelada fabricada junto a una refinería de cobre o petróleo, junto a un vertedero de residuos industriales tóxicos?  

La herencia de la industria química básica está lastrando nuestro futuro y el de generaciones venideras. En el suelo, en el subsuelo, en el aire de Huelva hay un vertedero peligroso, radioactivo, tan grande como la propia ciudad. La acumulación de 120 millones de toneladas de fosfoyesos y otros residuos tóxicos supone el ecocidio del estuario y de la marisma, espacios protegidos por leyes nacionales e internacionales. De su existencia, del riesgo que entrañan para toda la población onubense son responsables la industria que los ha producido, FERTIBERIA, las entidades públicas que lo consienten y los partidos políticos que las gobiernan.

No quieren que se hable de las balsas de fosfoyesos. Un vertedero en el que se enterraron además los residuos radiactivos contaminados por cesio 137 de Acerinox.  Por eso tenemos que recordarles cada día que siguen ahí. Que son la mejor evidencia, la mayor vergüenza de un modelo extractivista que usa el territorio para beneficio de una oligarquía que elude su responsabilidad ambiental y social. Un modelo absolutamente inadmisible en la Europa del siglo XXI que necesita un territorio sacrificado donde instalar, depositar lo que nadie quiere.

La gente de Huelva lo sabe. Por eso lleva décadas reclamando salud y justicia. Por eso se unió en una histórica convocatoria el 3 de diciembre de 2015 a la que acudió toda la sociedad onubense y todo el arco político para decir BASTA YA DE UTILIZARNOS. Acudieron bajo el lema: NO AL PROYECTO DE FERTIBERIA, POR LA RECUPERACIÓN DE LA MARISMA. Desgraciadamente muchos partidos políticos que en su día encabezaron esa gran manifestación ahora caminan junto a los responsables de la contaminación que atenta contra nuestra salud y la del territorio.  

El empleo generado no compensa ni de lejos el cáncer colectivo que el polo químico supone para el estuario del Tinto y del Odiel, un foco de contaminación y podredumbre que otorga a la zona el triste honor de ser uno de los lugares más insalubres de Europa y que ha supuesto la apertura de expedientes y sanciones millonarias, otro triste ranking del que no podemos sentir orgullo. No debemos olvidar que la retirada de los fosfoyesos que reclamamos también es una importante fuente de empleo. No corresponde a la sociedad cómo hay que hacerlo sino a quien ha contaminado y a la Administración.

La concesión de la Declaración de Impacto Ambiental al proyecto de FERTIBERIA por parte del Ministerio de Transición Ecológica y el incomprensible informe urbanístico favorable otorgado por el Ayuntamiento de Huelva son los últimos desprecios a Huelva. Otra nueva claudicación de las administraciones ante las presiones y los intereses económicos. Han hecho caso omiso a las más de 1.300 alegaciones y 35.000 firmas presentadas contra proyecto. La “incompleta” Declaración de Impacto Ambiental y el informe urbanístico “condicionado” nos condenan a soportar un vertedero en la marisma de forma indefinida.

El proyecto de FERTIBERIA vulnera la Ley de Costas porque consolida un uso industrial en dominio público marítimo terrestre, porque genera una pantalla de más de 30 metros de altura. El proyecto no realiza evaluaciones obligatorias sobre los efectos del cambio climático y su impacto en la salud de la población cercana. Resulta especialmente temerario que no analice los efectos de los enormes apilamientos de fosfoyesos sobre el terreno blando que los soporta, ignorando las evidencias científicas de deformaciones y microfallas activas que advierten geólogos especialistas de la Universidad de Huelva. El proyecto tampoco contempla la sismicidad significativa del territorio onubense ni las consecuencias en caso de tsunami. El proyecto no responde a los estudios sobre filtraciones contaminantes al mar que se evidencian día tras día en los canales mareales y no analiza el resto de sustancias tóxicas más allá de los fosfoyesos.

FERTIBERIA pretende extender y mezclar los fosfoyesos negros más radioactivos con el resto, cubriendo todo con una capa de tierra de 30 centímetros. FERTIBERIA no propone restaurar la marisma sino clausurar un vertedero industrial. FERTIBERIA “olvida” las alternativas de reciclado, reutilización y valorización de residuos que ya existen y son obligadas por la legislación vigente. En definitiva, Fertiberia elude toda la responsabilidad y deja la contaminación a las generaciones futuras. Una herencia que es una lápida.

Pero no vamos a quedar impasibles ante este nuevo atropello a Huelva. Hoy salimos a la calle para exigir una MARISMA LIMPIA, SIN FOSFOYESOS, como la disfrutaron nuestros padres y nuestras abuelas. Estamos en esta plaza corazón de Huelva para reivindicar un futuro seguro para nuestras hijas y nuestros nietos. Así se lo exigimos al Ayuntamiento, a la Junta de Andalucía, al Gobierno de España y al Parlamento Europeo.

NO AL PROYECTO DE FERTIBERIA DE TAPADO DE LOS FOSFOYESOS.

 SÍ A UNA INDUSTRIA QUE NO COMPROMETA EL FUTURO.

Sí A LA MARISMA LIMPIA, SIN FOSFOYESOS. Sí A LA VIDA.