El escritor e investigador nervense Juan Carlos Rodríguez Centeno promueve una ofrenda de flores y la colocación de todos sus nombres en la antigua cárcel provincial de Sevilla donde estuvieron presos

Los integrantes de la Columna Minera que fueron fusilados el 31 de agosto de 1936 en Sevilla han recibido este martes un emotivo homenaje en la Antigua Cárcel Provincial de La Ranilla, en la capital hispalense, donde estuvieron presas las víctimas de aquella barbarie que tuvieron que soportar un auténtico calvario desde que fueron apresadas, el 19 de julio de 1936, hasta su posterior fusilamiento, casi mes y medio después.

El homenaje ha sido promovido por el escritor e investigador de Nerva Juan Carlos Rodríguez Centeno, autor de la novela histórica sobre la guerra civil española ‘La paciencia de la araña’ y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, donde dirige su Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad.

Rodríguez Centeno, que ha contado con la ayuda de algunos amigos y amigas «amantes de la memoria», ha querido rendir este emotivo homenaje a aquellas víctimas de la Columna Minera cuando se cumplen justo 85 años de sus asesinatos, para lo que ha llevado a cabo una ofrenda de flores en la citada prisión provincial de Sevilla, declarada Lugar de Memoria Histórica de Andalucía y actualmente «abandonada», sostiene.

Asimismo, el investigador nervense y sus compañeros han colocado a las puertas del edificio la relación completa de los 67 integrantes de la Columna Minera que fueron fusilados el 31 de agosto, además del lugar y hora de fusilamiento y procedencia de cada uno de ellos, datos todos extraídos del libro ‘Memoria Vindicada’, de los investigadores riotinteño y campillero Alfredo Moreno Bolaños y Gilberto Hernández Vallecillo.

La Columna Minera

La Columna Minera constituye un crucial episodio de la guerra civil española que fue protagonizado por un grupo de jóvenes mineros y campesinos que fueron reclutados por políticos y militares republicanos con el objetivo de acabar con el intento de golpe de estado perpetrado un día antes contra la República.

El 19 de julio de 1936 emprendieron para ello una marcha, planeada desde Madrid, hacia Sevilla. Sin embargo, no alcanzaron la capital hispalense. A las puertas de la ciudad, en la barriada de La Pañoleta del municipio de Camas, los mismos guardias civiles que tenían órdenes de acompañarles, liderados por el comandante Gregorio Haro Lumbreras, les tendieron una sangrienta emboscada.

El resultado: más de una decena de muertos y unos setenta detenidos encerrados en el Cabo Carvoeiro, la prisión improvisada en un barco de cabotaje atracado en el Guadalquivir. En sus estrechas bodegas, en pleno verano, permanecieron en condiciones inhumanas y fueron sometidos al fin a un macrojuicio que fue, con toda probabilidad, el mayor Consejo de Guerra celebrado en los albores de la Guerra Civil en España.

El calvario sufrido por los miembros de la Columna Minera fue rescatado por el periodista y escritor Rafael Adamuz en su novela histórica ‘La memoria varada’, cuya segunda edición, publicada por Pábilo Editorial, salió a la luz en 2018 cargada de nuevos contenidos, como un prólogo de Baltasar Garzón, el discurso de Miami, anexos y diverso material original, entre otras.

La obra refleja el calvario que soportaron los reclusos a través de unas cartas enviadas por uno de ellos, Luis Marín Bermejo, quien da cuenta de su presidio y arroja datos reveladores. Los textos permanecieron ocultos hasta la muerte de su único hijo varón, que fue el encargado de custodiarlos.

Juan Carlos Rodríguez Centeno

El escritor e investigador nervense Juan Carlos Rodríguez Centeno publicó en 2019 la novela ‘La paciencia de la araña’, una obra con la que da a conocer hechos hasta entonces poco conocidos de la guerra civil española. Ambientada en los primeros meses de la contienda, la publicación tiene a Sevilla como escenario principal, aunque también recrea acontecimientos acaecidos en otros lugares como la Sierra de Huelva, Madrid y Salamanca.

Todos los hechos que se relatan en la obra se basan en acontecimientos reales que posteriormente son ficcionados por el autor, que inicia la novela con un hecho poco conocido pero real: un comando falangista se reúne en Sevilla para organizar una operación de rescate a José Antonio Primo de Rivera, preso en Alicante, tras lo que, mientras se planifica la operación, el protagonista es testigo de la vida en la ciudad y de los acontecimientos, anécdotas y sucesos que se producen en la misma.

Por la novela desfilan personajes reales como el Duque de Alba, el banquero Juan March, el general Queipo de Llano, el terrible jefe de la represión Manuel Criado, artistas flamencos como Manuel Vallejo o la Niña de la Puebla, toreros como El Algabeño o el cardenal Ilundáin, entre otros, así como personajes ficticios: ganaderos, jerarcas nazis, combatientes italianos, nobles, buscavidas, etc. Y todo ello mientras las tropas de Franco se aproximan a Madrid y todos piensan que la guerra terminará pronto con una fácil victoria.

Además de la exposición de acontecimientos reales acaecidos durante la guerra civil, a Juan Carlos Rodríguez Centeno le interesa especialmente «narrar la doble vida de la ciudad», por un lado «alegre, festiva, eufórica y luminosa», pero por otra parte «terrible», con «asesinatos, fusilamientos, represión, cárcel, venganzas, etc», como destacó el propio autor en declaraciones a TINTO NOTICIAS -El periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-.

‘La paciencia de la araña’ es la primera novela de Juan Carlos Rodríguez Centeno, que cuenta con más de 30 publicaciones académicas entre libros, artículos o ponencias, todo un ejemplo de la amplia trayectoria investigadora de este nervense que nació en Minas de Riotinto en 1968 y pasó toda su infancia y adolescencia en Nerva, hasta los 18 años, cuando se trasladó a Madrid. Allí estudió Ciencias de la Información en la rama Publicidad, tras lo que marchó a Sevilla, donde se doctoró y es profesor de la Facultad de Comunicación desde 1995.

Juan Carlos Rodríguez Centeno es hijo de los nervenses Carlos Rodríguez y Carmela Centeno. Su abuelo materno, Felipe Centeno, procedía de Riotinto y fue un industrial de cierta relevancia en Nerva, donde tuvo varios negocios, como una fábrica de aguardientes, anises y gaseosas, un estanco y hasta una banca privada, algo muy usual por entonces en lugares alejados de las capitales, mientras que su abuela materna, Carmen Hinojosa, procedía de El Campillo, donde fue Miss Salvochea, y es descendiente directa del bandolero José María El Tempranillo.

Por su parte, la familia de su padre era de procedencia obrera. Sus abuelos paternos, Claudio Rodríguez y Eloína Domínguez, procedían de Linares de la Sierra, desde donde se trasladaron a Nerva. Él era minero y trabajó toda su vida en la Fundición, al igual que su hijo, Carlos Rodríguez, que empezó a trabajar en Explosivos Riotinto con 14 años, tras lo que estudió peritaje de Minas y, hasta su jubilación, trabajó siempre en la misma empresa.

Juan Carlos Rodríguez Centeno guarda grandes recuerdos de su infancia en su pueblo. «Al poco de yo nacer, mi padre fue trasladado a Huelva, pero nuestra vinculación con Nerva era continua. Mis abuelos continuaron allí y nuestras visitas al pueblo eran asiduas: fines de semana, fiestas de san Bartolomé, La Villa, etc. Tengo muchos recuerdos de mi infancia en el paseo y otros lugares de Nerva», destacó.

A continuación, cuando se fue a estudiar a Madrid, con 18 años, «empecé a perder vinculación con la Cuenca», señaló Rodríguez Centeno, pero esta se recupera hace cinco años, cuando «mi madre compra una casa en Nerva», por lo que «actualmente paso fines de semana y festivos en el pueblo y sus alrededores», concluye.