La contaminación por drenajes ácidos de mina causada por la minería histórica en la cuenca hidrográfica del Odiel, pone en peligro proyectos de importancia para la provincia

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, manifestaba hace unos días que el proyecto de la presa de Alcolea de Huelva está supeditado al resultado de un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) sobre las aguas, por considerarse estas “demasiado ácidas”.

De esta forma, el proyecto se encuentra en una fase de incertidumbre que pone en riesgo su viabilidad y, por tanto, la culminación de una actuación considerada de vital importancia para el desarrollo de los regadíos en la provincia, todo ello pese al gran interés que despierta esta obra, lo que no ha evitado que su continuidad se haya puesto en peligro a causa de uno de los problemas que arrastra la provincia desde hace siglos y que no es otro que la contaminación de las aguas, especialmente en las cuencas de los ríos Odiel y Tinto, a causa de la actividad minera que históricamente se ha dado en algunas zonas de la provincia.

En un mundo en el que cada día se habla más del desarrollo sostenible, ese problema podría abocar a Huelva a renunciar al avance de la agricultura en comarcas como el Andévalo, donde esta actividad despierta gran interés y donde el impulso al regadío, propiciado por la futura culminación del proyecto de la presa de Alcolea, se presenta como una oportunidad para el empleo que contribuya a combatir la despoblación que sufren muchos municipios de la zona.

Por el momento, hay que esperar a las conclusiones del informe del Cedex para conocer el futuro de la presa. Sin embargo, esta situación puede convertirse, para muchos, en una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de atajar el problema desde la raíz, abordando la restauración de los suelos degradados por la minería, con el objetivo de regenerar los hábitats dañados por esta actividad para evitar el drenaje ácido de las aguas y la contaminación del ecosistema.

Este drenaje ácido de las aguas es considerado un problema ambiental de primer nivel que, incluso, ha sido calificado por la ONU como el segundo de mayor importancia a nivel mundial, por detrás del calentamiento global.

No obstante, distintas administraciones ya están reaccionando para poner solución a esta circunstancia, pues la Unión Europea, el Gobierno de España y la Junta de Andalucía están impulsando políticas ambientales dirigidas a la regeneración de zonas degradadas a través de modelos basados de economía circular.

Por su parte, las empresas mineras, ante la dirección que están tomando las políticas ambientales en todo el mundo, están apostando por cumplir con la legislación empleando algunas de las técnicas más innovadoras en materia de regeneración de espacios, como es el caso de la fabricación de suelos reductores que corrijan los efectos de los drenajes ácidos.

En esta coyuntura, Huelva tiene ante sí dos caminos a elegir: aprovechar la oportunidad de transformarse en un referente a nivel mundial en la regeneración de los ecosistemas dañados por la minería o convertir esta situación en un problema crónico y sin solución que siga frenando el desarrollo sostenible de la provincia.