Tras marcharse de El Campillo a los 22 años, ha sido durante 15 años presidente del Centro Cultural Andaluz de Buen Pastor, desde el que ha representado a su tierra en numerosos eventos culturales y entidades sociales

Aunque nació en Rosal de la Frontera, Domingo Fariña Marta se crio en el municipio de El Campillo debido a que sus padres se trasladaron a la Cuenca para trabajar en la mina cuando él sólo tenía 8 años. Por ese motivo, sus principales recuerdos de su infancia y su juventud se refieren a sus vivencias en la localidad campillera, donde vivió hasta los 22 años, cuando se marchó a Cataluña.

“Me fui a Cataluña porque el único trabajo que encontraba en Huelva era el de contramina en Minas de Riotinto. También estuve en los viveros de la Compañía y, por último, en la carpintería, que era el oficio que yo estaba aprendiendo. Pero, cuando se acabó, hasta el mismo capataz me aconsejó que me marchara al País Vasco o Cataluña. Y así lo hice”, nos comenta Domingo.

A la hora de elegir la comunidad catalana fue fundamental el hecho de que dos amigos suyos del mismo Campillo ya se encontraban allí. Según recuerda, “un día vinieron a la Feria de El Campillo y me animaron para que me fuera, porque había mucho trabajo allí”.

Ahora, con 77 años, Domingo hace balance de su estancia y se siente satisfecho, porque Cataluña le ha dado la oportunidad de trabajar para comer y vivir. “No he hecho fortuna, pero he vivido muy bien”, asegura.

Es más, sus padres también se marcharon a Cataluña, sobre todo, porque su hermano, José Fariña Marta, y él estaban en Barcelona, por lo que decidieron acompañarles allí. Por su parte, a nivel personal, Domingo se casó en El Campillo con su mujer, con María de los Ángeles Jara Barrachilla, natural de San Fernando (Cádiz), un matrimonio en el que ha sido muy feliz. No han tenido hijos.

A pesar de tantos años fuera, Fariña afirma que mantiene mucha relación con Huelva, donde tiene primos hermanos y sobrinos de primos hermanos, porque la familia más allegada ya ha fallecido. Además, en El Campillo conserva a muchos amigos de cuando era joven y se encontraban en el baile, como sucede con Isabel María Palanco y su marido o Tina.

No en vano, nos cuenta que “adoro la Cuenca Minera, aunque me tuve que ir por cuestiones de trabajo. Pero todos los años vuelto a El Campillo para ver a todas las amistades”. Tanto es que así que tiene claro que “de Huelva lo echo de menos todo”.

Y eso que mantiene una amplia actividad social y cultural en Barcelona, donde ha sido durante quince años presidente del Centro Cultural Andaluz de Buen Pastor, entidad en la que ha sido socio durante 24 años y con la que ha podido representar a su tierra en numerosos eventos culturales y entidades sociales.

En definitiva, una vida alejada de la Cuenca Minera, pero muy pendiente de ella.