El torero triguereño aborda, en una entrevista concedida a Tinto Noticias, su pasión hacia los toros, su trayectoria como matador y sus objetivos de cara al futuro

David Pérez Sánchez, más conocido como David de Miranda, nació el 13 de septiembre de 1993 en Trigueros, un pueblo de la campiña onubense. Desde muy pequeño supo que su futuro debía girar en torno al mundo del toreo. Hoy en día, tras años de formación, es una de las promesas del mundo de la tauromaquia.

Su pasión por este arte fue debido a que pasó gran parte de su infancia rodeado de vacas bravas. Nos cuenta que le gustaba ir al campo de su tío José para ir a verlas y que de ahí le viene esa afición. Afirma que siempre que le ponía alguna corrida en televisión él se quedaba boquiabierto. Y fue entonces cuando empezó su admiración hacia los toreros y su ilusión por ser uno de ellos.

Es por ello que al terminar sus estudios obligatorios no lo dudó ni un segundo y se apuntó a un certamen que crearon en la provincia onubense, ‘Huelva busca un torero’, para dedicarse e implicarse en todos los sentidos en ser torero, aunque asegura que admira a muchos compañeros que han sabido compaginar una carrera con esta profesión.

El 17 de julio de 2011, David de Miranda debutó como becerrista y, el 16 de marzo de 2014, lo hizo como novillero con picadores en la Plaza de Toros de Huelva. Asevera que “me sentí feliz y con una ilusión tremenda porque sabía que era el inicio de mi carrera y que siempre había sido mi sueño desde muy pequeño”.

A pesar de ello afianza que los inicios en esta profesión no son fáciles, ya que hay que abrirse muy bien el camino y hay que desarrollar técnicas y aprender a torear. “Esto conlleva tiempo, paciencia, ilusión y afición desmedida”, asegura. Por ello, desde un principio se ha exigido muchísimo y sabe que va a dar todo de sí mismo cada día para poder evolucionar lo más rápido posible.

El mundo del toreo no es algo fácil, ya que no solo tienes que darlo todo, sino tener mucha suerte y gente a tu lado que te apoye en todo momento para seguir adelante. David lo ha tenido en todo momento, puesto que siempre ha contado con el apoyo de su familia, padres, hermanos, pareja y amigos. Afirma que siempre han estado al pie del cañón para ayudarle en lo que necesita y han sido una parte fundamental en su carrera.

Aún así quiere destacar a su apoderado, Jorge Buendía. Para él, ha sido desde sus inicios la persona más relevante, debido a que confió en él y le supo organizar todas las etapas de su carrera desde novillero sin picadores hasta ser matador de toros. También nos relata que a lo largo de su carrera ha tenido la suerte de conocer al maestro Manolo Cortés en sus últimos años vida y que supo inculcarle muchos conocimientos técnicos y artísticos que ha puesto en práctica en el toreo.

El 2017 fue uno de los años más señalados en la vida de David. Ese año el torero sufrió uno de los accidentes más graves su carrera. Y es que, en la Plaza de Toros de Zamora, el triguereño padeció una cogida que casi le cuesta la vida. “Tengo un recuerdo muy duro del momento del percance porque estaba consciente y me daba cuenta de todo, no sentía mi cuerpo, no podía respirar, hasta que llegando a la ambulancia perdí el conocimiento y ya desperté camino del hospital, fueron momentos muy difíciles”.

Estuvo ingresado diez días, tuvo una operación compleja para fijar las fracturas del cuello y después tuvo que permanecer cuatro meses en casa inmovilizado con un collarín y un corsé. Después de ello, estuvo tres meses ingresado en Madrid en un centro de rehabilitación para poder volver a la normalidad lo más rápido, ya que, a pesar de ello, David quería volver a la plaza.

En agosto de 2018, David de Miranda volvía a pisar una plaza de toros, y lo hacía en Huelva, donde tomaba una alternativa de manos de José Tomás. Nos asegura que para él fue como “una vuelta a la vida”. Volvió a sentirse libre después de tantos meses de lucha. Recuerda este momento con ilusión, ya que disfrutó cada momento, antes y durante la corrida. Aunque sí es cierto que sintió mucha incertidumbre y miedo, ya que quería estar a la altura, física y mentalmente. “Cuando ves que eres capaz de superar todas esas adversidades que la profesión y la vida te plantean te sientes bien contigo mismo y eso te hace feliz”.

El año 2019 supondría un antes y un después en la carrera de David de Miranda, ya que consiguió llegar hasta la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, donde tuvo una de sus mejores corridas y consiguió una gran repercusión, ya que con la faena al sexto toro pudo cortarle las dos orejas y salir por la puerta grande de aquella plaza. “Me sentí muy feliz y a la vez con muchos miedos porque sabía que era una tarde clave para lanzar mi carrera, en el momento que me llamaron sabía que tenía que darlo todo por esa tarde”, nos cuenta.

La gran acogida en Madrid hizo que el 2020 estuviese anunciado en todas las grandes ferias de España como Valencia, Sevilla o Madrid, pero la situación del coronavirus provocó que todas se suspendieran. El 2021 se plantea de una manera diferente, ya que existe incertidumbre, aunque, a pesar de que ya haya empezado la temporada, David tiene la ilusión de que poco a poco se vaya encontrando la normalidad y que este verano se puedan celebrar las ferias para poder disfrutar del toreo como más les gusta a los toreros, “con las plazas llenas”.

David lo tiene muy claro y es que ser torero siempre ha sido su vocación y su sueño. Le hace sentirse feliz y libre. Nunca ha pensado en dejarlo, ya que se levanta cada mañana con la misma ilusión por entrenar y evolucionar que el primer día. Aun así, asevera que si no le va bien en este mundo se dedicaría a cualquier otra cosa, pero su sentimiento siempre será el de ser torero. Por eso, este 2021 busca seguir mejorando en todos los tercios, desde el capote, la muleta y la espada hasta intentar torear más despacio y relajado.

Para él, la tauromaquia es cultura de este país. Y entiende que hay personas que solo ven la muerte del animal y no se preocupan en entender que el toro vive porque existen las corridas. Asevera que el toro bravo es el único animal que muere peleando por su vida y en muchas ocasiones el toro se gana el indulto y el derecho de morir de viejo en el campo. Por eso, “debemos de aprender que el toreo es un arte de la cultura española”, defiende.