El nervense Carmelo Rufo llevó este lunes a Huelva, a la Biblioteca Provincial de la Diputación, ubicada en Fernando el Católico, su libro ‘Nunca faltaron flores’, una obra basada en la intensa vida y las historias que de viva voz le contaba su bisabuela, Julia Rufo.

El autor estuvo bien arropado, por su gente, sus paisanos y muchos onubenses que no quisieron perderse la enorme historia que cuenta Rufo en su obra, de la que lleva ya tres ediciones vendidas de la mano de la Editorial Niebla y Rafa Pérez.

El acto fue emocionante, como el relato que cuenta Carmelo. La diputada del Condado, Rocío de la Torre, se contagió de la historia y tuvo palabras tristes pero muy hermosas para poner en valor la vida de Julia. Por su parte, el periodista y escritor Rafael Moreno presentó al autor, un nobel narrador pero trascendental cocinero y creador de grandes tesoros culinarios y ahora tejedor de grandes historias. Moreno situó el libro en lo que se llama la «literatura de las emociones» y «las historias de vida», un rincón de la memoria, en este caso histórica, donde Julia Rufo ocupa ya un lugar de honor.

Si al acto le faltaba algo para romper el estruendoso silencio, el cantautor riotinteño Josan Carballo se encargó de emocionar más aún a los asistentes con la canción que le ha dedicado a la protagonista del libro, Julia Rufo: ‘Nunca le faltaron flores’. Además, recitó un tema de la cantautora Lucía Socam, que también sacó los recuerdos más profundos de los asistentes.

Carmelo Rufo, de Nerva, propietario del Restaurante Época ubicado en Riotinto, ha recogido en este entrañable libro, ‘Nunca faltaron flores’, las historias que le contaba su bisabuela, Julia Rufo, como se llamaba esta mujer que arriesgaba su vida en la Guerra Civil para ayudar a la gente.

Rufo, con los recuerdos de su bisabuela, ha hilado una historia emocionante, bonita, muy libre, que llena al lector y lo envuelve en los humos de la Cuenca Minera, en la fusilería de los días de plomo y fuego.

Guerras. Fusilamientos. Julia Rufo tuvo una vida intensa. Tan intensa que hasta vivió con apenas siete años el terrible 1888, el año de los tiros. Y Carmelo escribe en su libro cómo lo contaba Julia, cómo lo vivió. Muerta de miedo estaba, pero recuerda la voz dulce de su madre calmando los recuerdos y el momento. Lo demás…. merece leerlo.