Afincado desde 1962 en Madrid, a donde se marchó tras trabajar en la Central Eléctrica de Riotinto, acaba de terminar la obra ‘La Villa de Nerva en imágenes del siglo XX’ y trabaja en un nuevo proyecto sobre los cien primeros años de su localidad natal
Antonio Vázquez Jiménez (Nerva, 8 de agosto de 1942) lleva muchos años viviendo fuera de la Cuenca Minera. Pero, a pesar de ello, no olvida ni sus raíces ni a sus amigos de la infancia y juventud. Según recuerda, tras pasar su infancia en su localidad natal, a los 15 años entró como aprendiz en el Departamento de Central Eléctrica de Minas de Riotinto, donde estuvo trabajando hasta 1962.
Ese año se marchó a Madrid como jefe de mantenimiento de una compañía de bebidas refrescantes. Para él, según nos cuenta, “el venir a Madrid suponía para mí el tener acceso a la formación y a cumplir lo que siempre había deseado: conseguir la independencia profesional. Así que aproveché para cumplir el servicio militar en Madrid para quedarme en esta ciudad y comenzar el camino hacia mis objetivos”.
Por ello, compaginó su labor profesional con diversos cursos de especialización técnica, que le llevó hasta la Escuela Oficial de Maestría e Ingeniería Técnica. Con esta formación, en 1987, este nervense decidió fundar su propia empresa, llamada Inaval Sistemas, S.L., dedicada a proyectos de automatización industrial, en la que estuvo hasta su jubilación.
Con todo, su balance de este tiempo en la capital madrileña es muy positivo, puesto que, “afortunadamente, fui alcanzando los retos que me propuse. Por un lado, los profesionales, que me llevaron de un buen trabajo a crear mi propia empresa. Por otro, los personales, pues pude fundar una familia y educar a mis hijos”.
Tras jubilarse, Antonio comenzó una nueva etapa en su vida, en la que pudo recuperar muchas aficiones y proyectos abandonados, como sucedió con la fotografía. No en vano, afirma que “la fotografía siempre ha sido para mí de gran interés, -como aficionado-, primero recurriendo a los fotógrafos del pueblo y, a partir de 1963, con mi primera cámara, que me costó 400 pesetas, ya comprada en Madrid. Con el correr de los años, fui cambiando de equipo, hasta que llegó la primera réflex. Hoy dispongo de una colección muy variada de fotos en blanco y negro y color, que suman varios cientos de miles”.
Una afición que le llevó a recorrer, conocer y fotografiar el río Tinto durante años. Un bonito trabajo que derivó en la publicación del libro ‘El Río Tinto Paisaje Protegido. Diez rutas para conocerlo’ en el año 2012.
Tras este reto, este nervense realizó otro proyecto fotográfico: recorrer las minas de la provincia y, a su vez, indagar en su historia. Como resultado de estos años de investigación publicó en 2017 el libro La Huelva Minera. Diez itinerarios para conocerla, editado por la Diputación Provincial de Huelva. Una obra en la que recoge itinerarios por 42 minas onubense, describiendo su historia y su estado actual. Todo ello, ilustrado con una gran cantidad de fotografías.
Pero su pasión por la fotografía y por Huelva no queda aquí, puesto que, desde hace tres años, trabaja en un nuevo proyecto sobre los cien primeros años de la Villa de Nerva, donde están siendo fundamentales los documentos consultados en diferentes archivos y las fotografías compiladas. La obra, titulada Nerva, cien años de historia, se divide en tres partes: la primera, ‘De Aldea de Río Tinto a Villa de Nerva’, que transcurre íntegramente en el siglo XIX, la segunda, ‘El siglo XX’ y, la tercera, ‘El año del Centenario’.
Al mismo tiempo, Vázquez acaba de terminar el libro La Villa de Nerva en imágenes del siglo XX, con más de 700 fotografías en blanco y negro, que muestran un amplio abanico de la vida y las gentes de Nerva. En esta ocasión, ha contado con más de cien colaboradores, que han aportado imágenes al trabajo. Y, por último, está llevando a cabo dos proyectos sobre ferrocarriles mineros.
Y es que, reconoce que, “mi pasión es la provincia de Huelva, sobre todo el Andévalo, sus zonas mineras, el río Tinto, el Odiel, la Sierra, sus pueblos y aldeas…, de alguna forma, la naturaleza y la historia. Pero, también, los muchos lugares de nuestra geografía, donde procuro llevarme en las memorias de la cámara todo cuanto visito. Pero, sobre todo, me produce satisfacción compartirlas con otros amantes de la fotografía”.
En este aspecto, si tuviera que quedarse con alguna de sus imágenes, asegura que prefiere “las mineras, pero también tengo un especial cariño a las que hice en blanco y negro de los años 50 a 70. Y muchas de visitas a aldeas y ciudades emblemáticas”. Además, para Antonio, “la Cuenca Minera de Huelva es especial, como también lo son otras cuencas mineras de la provincia. En mi libro La Huelva Minera hago un recorrido por 42 minas distintas y todas merecen la pena, así como otras que, por problemas de espacio, se quedaron fuera del libro”.
A pesar de ello, “nunca me lo he planteado en serio, aunque es cierto que acumulo material muy diverso. En cualquier caso, sí me gusta disfrutar de las que realizan amigas y amigos”. Es más, para él, el mejor regalo es “el haber coincidido con muchos aficionados, sobre todo en mis años recorriendo las minas de Huelva, y el haber encontrado en ellos una gran amistad”.
En cualquier caso, para Antonio Vázquez, “la Cuenca Minera es mi tierra, donde tengo mis raíces, mis amigas y amigos de la infancia, parte de mi familia y todas mis referencias”. Por este motivo, suele venir, al menos, 15 semanas al año, distribuidas en 4 viajes.
Una tierra de la que echa de menos a sus “amigos, los paisajes que tanto recorrí en mis primeros veinte años, el día a día de las cosas de Nerva y su entorno…”. Por ello, para terminar, sus palabras son: “llevo a Nerva y sus gentes en mi corazón”.