La magia de Cuenca: todo sobre su villa romana

Cuenca puede no ser uno de los lugares más visitados de España, pero a pesar de estar lejos de la afluencia de turistas que llegan a ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, tiene mucho que ofrecer. El centro histórico de esta pequeña localidad de Castilla-La Mancha derrocha encanto, y su gastronomía tampoco defrauda: restaurantes como La Bodeguilla de Basilio son todo un icono de la ciudad.

Pero desde hace unas semanas Cuenca tiene todavía mucho más, y es que ahora su villa romana, a las fueras de la ciudad, concretamente en la localidad de Villar de Domingo García, está más presente que nunca. ¿Estabas pensando en viajar hasta Italia para conocer de primera mano todo lo relacionado con los romanos y aquella época de grandeza? Estás de suerte, ya que ahora podrás empezar a disfrutar de la historia romana en Cuenca.

Para situar esta villa hay que remontarse al siglo IV. Por aquel entonces, un romano adinerado ordenó construir una villa de grandes dimensiones, un espacio al que no le faltaron detalles decorativos en ninguna de sus salas: el lujo impregnaba todas las estancias de esta villa imperial.

Una de las pruebas del estatus social de la persona que ordenó crear esta villa no es otra que el uso de más de treinta tipos de mármoles, lo que además de significar la inversión de mucho dinero, también pone de manifiesto que la persona encargada de su construcción tenía relación con personas de la alta esfera de la época romana. Entre los elementos decorativos, cabe destacar un mosaico de grandes dimensiones que probablemente sea el más grande de la época imperial.

Además, este yacimiento arqueológico, conocido como Villa Romana de Noheda, muestra escenas mitológicas y alegóricas de mitos como el de Pélope, el de Hipodamía, el Juicio de Paris o el Rapto de Helena.

Esta villa romana, además, deja ver de cerca los detalles de la cultura popular de aquellos tiempos, y es que el romano que la construyó tuvo en mente la estrecha relación entre el ocio y sus emperadores, pues este recinto arqueológico representaba antaño un complejo residencial que mezclaba ocio y negocios. Pero, ¿qué actividades lúdicas tenían los emperadores romanos y cómo se entretenían en esta villa? Al igual que en otras partes del vasto Imperio, los debates públicos sobre los temas que conciernen a la sociedad en lugares como el anfiteatro, las carreras de cuadrigas en el circo y la creación de estancias con aguas termales para el esparcimiento, están entre las principales actividades de ocio de los emperadores romanos.

La que ya se conoce como la Pompeya de España no es nueva para los ciudadanos de la provincia de Cuenca, pues aunque recientemente todos los medios de comunicación españoles se han hecho eco de la importancia arqueológica de esta villa romana, las excavaciones arqueológicas ya llevan más de una década en marcha. De hecho, ahora mismo está al descubierto alrededor del 5% de toda la villa. ¿Por qué ha saltado a los medios de comunicación ahora? Porque después de más de 10 años, los arqueólogos han dado con la gran joya de este recinto imperial: su mosaico, formado por casi tres millones de teselas. El mosaico cabe ubicarlo en el salón de la casa, lo que se conoce como triclinium, y es uno de los más laboriosos de España por su narrativa y su técnica.

Cuenca puede presumir de su patrimonio histórico más que nunca, y la Villa Romana de Noheda se suma a la gran cantidad de restos arqueológicos y yacimientos romanos de los que puede presumir España. Entre ellos destaca Itálica, a siete kilómetros de Sevilla; el famoso acueducto de Segovia; el teatro Romano de Tarragona, a orillas del Mediterráneo,  y el Teatro Romano de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad. Ahora, la villa romana de Cuenca se suma a las grandes herencias romanas de España.