La Universidad Internacional de Andalucía vuelve a amenizar la vida cultural de los onubenses con su ciclo “Siglos de música”, una oportunidad para conocer nuestra tradición. La efeméride de Magallanes ha suscitado un interés mayúsculo en el campo de la música antigua. Actuaba el trío “Riches d´amour”, integrado por Alberto Barea, Carmen Hidalgo y Aníbal Soriano. El título de esta velada era “Del mar del sur a la eternidad”. Música amena dio vida a la vuelta al mundo de Francisco De Magallanes, articulada con un relato cronológico. En la iglesia del colegio “Santa Teresa de Jesús” de Huelva la voz, el organetto, la viola y el laúd hicieron acogedora la fría noche de otoño.

Alberto Barea en ocasiones cantaba acompañándose del organetto, un singular instrumento que hoy se populariza en la música antigua y que todos hemos visto en cuadros. Conmovió su voz, cuya dulzura y sobriedad eran perfectas para el repertorio seleccionado. El kirieleisón con que se presentaba fue revelador. Sus agudos sacaban partido a la línea de canto haciendo posible eso tan difícil de lograr en la música del Renacimiento. Resaltamos Vergene bella, que abrió horizontes con sus melismas, encantadores; las palabras Invoco lei agudizaron el ingenio de la gamba y el laúd con un discurso original. Respecto al órgano portativo, Barea supo elegir la musicalidad en el programa pues al principio sonaba en una sencilla línea melódica (cuyo timbre evocaba la flauta dulce) para después introducir acordes. Hubimos de esperar a la pieza La vida y la muerte juntas para disfrutar del canto y el organetto en interpretación muy lograda.

Todo discurría bien y se escuchaba el juego de la melodía que iba pasando de uno a otro. Maravillosos trazos imitativos de la viola de arco y el organetto durante la misa “Ayo visto lo mapamundi”. Eligieron tres danzas de origen escocés y alemán, de contrapunto severo donde el laúd tuvo que intensificar su dinámica a un forte para hacerse oír. En la última danza la textura se equilibró.

Como en muchos de los conciertos de música antigua, no faltaron intercalaciones de instrumentos, como la viola de arco y el orlo, un regalo para el oído y la vista acrecentado además por la ilustración histórica por parte de los músicos. Estos conciertos nos hacen conscientes de la raigambre que la música y el arte tienen en la cultura de los pueblos. Y en medio de la crisis de enorme relieve que atravesamos, la música es un irrenunciable bálsamo para el espíritu.