A lo largo del siglo XVIII los jóvenes ingleses adinerados, una vez acabados sus estudios, acostumbraban a viajar a Francia, Suiza e Italia, como complemento de su educación. Una vez terminada la Guerra de la Independencia en 1814, de España contra la Francia de Napoleón, los oficiales aliados del ejército británico decidieron visitar España por la buena impresión que le había causado durante la contienda.
Richard Ford nació en Londres en 1796, era hijo del abogado, parlamentario y creador de la policía montada de Londres también llamado Richard Ford. Heredó una gran fortuna de su abuelo que fue coleccionista de arte y director de la Compañía Británica de las Indias Orientales y aunque se graduó en leyes en Oxford, nunca llegó a ejercer. Ford llegó a relacionarse con el duque de Wellington y con el mismísimo Beethoven en Viena y posiblemente haya sido la personalidad extranjera que más ha contribuido a difundir la imagen de España al resto de Europa.
En 1824 se casó con Harriet Capel, la hija del conde de Essex. Pero la señora Ford tenía una salud delicada y cuando en 1830 enfermó, su marido decidió llevarla junto a sus tres hijos, no a Lisboa que era en aquel momento un punto de reunión de los enfermos británicos, sino a otro lugar donde disfrutara de un clima seco y caluroso al sur de Europa. Se estableció en Sevilla, por su cercanía a Gibraltar, que habían llegado días antes navegando en el vapor H.M. Brig Guardian y ascendido por el Guadalquivir hasta Sevilla.
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