La traslocación de las plantas se incluía en la AAI con el objetivo de preservar el 25 por ciento de los rodales afectados por los movimientos de tierras

Cuando una planta es sometida a un trasplante a una nueva ubicación, es normal que sufra un estrés incluso crítico para su supervivencia. Habitualmente, las plantas traslocadas tardan un tiempo en establecerse. Durante ese tiempo de aclimatación a la nueva ubicación, llegan incluso a deshacerse de su parte aérea, particularmente en periodos de sequía, de manera que pueden concentrar toda su energía en el desarrollo radicular como estrategia de supervivencia.

No es el caso de las ericas trasplantadas de la mina de Riotinto, que “están mostrando un comportamiento excelente en sus nuevos emplazamientos gracias a los procedimientos y cuidados empleados por el departamento de Medio Ambiente de Atalaya”, destacan desde la compañía minera en su último Boletín Informativo.

Esta gestión de la especie endémica protegida Erica Adevalensis forma parte de los requerimientos expresados por las autoridades ambientales en el proceso de autorización del proyecto minero. Dentro de la Autorización Ambiental Unificada de la mina de Riotinto, se planteaba la necesidad de realizar una traslocación de individuos de Erica con el objetivo de preservar el 25 por ciento de los rodales afectados por los movimientos de tierras propios de la actividad minera, un requerimiento que, para la empresa, “representaba un reto sin procedentes en la minería andaluza”.

Desde entonces hasta hoy, la empresa y su departamento de Medio Ambiente han trabajado “intensamente” para establecer los protocolos y procedimientos que permitieran “el éxito que hoy se observa en las nuevas ubicaciones de estas plantas”, destacan desde Atalaya.

Según la empresa, una de las claves ha sido la puesta en marcha de un vivero, en el cual se siguen generando individuos desde semilla que forman parte de un proyecto de investigación y desarrollo cuyo objetivo es observar los límites y capacidades de la planta y depurar la técnica en futuras traslocaciones.

La propia empresa ha dado “cumplida información” a las autoridades ambientales sobre el “buen funcionamiento” del programa de manejo de la Erica, complaciéndose al comprobar “la rapidez con la que nuestras plantas se adaptan a su nuevo destino”.

“La benevolencia del clima en estos meses, sumada a la efectividad de los protocolos diseñados e implantados por Atalaya, han ofrecido la grata noticia de que, tan sólo cinco meses después de su trasplante, estos individuos muestran un estado de salud envidiable y se permiten incluso el lujo de entrar en floración”, concluyen.