Una inscripción registral certifica la existencia hace dos siglos y medio de este ejemplar que sobrevivió a las sucesivas plagas de filoxera

Aspecto que presenta actualmente la parra, ubicada en pleno casco histórico de la localidad onubense de Valverde del Camino.

Aspecto que presenta actualmente la parra, ubicada en pleno casco histórico de la localidad onubense de Valverde del Camino.

Si alguna vez se ha preguntado donde está o dónde cree que pudo enraizar la vid más antigua documentada que se conserva en España, la respuesta podría sorprenderle, ya que la parra más antigua de la que hay constancia documental en España sigue floreciendo, primavera tras primavera y desde hace al menos 251 años, en un recoleto patio ubicado en el casco histórico de Valverde del Camino, municipio cabeza de partido judicial del Andévalo minero de Huelva conocido internacionalmente por la calidad y pujanza de su industria zapatera.
Racimo de uva beba de la parra propiedad de la familia Martín Rodríguez.

 

Hablamos de la añeja casa de la familia Martín Rodríguez, ubicada en el Valle de la Fuente (la céntrica calle de los naranjos de Valverde) y presidida por un singular busto de Cervantes que desvela el gusto por las artes de sus moradores. En el patio interior es donde reluce la parra muy probablemente tricentenaria. ¿Y cómo se certifica su longevidad? De la única forma posible: en documento público oficial, concretamente a través de una inscripción registral fechada en el año 1770 que forma parte del Archivo Histórico Provincial onubense.

“Venta, por los nietos de Juan Romero, de unas casas principales de morada sita en la calle de la fuente, al licenciado Don Francisco Caballero de Bolaños, Abogado de los Reales Consejos, Presvítero, Vicario y Cura de la Parroquial de dicha villa de Valverde del Camino. Septiembre, siete de mil setecientos y setenta años“, reza el asiento manuscrito. El fedatario de la antigua Contaduría de Hipotecas (el precedente histórico del actual Registro de la Propiedad) describe el inmueble original pormenorizadamente, reflejando que contaba con “dos patios y en ellos varios frutales y una parra” bajo cuya discreta sombra han jugado sucesivamente multitud de generaciones de niños valverdeños.

 

Este emplazamiento doméstico en un pueblo sin apenas tierras ni tradición agrícola resultó ideal a la postre para sobrevivir a la plaga de la filoxera, que es la que arrasó con los viñedos históricos nacionales entre finales del siglo XIX y principios del XX entrando mortalmente por la provincia de Málaga, en concreto por una finca llamada ‘La Indiana’ de Moclinejo mediado el año 1878. La única alternativa realista obligaba a replantar y es lo que (por desgracia) tuvo que acabar haciéndose, más temprano o más tarde, en todas las comarcas productoras de vino andaluz o español.

Aun con las deformaciones del tronco se trata de un ejemplar que supera los dos metros de altura y los cinco de ramaje gracias al emparrado de barras de hierro que la corona y que data de al menos el siglo XIX: “Es una preciosidad porque primero se bifurca y, luego, en el entramado de alambres, termina en horizontal, lo que le permite recibir la máxima iluminación a una altura ideal tanto para poder trabajar desde abajo como para ocupar ese espacio de patio con mesas y sillas a la sombra del parral“.

 

Por eso han sido providenciales la intervención y mimos de este altruista técnico del IFAPA llamado Miguel Lara, las podas hospitalarias o de recuperación (usando bridas ecológicas biodegradables) que se han visto interrumpidas durante este último año por la maldita pandemia del Covid-19. Pero tranquilidad, porque está certificado que esta legendaria parra valverdeña se las ingenia para sobrevivir incluso a las peores plagas.

Reportaje de Manuel María Becerro para la web de la Junta de Andalucía