Esta maestra de profesión ha compaginado su trabajo con su amor por diferentes facetas artísticas, en las que se inició siendo una niña en su localidad natal
Aunque profesionalmente haya estado dedicada durante cerca de 40 años a la enseñanza del inglés, el nombre de Marively García nos acerca de forma directa con el mundo del arte en múltiples facetas. Y es que esta campillera afincada en Huelva siempre ha estado vinculada a diferentes manifestaciones artísticas, lo que le ha permitido convertirse en un nombre más que conocido en la provincia de Huelva.
Nacida en El Campillo, debido a que su padre trabajaba como topógrafo en las minas de Riotinto, su infancia transcurrió en la Cuenca Minera. Así fue hasta que su familia se trasladó a Huelva en los años sesenta, después de que su padre comenzara a trabajar en el Polo Químico onubense.
Desde entonces, Marively ha vivido en Huelva, a pesar de lo cual no ha olvidado sus raíces mineras. Según nos cuenta, “yo tenía 9 años cuando mis padres se vinieron a Huelva, pero he continuado yendo a la Cuenca Minera siempre, porque tengo mucha familia en la comarca. También tengo una casa en Traslasierra, por lo que también solemos ir mucho para allá. Es verdad que, por ley de vida, cada vez tengo menos familiares a los que visitar, por lo que cada vez vamos menos a la Cuenca. A pesar de ello, vamos cada vez que podemos, sobre todo, para las fiestas de El Campillo y las de San Roque en Minas de Riotinto”.
De aquellos años de la infancia, Marively siempre recuerda “la escuela en la que me dio clases Pepita Mojarro, ya fallecida, que tenía cierta amistad con mi madre. Realmente, empecé en el colegio antes de lo que me correspondía, porque ya con 3 ó 4 años me ponía a pintar. De esa etapa también me acuerdo de mi comunión, de mis amigas, de las excursiones a Rocalero con toda la familia, de la familia de Los Alfaro…”. Muchas vivencias de esa etapa que han quedado grabadas en su memoria, al igual que otros momentos inolvidables, como “las flores de la zona y las ferias con sus casetas y sus cacharritos, que eran muy divertidas. Unos días de fiesta en los que nos quedábamos todos los sobrinos con la abuela o las sandías abiertas en el patio de mi casa. En definitiva, una vida entrañable, con unos momentos inolvidables para mí, a pesar de que nos vinimos pronto a vivir a Huelva y perdí el contacto con mucha gente hasta tiempo después”.
Ya desde entonces, la pequeña Marively demostró sus dotes para el arte, pues de niña, en El Campillo, cautivaba a los vecinos y vecinas cuando, en no pocas ocasiones, improvisaba cantes y bailes en lugares como Educación y Descanso o el bar de Maxi. Y es que, como hemos apuntado, esta campillera ha compaginado su actividad profesional con otras habilidades a lo largo de toda su vida, que le han llevado a ámbitos como la música y la pintura, prueba de que siempre ha sido una persona muy activa.
En la actualidad, está concentrándose con mayor atención en la pintura. No en vano, hasta el pasado 29 de agosto, ha mostrado en la Sala ‘Los Álamos’ de La Antilla su última exposición individual titulada ‘Naturaleza semántica’. Una colección de cuadros que han llamado mucho la atención y que han tenido a la naturaleza como protagonista.
Una colección pictórica de treinta obras, tanto figurativas como abstractas, en representación de las dos etapas de la trayectoria artística de esta pintora expresionista, que anteriormente se expuso con mucho éxito en el Teatro del Mar de Punta Umbría.
Una muestra que es tan sólo una prueba de la amplia actividad pictórica de Marively, que ha participado en numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, sin olvidar que cada año suelen elegir una de sus creaciones en el Certamen Nacional de Pintura de Gibraleón.
Por citar un ejemplo, antes de La Antilla, las obras de Marively han podido verse en una muestra colectiva en Isla Cristina, con motivo del Festival de Música de Cámara de Isla Cristina, donde ofrecía una particular muestra en la que unía pintura y música, dado que “fuimos cuatro autores los que llevamos obras relacionadas con la música. Enrique Adrados, organizador del certamen, se puso en contacto conmigo y llevé cinco obras, casi todas inspiradas en composiciones musicales, como ‘La Danza de las Flores’, de ‘Cascanueces’, o ‘El Verano de Vivaldi’”. Una prueba tan sólo de su larga y exitosa trayectoria como pintora, en la que ha expuesto obras en más de treinta exposiciones, sin olvidar que, además, es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos Onubenses ‘Enrique Montenegro’.
No en vano, García lleva pintando desde los veinte años, aproximadamente. Sus inicios fueron de forma totalmente autodidacta. Según nos cuenta, “lo hice copiando láminas, en principio, con cera. Luego me aventuré a hacer creaciones por mí misma, empezando, ya con óleo, a pintar las puestas de sol de Punta Umbría, aquellas que veía desde mi casa y que me atraían tanto. Soy una amante del color, más que de la forma, y esa simbiosis de luces me encantaba, tanto que mi pintura ha ido evolucionando hacia la abstracción. Así continué hasta que me di cuenta de que mis exposiciones tenían éxito y eso fue un estímulo para seguir en este camino. Luego continué pintando dunas, velas…, hasta que llegué a la abstracción o semi abstracción. He huido de la figuración. Pinto intuitivamente. Ya no copio nada. Estoy enclavada en el expresionismo con improntas en la que nunca sé cuál será el resultado final. Otras veces hago un monográfico, como hice con la música para Isla Cristina, donde estuve pintando al ritmo de un violín y eso se nota en el resultado final”.
Una intensa vinculación a la música
Y es que la trayectoria de Marively también está estrechamente vinculada a la música, no sólo a la pintura. De niña, con sólo unos años, en su pueblo, El Campillo, era objeto de admiración de los vecinos por los bailes y cantes que no podía evitar improvisar en cualquier momento. “He estado unida a la música desde pequeña, cuando me ponía a cantar en las fiestas, como las Navidades, sin olvidar que mi tía Victoria estaba a cargo de la organización de los actos culturales en el Teatro de El Campillo y, según me cuentan, desde chica me gustaba actuar cantando. Así que he tenido siempre una relación constante con la música, aunque me dedicara profesionalmente a la enseñanza”.
De hecho ingresó en el Conservatorio de Música para llevar a cabo sus estudios de Piano y Solfeo, una época que reconoce que “fue la más feliz de vida, porque me dedicaba de lleno a lo que me gustaba. El piano ocupaba toda mi existencia. Dedicaba muchas horas al piano y, de hecho, iba muy bien. Me sigue apasionando tanto que no hay un solo día en el que no interprete algunas de mis piezas favoritas».
Es curioso que, al mismo tiempo que aprendía piano, Marively descubrió que tenía una gran voz para la lírica. Tal y como recuerda, “me descubrió en una prueba Guillermo Orozco, que me dijo que tenía mucho potencial para cantar ópera. Según me comentó, parecía que llevaba toda la vida dedicada a esto. Y fue así cómo me metí en el Coro Lírico de Huelva. Fue el punto de inicio para comenzar mi andadura como coralista”.
A partir de aquí, esta campillera formó parte de un coro de cámara y se hizo solista, participando en numerosas celebraciones, desde ceremonias religiosas hasta todo tipo de eventos, “en los que, en un principio, iba acompañada solo de un pianista de Valverde, para luego incrementarlo a un trío de cuerda, con violines y violonchelo”. De forma paralela, también entró en el Orfeón de Huelva, perteneciente al Ayuntamiento de Huelva, donde estuvo como jefa de cuerda de soprano.
Además, a nivel musical, también se ha formado haciendo un curso de canto en Moguer, además de dar clases particulares en Sevilla, lo que, asegura, “se ha unido a una impronta natural que tengo en mí, pero que he ido perfeccionando con otras clases, formación y con práctica”.
Entre sus vivencias de este tiempo, para ella es inolvidable cuando le llamó el Ayuntamiento de Lepe para interpretar el Himno de Andalucía, que realizó en el Teatro del municipio lepero, donde levantó de sus asientos a todo el público que abarrotaba este espacio escénico: “Fue un momento muy bonito, con la presencia de la corporación municipal y todo el público en pie. Un acto precioso”. Aún recuerda cuando dirigió el Himno del centro educativo ‘Los Rosales’, compuesto por ella misma para Coro y Piano, titulado ‘Aprendiendo a Volar’, e interpretado por el grupo coral de voces blancas del centro a cuyo acto asistieron el claustro del mismo, equipo directivo y padres y padres con la presencia del delegado de Educación.. Un momento también muy emotivo.
Sin embargo, el Orfeón de Huelva se extinguió, momento a partir de cual entró a formar parte del Coro de la Universidad de Huelva, donde se encuentra en la actualidad. Es más, ahora, está centrada en el Coro y en la pintura.
En definitiva, como se puede comprobar, Marively García es toda una artista que desarrolla múltiples facetas, puesto que, no podemos olvidar, que, incluso, hizo un curso de arte dramático. Y no se le daba nada mal, pero tuvo que dejarlo por falta de tiempo. Y es que esta campillera es sinónimo de arte.