Más de 5.000 personas participan en la manifestación convocada para conmemorar el 8 de marzo

El feminismo está más vivo que nunca. Las proclamas antifeministas reaccionarias que en los últimos años tratan de abrirse hueco en la sociedad con mensajes falsos sobre el movimiento que defiende la igualdad entre hombres y mujeres no parecen haber surtido mucho efecto, al menos en Huelva.

Esta es una de las principales conclusiones que pueden extraerse de la multitudinaria manifestación que tuvo lugar en la tarde noche de este martes 8 de marzo en la capital onubense, donde más de 5.000 personas se echaron a la calle para exigir la igualdad real y el cese de la discriminación que sufren las mujeres por el único hecho de serlo.

La participación en la manifestación superó con creces la que se dio hace unas semanas en la protesta convocada por los sindicatos en defensa de la sanidad pública, lo que pone de manifiesto la salud y el apoyo social con el que cuenta un movimiento que no se frena ante nada para combatir la cultura del machismo y el patriarcado: el evidente causante de la discriminación que sufre la mitad de la población mundial.

La manifestación, convocada por el Movimiento Feminista de Huelva para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, partió desde el antiguo Estadio Colombino y finalizó en la Plaza de las Monjas, donde se procedió a la lectura de un manifiesto en defensa de la igualdad y de la abolición de las prácticas que convierten a la mujer en objeto al servicio de los intereses del capitalismo: la prostitución y los vientres de alquiler, que desde luego no son prácticas ejercidas libremente por las mujeres ni que formen parte de su proyecto de vida deseado.

Bajo el lema ‘Somos feministas, somos abolicionistas’, la multitudinaria manifestación reunió a miles de personas en las calles de Huelva, no solo a mujeres, también a hombres, muchos hombres, y no solo a adultas y adultos, también a menores. Sí, a muchos menores, quienes proclamaron como nadie las consignas feministas, lo que muestra que este gran movimiento social y mundial no solo tiene pasado y presente, sino también futuro.

Fue conmovedor ver cómo dos niñas de 12 y 14 años se convertían en las principales protagonistas de una de las facciones de la manifestación. Con megáfono en una mano y pancarta en la otra, no pararon en ningún momento de dirigir los cánticos feministas que se saben como nadie y que todas y todos, arrastrados por la pasión que transmitían las dos menores, secundaban en cada momento de la marcha.