Ya desde tiempos inmemoriales, concretamente con la civilización Tartésica, es cuando comienza la explotación de los metales de la faja pirítica en la provincia de Huelva.
El devenir de los tiempos provocó que imperios como el Fenicio, el Griego, el Romano, etc. se aprovechasen de dichos recursos minerales durante su dominio en la península. No es hasta el dominio del Imperio Romano cuando la cuenca onubense conoce su primer gran periodo de explotación.
Este auge entra en detrimento durante la Edad Media y no es hasta la segunda mitad del siglo XVI cuando comienza a resurgir nuevamente la actividad minera.ç
En la segunda mitad del siglo XIX, España atraviesa una mala situación económica, viéndose obligado el Gobierno del país a vender ciertos activos mineros a consorcios de capital extranjero, dándose a conocer esta época como el segundo gran periodo de auge en la minería onubense después de la época romana.
Siendo inminente el comienzo de la Primera Guerra Mundial en Europa, es cuando nuevamente decae el sector minero. Esto obligará a que décadas después y, tras años de bajos rendimientos, los consorcios extranjeros propietarios de las concesiones mineras vendan parte de sus activos mineros al Estado Español, pasando las mismas a manos de consorcios de capital nacional.
El sector acusa una notoria mejoría, alcanzándose unas producciones como en épocas anteriores, hasta que a mediados de la década de 1980, con la caída del precio del cobre en los mercados, el Estado Español se ve obligado a vender y privatizar nuevamente los yacimientos minerales de la faja hacia empresas de capital extranjeros.
Esta situación sobre la propiedad extranjera de las minas onubenses va a continuar hasta la actualidad, periodo en el que se vuelve a vivir un repunte de la actividad minera en la provincia, debido en su mayor parte a la alta demanda de minerales en los mercados actuales en las últimas dos décadas del siglo XXI. Llamémoslo simplemente la tercera época de gran auge de la minería en Huelva.
Como podemos apreciar, la historia de la minería en la Faja Pirítica Onubense está llena de altibajos. Estos no solo lo sufren las empresas concesionarias mineras. Además, la repercusiones sociales y económicas recaen también sobre la sociedad española y lusitana. Y he dicho bien, porque los lusitanos del Algarve, El Alentejo y norte de Portugal también trabajaban aquí. De hecho, se les conocía con el seudónimo de ‘Los mineros ambulantes’.
No es hasta la década de 1850 y al periodo comprendido entre la misma y 1873, con la venta de Riotinto a un consorcio financiero internacional (capital en su mayoría británico), cuando la minería moderna resurge y comienza su segundo gran periodo de resplandor.
Todo ello, junto con el considerable aumento en la producción en dichos criaderos minerales por el ingreso de grandes cantidades de capital extranjero, la introducción del ferrocarril, innovaciones tecnologías minero-metalúrgicas en la cuenca, etc, hicieron posible la gran demanda de mano de obra, demanda que nunca pudo ser cubierta únicamente con habitantes autóctonos y procedentes de puntos de la Península Ibérica tan dispares como Almería, Galicia y Zamora.
Es importante mencionar que la población el Algarve sufre un gran crecimiento demográfico durante el siglo XIX, población que únicamente se sustenta con la práctica de una agricultura en pequeños minifundios de propiedad privada, de un sector pobremente industrializado (salazoneras y sector pesquero-naval), la industria del corcho, todo ello realizado a través de pequeños talleres que con mínima cantidad de mano de obra cubrían sus necesidades. Estas circunstancias empujaron a dicha población a emigrar en busca de un futuro más alentador, situación que las empresas mineras del momento aceptan con gran agrado.
Con la emigración de estas poblaciones desde fuera de la provincia, existe un aumento demográfico en la Cuenca Minera onubense, desde finales del siglo XIX a principios del siglo XX, en su mayor parte debido a la emigración de esta población lusitana en busca de trabajo (1880-1913), superando la población de hecho a la de derecho . Tal incremento demográfico hizo posible satisfacer la demanda de empleo del momento, subsanándose las carencias en las contrataciones de manos de obra para la Cuenca.
Como dato curioso, mencionar que la población en la provincia de Huelva a finales de la década de 1850 ronda aproximadamente los 174.000 habitantes, cifra que continuará creciendo hasta 1913, fecha en la que dicha población se sitúa en torno a los 330.000 habitantes, de los cuales algo más de 105.000 habitantes (en ellos se engloban todas las personas de cualquier edad y sexo, en situación de empleo o desempleo) se encuentran censados en la Cuenca Minera de la provincia y, de esos 105.000 habitantes, algo más de una tercera parte son portugueses censados en la Cuenca.
La mano de obra lusitana, en su mayoría personas jóvenes y solteras, trabajará en actividades puramente extractivas, principalmente en interior de minas, con unas condiciones de seguridad laboral escasas y con fatigosas jornadas en ambiente pulverulento, de altas temperatura y con una alta concentración de humedad.
A partir de 1913, en Europa acontecen sucesos que dejan ver el inminente comienzo de la Primera Guerra Mundial, que enturbiará el auge del desarrollo minero de la Cuenca, provocando que las empresas concesionarias se vean obligadas a vender parte de sus activos al Estado Español pocos años después de finalizar la misma, motivado todo ello por la caída en las producciones y, por tanto, de sus beneficios. Esta situación antes descrita conlleva el despido masivo de mineros, agravándose dichas circunstancias de los mismos por una falta de derechos y protecciones laborales inexistentes hasta el momento, además de verse obligados a soportar años de elevada inestabilidad laboral y prolongados periodos de desempleo tras el final de la guerra.
Durante el declive de la minería entre 1915 y 1930, la masa obrera es explotada y mal considerada, las compañías mineras las entienden como mano de obra nada cualificada. Por el contrario, los técnicos y personal de gestión son reclutados en países de Europa. Esta mano de obra ambulante y no cualificada procederá en su mayoría de El Algarve, El Alentejo y norte de Portugal y de rincones de la Península Ibérica.
Ya en la actualidad, dicha minería ha experimentado el resurgir de sus cenizas, pues en la década de 1980 cae vertiginosamente el precio del cobre en los mercados, originando el declive de la actividad minera en la Cuenca y la venta de las minas, propiedad del Estado Español, a consorcios y empresas de capital nuevamente extranjero.
Este tercer gran periodo de desarrollo de la minería onubense tuvo lugar a comienzos del S. XXI (2000-2001) con el repunte de la demanda de metales férricos, cupríferos y otros minerales metálicos, además de minerales auríferos y argentíferos en los mercados y de su aumento en los precios de cotización.
Como colofón, concluiremos diciendo que durante las casi cuatro décadas que duró el auge de la minería onubense, desde el S. XIX al XX, hasta justo antes del comienzo de la Gran Guerra, la actividad en la Cuenca Minera fue una de las más importantes a nivel internacional, todo ello gracias a la inversión de capital extranjero, la llegada masiva de mano de obra de fuera de la provincia o mineros ambulantes y a los avances tecnológicos de la época.
La mayoría de estos emigrantes son portugueses procedentes de diferentes zonas de Portugal. Esta emigración es uno de los pilares fundamentales donde se sustentó el segundo gran periodo de auge de la minería moderna onubense.
No debemos olvidar que durante este periodo tan caótico da comienzo un periplo de idas y venidas entre las minas de la comarca minera. Estas migraciones inter-cuencas se fundamentan en la búsqueda de empleo y salarios dignos o son consecuencia de la decadencia de otras cuencas mineras para poder seguir subsistiendo.
En la actualidad, la Cuenca se encuentra nuevamente en auge y disfrutando de más de dos décadas de grandes rendimientos y beneficios, todo ello gracias al repunte de la demanda de metales en los mercados y de su aumento en los precios de cotización.
Bibliografía
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