Llevo toda mi vida viviendo en Zalamea la Real y durante diez años gestioné un comercio local junto a mi esposa, hasta su cierre a finales de 2022. No hablo desde la teoría, sino desde la experiencia: conozco cómo funciona el comercio en nuestro pueblo, sus limitaciones, la evolución de los últimos años y los retos que compartimos con otros municipios de población similar, tanto en la Cuenca Minera como en el Andévalo.

Zalamea siempre ha tenido un tejido comercial modesto. Nunca hemos contado con una gran tradición emprendedora, y en los últimos años esta realidad se ha acentuado con el cierre de empresas históricas que durante décadas actuaban como referencia. La desaparición de estos negocios no solo implica pérdida de economía local, sino también de modelos que inspiraban a quienes pensaban en emprender. Hoy, muchos jóvenes ni siquiera encuentran ejemplos cercanos en los que mirarse.

A esto se suma la falta de mentalidad emprendedora, un factor del que no se habla lo suficiente. La seguridad del empleo público, el miedo al riesgo, la idea de que «aquí no funciona nada» y la visión de que emprender es demasiado complicado frenan proyectos que podrían salir adelante con planificación y apoyo.

Problemas internos que siguen pesando

Además de lo anterior, nos encontramos con varias barreras propias:

1. Falta de unidad empresarial

Los comerciantes de Zalamea nunca hemos funcionado como un bloque sólido. Las campañas conjuntas que se han realizado no han tenido impacto real, en parte porque no había una estrategia cohesionada detrás. La ausencia de colaboración efectiva debilita a todo el sector.

2. Percepciones erróneas sobre el comercio local

Abundan creencias sin fundamento: que los comerciantes son «privilegiados», que viven mejor que otros trabajadores o que «fuera todo es más barato». En la práctica, los márgenes son reducidos, el coste logístico es mayor y la base de clientes es limitada. Compiten mejor quienes pueden abarcar mercados ampliados; y aquí, sin digitalización, eso es casi imposible.

3. Cierre de negocios que actuaban como referentes

Cuando una empresa histórica baja la persiana, no solo desaparece un negocio: desaparece una cultura comercial. Nuestro propio cierre, como el de otros comercios locales, es parte de esa pérdida de referentes que antes marcaban el camino para las nuevas generaciones.

Factores externos que agravan la situación

1. Carreteras en mal estado

La red de carreteras del entorno —dependiente de distintas administraciones— lleva años con un mantenimiento muy deficiente. Esto afecta directamente al comercio:

  • Dificulta la llegada de turistas.
  • Complica el transporte de mercancías.
  • Resta atractivo a empresas que podrían instalarse aquí.

Si venir a Zalamea supone baches, desvíos y tiempos excesivos, se pierde competitividad.

2. Un impacto minero menor del esperado

Aunque la minería sigue siendo un motor económico, su impacto real en el comercio y en el empleo es limitado. La alta automatización, los perfiles técnicos y la reducción de personal respecto a décadas anteriores hacen que el efecto en el comercio local o la creación de puestos de trabajo estables sea mucho menor del previsto.

Digitalización: una necesidad, no una opción

El comercio que quiera sobrevivir necesita visibilidad digital:

  • Presencia actualizada en Google Maps.
  • Redes sociales activas.
  • WhatsApp Business para pedidos y atención.
  • Catálogos digitales o pequeñas webs.
  • Sistemas de pago electrónico modernos.

Esto no es futurismo: es lo mínimo para llegar a más clientes y competir.

Mirar más allá de Zalamea: la clave para que un negocio funcione

En un pueblo de nuestro tamaño, ningún negocio puede sostenerse solo con la clientela local. Quien emprenda aquí debe pensar en un mercado más amplio:

  • Entorno cercano.
  • Resto de la provincia.
  • Incluso ámbito regional o nacional en algunos casos.

La mentalidad debe cambiar: el cliente empieza en Zalamea, pero no termina aquí.

Un coworking como estrategia de atracción de emprendedores

Entendemos por coworking un espacio compartido de trabajo donde profesionales, autónomos y emprendedores pueden disponer de mesas, oficinas, conexión a internet y servicios comunes, pagando por su uso o a través de cesión temporal por parte de alguna administración. Su objetivo es ofrecer un entorno flexible, económico y colaborativo que facilite la creación de proyectos, la formación y el intercambio de ideas.

Su creación sería una herramienta importante. Un coworking con sala de formación homologada permitiría:

  • Atraer profesionales y autónomos.
  • Ofrecer cursos y talleres de herramientas digitales y empresariales.
  • Crear un punto de encuentro para emprendedores.
  • Reducir el aislamiento profesional que existe en pueblos pequeños.

Este tipo de espacio ayudaría a compensar la falta de mentalidad emprendedora y a generar nuevas iniciativas.

Qué negocios faltan en Zalamea: un estudio de oportunidades

Actualmente existen huecos de mercado evidentes:

1. Alojamiento en el casco urbano

No existe un pequeño hotel o hostal en el centro del pueblo.
Un alojamiento urbano complementaría a los rurales y permitiría:

  • Recibir turistas de paso.
  • Alojar visitantes de eventos culturales o familiares.
  • Ofrecer alternativas más prácticas que los alojamientos rurales.

2. Servicios de reparación e informática

Cada vez más vecinos necesitan:

  • Reparación de ordenadores, móviles y tablets.
  • Configuración de equipos.
  • Asesoramiento tecnológico.

No hay una oferta consolidada en este ámbito.

3. Comercio especializado y talleres artesanales

  • Productos gourmet o ecológicos.
  • Manualidades, artesanía o productos locales con valor añadido.
  • Reparación de calzado, electrónica o pequeños electrodomésticos.

4. Ocio, cultura y experiencias

  • Rutas guiadas.
  • Actividades deportivas en la naturaleza.
  • Cafeterías con identidad cultural.

5. Servicios para personas mayores

Con una población envejecida, hay demanda real de:

  • Servicios de movilidad y ejercicio.
  • Acompañamiento y cuidados.
  • Servicios de apoyo con tecnología.

Conclusión: un futuro posible, pero con cambios profundos

Zalamea la Real tiene dificultades evidentes:

  • Poca tradición emprendedora.
  • Falta de unidad empresarial.
  • Mantenimiento deficiente de las carreteras.
  • Impacto limitado de la minería.
  • Cierre de negocios históricos.
  • Ideas equivocadas sobre el comercio local.

Pero también tiene potencial. Si apostamos por la digitalización, por nuevas formas de atraer emprendedores y por negocios que cubran necesidades reales, Zalamea puede recuperar dinamismo sin perder su carácter.

Yo ya no tengo comercio, pero sigo creyendo que hay oportunidades para quien quiera apostar, siempre que venga con una mentalidad abierta, una estrategia clara y una visión que vaya más allá de nuestras fronteras.