El historiador nervense critica que se dé por probado que los habitantes del municipio fuesen los autores del suceso ocurrido el 25 de agosto del 36
El historiador nervense Miguel Ángel Collado ha salido al paso del estudio realizado por los investigadores Gilberto Hernández Vallecillo y Alfredo Moreno Bolaños sobre los sucesos acaecidos el 25 de agosto de 1936 en la cárcel de Salvochea (ahora El Campillo), desgranado por ambos autores a través de su artículo ‘El estigma rojo de la Cuenca Minera de Río Tinto: Salvochea, Agosto 1936’, publicado en TINTO NOTICIAS -El Periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-.
Tras conocer este estudio, en el que se reafirma el «relato tradicional» del franquismo sobre aquellos hechos, Collado, que ya publicó una investigación sobre tales sucesos en su tesis doctoral, con la que consiguió Sobresaliente Cum Laude, incide en que los documentos en los que se basan Hernández Vallecillo y Moreno Bolaños carecen de legitimidad o, cuanto menos, deben ser considerados «con la mayor de las cautelas».
Por un lado, el historiador nervense se refiere a los expedientes resultantes de los Consejos Sumarísimos a los que algunos salvocheanos fueron sometidos después de que su pueblo «cayera» en manos de los golpistas, expedientes «sesgados» y «adaptados a unos intereses políticos muy determinados e influenciados por unas circunstancias que, cuanto menos, deben ser tenidas en cuenta», sostiene Collado a través de este artículo, publicado también en este periódico.
En concreto, el historiador nervense argumenta, entre otros aspectos, que la mayoría de las declaraciones judiciales «repiten, casi literalmente, el mismo relato, circunstancia esta que evidencia que hay algo detrás de las mismas», señala, al tiempo que recuerda que «los acusados declaraban después de haber sido coaccionados y sin las más mínimas garantías de defensa» y que solían ser juzgados «por prácticamente todo lo que hubiera ocurrido en sus municipios, independientemente de que estuviera demostrada su participación en todos ellos».
De otro lado, el historiador nervense se refiere al resto de documentos utilizados por los autores del antes citado estudio: los textos aparecidos en la prensa provincial, las actas de los Plenos del Ayuntamiento de 1937 y las anotaciones del sacerdote de El Campillo en el libro de bautismos. «Tanto unos como los otros son producto de las consideradas víctimas de los rojos y, valga decirlo, reproducen la misma relación de los hechos que aparece en la documentación judicial», señala Collado, a lo que añade que la prensa de entonces «estaba sometida a censura militar, lo que significa la ausencia de cualquier versión que contradiga a la que podríamos denominar oficial».
Por todo ello, el historiador nervense ve obvio que, «en la medida de que se trata de versiones dadas por la misma parte, estos relatos no demuestran que los salvocheanos fueran los responsables del incendio de la cárcel». Lo único que evidencian, añade, es que «entre los afines a los alzados había unanimidad a la hora de culpabilizarlos de tal suceso», pero no que fuesen los responsables.
Con todo, «yo no voy a decir que no lo hicieran. No creo que sea posible hacerlo», agrega, pero añade un dato que apunta a que los autores del suceso pudieron ser los golpistas: «Salvochea fue bombardeada tanto por tierra como por aire», por lo que «es posible que una de aquellas bombas cayera en la cárcel, máxime cuando es de sobras conocido que sus habitantes huyeron del pueblo en aquellos mismos momentos y que se desconoce dónde cayeron los artefactos explosivos», defiende Collado.