Las principales organizaciones ecologistas de España ven “posible” un colapso de las balsas de lodo de la mina

Este 25 de abril se cumplen 20 años del vertido de Aznalcóllar, una de las catástrofes ambientales más graves ocurridas en España. Para enfatizar la importancia de esta efeméride, las principales organizaciones ecologistas de ámbito estatal, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF, han denunciado que en la actualidad se están generando riesgos similares a los que ocasionaron aquella catástrofe, provocada por la rotura de la balsa de residuos de la multinacional Boliden en la minas de Aznalcóllar, que liberó al cauce del Guadiamar 5,5 millones de metros cúbicos de lodos y 1,5 millones de metros cúbicos de aguas ácidas, con un alto contenido en metales pesados y otros elementos tóxicos.

Entre las advertencias que lanzan las cinco organizaciones citadas se encuentra una “catástrofe ambiental en ciernes, de consecuencias incluso peores”, a causa de un “posible” colapso de las balsas de lodos de la mina de Riotinto, algo que los ecologistas atribuyen a que la empresa Atalaya, propietaria de la explotación, “incumple de manera continuada desde hace más de tres años las condiciones de procesado de los lodos, contribuyendo aceleradamente al deterioro y la inseguridad de las presas que los retienen”.

Las mismas fuentes, que critican que la Junta de Andalucía está permitiendo la actividad minera de la empresa, indican, en concreto, que “Atalaya Riotinto está vertiendo los lodos a las balsas con un contenido líquido del 70 por ciento” pesa a que “las autorizaciones ambientales y mineras obligan a espesarlos por debajo del 50 por ciento”, lo que “acelera la posibilidad -añaden- de que los muros de las presas se fracturen”. Además, las organizaciones ecologistas señalan que “la empresa ni siquiera ha construido la planta de espesado de lodos prevista en las autorizaciones”.

Las cinco entidades antes referidas explican que “los vertidos se producen cerca de los muros de cerramiento de las balsas” y que “la acumulación de líquido, unido a las fuertes lluvias recientes, produce a su vez efectos de subsidencia que podrían dañar la base de estos muros”, a lo que se una “el hecho -añaden- de que dichos muros han sido recrecidos con técnicas y materiales similares a los que se usaron en la maltrecha balsa de Aznalcóllar”, lo que a su juicio “incrementaría el riesgo de rotura”.

Las mismas fuentes denuncian que “la Junta de Andalucía conoce estas circunstancias”, pues, “de hecho, en abril de 2016, la autoridad minera de Huelva acordó la paralización de la actividad de vertido de lodos por incumplimiento de las condiciones de espesado”, añaden. Sin embargo, según estas organizaciones, “en apenas tres semanas la Dirección General de Minas levantó esa paralización”, algo que, a juicio de los ecologistas, se produjo “sin que se cumplan las condiciones impuestas por ese mismo departamento en la autorización de reinicio de la actividad minera”.

Por último, desde Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF reclaman, tras alertar de “un importante resurgir del extractivismo minero en nuestro país” y de la “relajación de los controles administrativos y legales”, una aplicación estricta de las leyes que evite que catástrofes como la de Aznalcóllar vuelvan a repetirse en España. En este sentido, las organizaciones reclaman el desarrollo de una nueva ley marco que proteja el subsuelo del Estado.