Un manifiesto del reconocido escritor de Minas de Riotinto Juan Cobos Wilkins, autor de la exitosa novela que sacó del olvido el Año de los Tiros, ‘El Corazón de la Tierra, servirá como medida de presión ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que este organismo declare el 4 de febrero -fecha en la que se produjeron aquellos sucesos en Riotinto que pasaron a la historia como Año de los Tiros- como Día Mundial del Ecologismo.

El manifiesto, que se pondrá a disposición de las administraciones, organizaciones y ciudadanos durante las jornadas que Mesa de la Ría celebrará esos días para conmemorar el 130º aniversario de esa efemérides, es el siguiente:

El día 4 de febrero del año 1888 una multitudinaria manifestación pacífica reunió en la localidad de Riotinto (Huelva-España) a varios miles de personas en reivindicación de mejoras laborales, sociales y del fin de las teleras, un sistema de calcinación del mineral al aire libre contaminante hasta el punto de originar nubes tóxicas tan densas que, en pleno día, creaban una noche artificial. “¡Fuera los humos!” se escuchaba en sus voces. Y se demandaba dignidad laboral, justicia social y el fin de “la manta”, como popularmente era conocida la contaminación que, oscureciendo el sol, enfermaba a personas, contaminaba tierras y aguas, afectando a la agricultura y la ganadería y, en su proceso, desertizando el entorno. La manifestación, formada por mineros procedentes de la Cuenca Minera Onubense y agricultores y ganaderos de los pueblos cercanos, la componían hombres y mujeres de todas las edades y de su carácter pacífico es prueba la presencia de niños e incluso de una festiva banda de música. Los convocantes eran La Liga Antihumos y las nacientes agrupaciones sindicales.

A sangre y fuego fue disuelta la manifestación. Soldados del Regimiento de Pavía dispararon una, dos, hasta tres cargas directas y a pocos metros. Luego, a bayoneta calada, remataron a la multitud que huía despavorida. Nunca se supo el número de muertos. Las cifras oficiales fueron 13, y 48 heridos (niños entre las víctimas), pero es fácilmente deducible de lo expuesto que debió ser mucho mayor. En la memoria popular aquel dramático suceso quedó grabado como “El año de los tiros”. El eco de la tragedia llegó a la prensa y originó un debate en el Parlamento Español. Pero ningún tipo de responsabilidades judiciales o políticas se derivaron. Y el suceso fue borrado como si el mismo humo nocivo lo disolviera para la Historia.

Ha sido ya en el pasado siglo XX cuando escritores, investigadores, creadores, ciudadanos particulares o en colectivos, han puesto en el foco público “El año de los tiros”, removiendo la conciencia social sobre el lacerante hecho. También ha sido el tiempo en el que la sociedad civil de Huelva, pasados los espinosos años de la dictadura, se manifiesta y alza su voz reclamando un medio ambiente limpio, saludable. Las demandas de los manifestantes de 1888 requiriendo condiciones laborales justas, humanas, llevaban de forma latente un germen incipiente e inaugural de la primera reivindicación de salubridad humana en alianza con la actividad industrial y la naturaleza. Y de ahí podría derivarse, quizás aun sin saberlo sus malhadados protagonistas, el destello auroral, avant-garde, de lo que habría de ser y ha sido con el tiempo la toma de conciencia ecológica. Ejemplo y espejo de otras luchas en pro del respeto y el cuidado, es decir, de la imprescindible armonía entre la actividad del hombre y la naturaleza si se desea que futuro sea más que una palabra, más que un tiempo verbal, y se materialice en horizonte alcanzable y necesario.

Menos de dos años después de las huelgas obreras de Chicago, origen de la celebración del 1 de mayo como Día Internacional del Trabajo, acaecen los sucesos de “El año de los tiros”, su condición pacífica, popular, cívica, multitudinaria, con mineros, agricultores, ganaderos, con la existencia ya en 1888 de una Liga Antihumos y el acierto al fundir en un crisol los componentes de reivindicación laboral, de justicia social, con el hálito humano y lo que hoy, ya concienciados, denominamos medio ambiente, tan urgido de apoyo, respaldo y visibilidad -necesidades éstas a las que bien ayudan referentes y símbolos emblemáticos-, nos lleva a proponer el día 4 de febrero, fecha tan significada, como Día Mundial del Ecologismo.