«Viví una adolescencia bastante solitaria»

Alejandra Aguado, la protagonista nervense del documental ‘Orgullo Rural’, sufrió bullying y no pudo desarrollar su sexualidad de forma libre, pero a día de hoy se siente «muy orgullosa» de su pueblo

“Viví una adolescencia bastante solitaria”. Así lo asegura la nervense transexual Alejandra Aguado, una de las diez protagonistas que forman parte de ‘Orgullo rural’, el documental dirigido por Gele Fernández y Manuel Jiménez cuyo objetivo es visibilizar al colectivo Lgtbiq+ y que se estrenó el 28 de junio en el Foro Iberoamericano de La Rábida.

Alejandra Aguado es de Nerva y forma parte del colectivo Lgtbiq+, siglas que hacen referencia a lesbianas, gais, transexuales, trangéneros, bisexuales, intersexuales, queer y resto de identidades y orientaciones sexuales. Fue seleccionada para protagonizar este documental debido a su historia. “Contamos un poco nuestra historia, nuestra infancia, y ellos vieron interesante seleccionarme para participar en el proyecto”, postula en declaraciones a TINTO NOTICIAS -El periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-.

En Nerva tuvo sus épocas de “luces” y “sombras”, dice. El hecho de formar parte de este colectivo desencadenó en que sufriese bullying durante su adolescencia y no desarrollase su sexualidad de forma libre. Sin embargo, tuvo el apoyo de su madre y su familia y, a día de hoy, se siente “muy orgullosa” de su pueblo. “Se piensa que son pueblerinos y ya por eso son catetos, pero para nada. Nerva es un pueblo obrero, de izquierdas y diverso. La gente está a la altura y vive en el siglo XXI. Saben entender perfectamente las identidades residentes”, dice Alejandra.

Esta protagonista asegura ser consciente de su transexualidad desde que nació. “Cuando yo era chica, mi abuela me llevaba a la guardería y yo siempre iba a las cocinitas y cogía un trapo y me lo ponía en la cabeza diciendo que era mi pelo largo”, afirma. Sin embargo, no le puso nombre a lo que le ocurría hasta ver una entrevista de La Veneno. “Me di cuenta gracias a Cristina, La Veneno, de cómo se llamaba lo que me estaba pasando y, cuando no pude aguantar más, decidí contárselo a mi madre con naturalidad”, comenta.

Su experiencia en el documental ha sido “bastante buena” y se le ha tratado con respeto. Explica que “las preguntas han estado elaboradas desde el respeto y esto no es una tontería, porque muchas veces se nos trata desde un prisma morboso que, afortunadamente, no ha sido el caso”.

Gele Fernández, directora del documental junto a Manuel Jiménez, asegura que el proyecto, promovido por la Diputación Provincial de Huelva, se puso en marcha por la necesidad de visibilizar al colectivo. “Todo el mundo, por muy abiertos que seamos, tenemos nuestros prejuicios. Con este corto pretendemos mostrar la realidad y sacar la vida de estas personas independientemente de su identidad de género o su orientación sexual”, comenta.

La finalidad es que este corto se pueda utilizar como recurso educativo en los centros y asociaciones y que se pueda trabajar sobre él para evitar prejuicios.