La Junta de Andalucía, a instancias de la legislación estatal y europea, ha llevado a cabo una regulación del tratamiento de estos lodos
Al hablar de los beneficios de la valorización de los residuos es bastante común incidir sobre los efectos positivos que tiene en ámbitos como el medio ambiente, la reducción de la contaminación, la economía, e incluso, en el empleo, por la generación de puestos de trabajo que lleva consigo esta actividad. Sin embargo, pocos conocen los beneficios y la aportación que hace en la salud y el bienestar de las personas.
La aplicación agrícola directa de lodos de depuradora, o desechos orgánicos de animales (estiercol) puede afectar a la calidad de las aguas causando afecciones para la salud por esta vía a transmitir la contaminación incluso a los cultivos.
Aunque estos problemas de salud, pueden considerarse poco relevantes en países desarrollados como España, donde el tratamiento de los residuos está controlado por una estricta normativa, es de sobra conocido el empleo sin control que en ocasiones se ha hecho de los residuos orgánicos.
Para evitar estas prácticas, la Junta de Andalucía, a instancias de la legislación estatal y europea, ha llevado a cabo una regulación del tratamiento de estos lodos, que obliga a su tratamiento previo y prohíbe la aplicación directa en agricultura.
La solución a este problema está vinculada a un cambio de paradigma en la gestión futura de los residuos que pasa por procurar una menor acumulación de los mismos en pro de su correcta valorización y uso como materias primas.
Las administraciones están apostando, actualmente, por nuevas plantas de tratamiento enfocadas a inertizar los residuos, eliminando cualquier posible riesgo para la salud.
Se trata de fomentar la implantación de los procesos biológicos y naturales que den una segunda vida a los residuos de una forma sostenible basada en la economía circular para fabricar fertilizantes y suelos que permitan una mejora del medioambiente y la sostenibilidad. Según los expertos en la materia, este es, sin duda, el futuro al que se avanza para seguir garantizado un mundo más habitable a las próximas generaciones.