La escuela de las Hermanas Cossettini de Argentina protagonizan el acto organizado por la Asociación de Mujeres Zenobia y la Casa Museo del Nobel
La asociación de mujeres “Zenobia” y la casa museo del Nobel conmemoraron este miércoles 5 de marzo el 109 aniversario de la boda entre Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí con una ofrenda floral y un recital de poemas en homenaje a la esposa y principal colaboradora del Andaluz Universal, así como con la presentación del cuaderno juanramoniano que analiza la relación del matrimonio con la escuela de las Hermanas Cossettini, una singular experiencia de educación activa desarrollada en Argentina.
El alcalde de Moguer y presidente de la Fundación del Nobel, Gustavo Cuéllar, y la presidenta de la asociación “Zenobia”, Pepi Caeiro, abrieron el programa conmemorativo depositando un ramo de flores amarillas a los pies de la estatua de la esposa del Nobel, antes del recital de poemas que amenizó a la guitarra el propio Cuéllar, y la actuación del coro de la asociación de mujeres que puso complemento musical a una intensa tarde dedicada a recordar al matrimonio Jiménez, que contrajo matrimonio el 2 de marzo de 1916 en Nueva York, una efeméride que cada año se pone en valor desde la propia asociación Zenobia y la casa-museo del poeta.
El programa de actividades continuó con la presentación del Cuaderno Juanramoniano nº 7 “Juan Ramón Jiménez y la escuela de las Hermanas Cossettini”, un trabajo de Maria Silvia Serra y Javiera Díaz que nos acerca a esta singular experiencia de escuela activa que se desarrolló en la región pampeana argentina, y que visitó personalmente el matrimonio Jiménez en agosto de 1948 quedando ambos fascinados con la experiencia.
El director de la Fundación, Antonio Ramírez presidió junto a Cuéllar la presentación de este trabajo en el que los autores abordan este singular encuentro desde una perspectiva que combina miradas pedagógicas, políticas y estéticas, recopiladas a través del estudio de los cuadernos escolares del alumnado y de los diarios de sus maestras, así como de documentos de prensa y correspondencia del archivo pedagógico de este proyecto educativo que desarrollaron entre 1935 y 1950 las hermanas Olga y Leticia Cossettini.
Esta experiencia que tuvo lugar en la ciudad de Rosario supuso toda una innovación para la época, ya que los estudiantes eran considerados el centro del aprendizaje, y en sus aulas reinaban el arte, la música y la creatividad en un contexto donde primaban la serenidad y bienestar, de ahí su nombre de Escuela Serena.
En esta escuela, la alegría y lo espontáneo eran bienvenidos y las aulas se convertían en talleres y laboratorios, abriendo las inquietudes artísticas del alumnado y entablando vínculos con toda la comunidad, un centro formativo al que concurrían los hijos de obreros, pescadores, comerciantes de clase media y también familias acomodadas, en un extraordinario ambiente de complicidad educativa.
La enorme importancia que tuvo para esta Escuela Serena la obra “Platero y Yo” de nuestro Nobel, sobre la que el alumnado rosarino realizó decenas de actividades, entablándose una extraordinaria complicidad entre el simpático borriquillo protagonista y los niños y niñas, inspiraron la visita que el matrimonio Jiménez realizó a esta experiencia pedagógica, sin duda una de las más singulares e integradoras de la historia.