Un estudio del Centro de Astrobiología sostiene que estos microorganismos obtienen energía sin luz solar

Un estudio liderado por el Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA) ha detectado por primera vez la presencia de cianobacterias vivas en el subsuelo profundo (a más de 600 metros de profundidad) del macizo rocoso de la Faja Pirítica Ibérica, zona en la que nace el río Tinto, considerada por la astrobiología como un análogo terrestre de Marte.

Estas cianobacterias parecen aprovechar una “válvula de seguridad” natural que en la superficie sirve para protegerlas del exceso de luz y, paradójicamente, el mismo sistema se activaría en las condiciones de oscuridad y anoxia presentes en el subsuelo profundo, permitiéndoles obtener energía independientemente de la luz.

Así lo han comunicado desde el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), tras lo que ha explicado que las cianobacterias son microorganismos fotosintéticos muy versátiles que habitan en la mayoría de los ambientes, desde sistemas marinos hasta desiertos extremadamente áridos. Sin embargo, hasta ahora, su rango ecológico parecía estar restringido a ambientes con presencia al menos ocasional de luz solar.

En el nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y realizado en el marco de los proyectos Advanced Grant del Consejo de Investigación Europeo (ERC) y RETOS-MINECO español, se presentan evidencias moleculares, microscópicas y metagenómicas del predominio de cianobacterias en el subsuelo.

Las muestras analizadas fueron obtenidas mediante la realización de dos perforaciones dentro del proyecto IPBSL (Iberian Pyrite Belt Subsurface Life, vida subterránea en la Faja Pirítica Ibérica-FPI), proyecto realizado por el CAB entre 2010 y 2015 con el objetivo caracterizar la geomicrobiología de los ecosistemas profundos de la FPI.

Durante las perforaciones, los testigos extraídos fueron analizados con el sistema ‘SOLID-LDChip’, un biochip detector de signos de vida que se desarrolla actualmente en el CAB para la exploración planetaria. Los investigadores detectaron desde el primer momento indicios inmunológicos de la presencia de cianobacterias.

El resultado inicial de los análisis fue confirmado posteriormente por otras técnicas, como la secuenciación del gen ARN ribosomal 16S extraído de las rocas analizadas y la visualización de las cianobacterias mediante microscopia con sondas fluorescentes específicas.

Posteriormente, la secuenciación de dos metagenomas (conjunto de genes de una muestra ambiental) a diferentes profundidades, 420 y 607 metros, ha permitido a los investigadores confirmar definitivamente la presencia de cianobacterias. El análisis de la gran cantidad de genes de cianobacterias encontrados ha permitido dilucidar su potencial para utilizar hidrógeno como fuente de energía.

En definitiva, los resultados del estudio sugieren que las cianobacterias pueden jugar un papel “muy importante” como productores primarios dentro de la biosfera profunda de la Tierra.

Además, según han indicado, este nicho ecológico, hasta ahora desconocido, pone de manifiesto la gran versatilidad de las cianobacterias, uno de los microorganismos más antiguos del planeta, al tiempo que permite plantear nuevos modelos sobre su origen y evolución, así como la presencia de organismos similares en biosferas actuales o primitivas en otros planetas o lunas.