Atalaya Mining emplea las rocas estériles de la mina para construir infraestructuras

La economía circular es un concepto cada día más presente en nuestras vidas y parece que ha llegado para quedarse. Surge, dicen, como una alternativa sostenible para dar respuesta a la excesiva demanda de materias primas y recursos naturales que precisa la población mundial para continuar su desarrollo, pero también como un arma en la lucha contra los problemas de abastecimiento entre países y contra el cambio climático.

Se trata, por tanto, de una respuesta al actual modelo de producción lineal. Y es una apuesta, según sus defensores, basada en la eficiencia y en la gestión sostenible de los recursos y su valorización para evitar el exceso de presión sobre los ecosistemas.

La Unión Europea ha puesto este nuevo paradigma en el centro de su política de desarrollo con la puesta en marcha de un Plan Estratégico de Economía Circular, lo que ha llevado a todos los gobiernos de los países europeos, incluido el de España, a ir adaptándose a este nuevo marco basado en una transición progresiva hacia un modelo más sostenible.

En la provincia de Huelva, la economía circular tampoco ha pasado de largo y son muchas las entidades y administraciones que están apostando por la misma. Es el caso de la Diputación de Huelva, que incluye un apartado completo dentro del Plan Estratégico Provincial en el que resalta la necesidad de la coordinación público-privada en materia de recursos, productos y residuos, la creación de un marco local para apoyar el cambio hacía una economía eficiente, la reducción del consumo excesivo y la generación de residuos, la reducción del depósito en vertederos y la investigación para la valorización de los residuos en nuevos productos.

Esta nueva concepción de la economía es vista por muchos como una nueva oportunidad para algunos de los problemas congénitos que arrastra la provincia. Es el caso de los espacios degradados por los incendios forestales o por las antiguas minas que no fueron restauradas y que hoy afectan a algunos cursos fluviales, de modo que entienden que invertir en un modelo sostenible puede aportar soluciones basadas en la I+D+i que permitan avanzar hacia la recuperación de los ecosistemas degradados y a su vez generar empleo de alto valor añadido y sostenible a largo plazo.

Además, ofrece la posibilidad de apostar por nuevos sectores productivos basados en la eficiencia y en el uso de energías limpias. Sin embargo, la verdadera oportunidad radica en que las grandes empresas e industrias provinciales pueden adaptar sus procesos a esta nueva realidad, avanzando hacia la sostenibilidad y hacia un mayor compromiso con el futuro.

Así lo han entendido algunas de las empresas más importantes de la provincia, como es el caso de Atlantic Copper, que está embarcada en la construcción de una nueva planta proyectada bajo los principios de la economía circular, o Atalaya Mining, que está empleando las rocas estériles de la mina para construir infraestructuras, evitando el uso de nuevos recursos y minimizando la generación de escombreras.

La economía circular es, por tanto, entendida por muchos como una base sobre la que construir un futuro más verde, sostenible y justo para todos.